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UN DÍA DEL TRABAJO CON MILLONES SIN TRABAJO

La perspectiva oficial nos dice que en este día celebramos todo lo que este país ha conseguido por el esfuerzo y el sacrificio de sus trabajadores.

El Día del Trabajo puede ser visto desde muchas perspectivas. Los políticos lo utilizan para emitir discursos con el fin de ganarse el apoyo y el voto de los sindicatos, los comerciantes para motivar a la gente a comprar, y los medios de comunicación para hacer que la gente vea deportes y tome cerveza.

La perspectiva oficial nos dice que en el Día del Trabajo celebramos todo lo que este país ha conseguido por el esfuerzo y el sacrificio de sus trabajadores. El éxito económico de este país, así como los valores que persigue, son fruto del trabajo. Por su parte, los sindicatos y los trabajadores organizados nos dicen que en el Día del Trabajo recordamos las luchas de la clase trabajadora para conseguir los derechos de los que ahora disfrutamos, como es el salario mínimo, la jornada de 8 horas, el pago por horas extras, la no discriminación por sexo o raza, los beneficios de tener un plan médico y de retiro, etc.

En los Estados Unidos aunque no es muy claro quién fundó esta tradición, sí sabemos que se desarrolló bajo la iniciativa de las uniones de trabajadores: maquinistas, carpinteros y trabajadores en general, y que se celebró por primera vez el 5 de septiembre de 1882.

Es muy interesante observar que “Labor Day” en Estados Unidos se celebra el primer lunes de septiembre, mientras que en Latinoamérica se celebra el 1 de mayo, aun cuando la celebración latinoamericana conmemora la lucha de los trabajadores de Chicago.

En este año tenemos poco que celebrar en “Labor Day”. Estamos pasando por una de las crisis económicas más severas que han dejado a millones de trabajadores en la calle. El desempleo supera en algunas regiones de California el 20%, cifra que no se había visto desde hace muchos años. Abrir la página de ofertas de trabajo de los periódicos es deprimente. Y como siempre, los más afectados son los más pobres: los inmigrantes, especialmente los que no tienen un “status legal”; los campesinos, para quienes este año ha sido terrible, algunos han fallecido a causa de la deshidratación; los niños que trabajan en el campo en el país más rico del mundo; los jornaleros que día a día esperan en los estacionamientos de las tiendas de materiales de construcción y que no cuentan con ningún tipo de prestación de los que los emplean. Y qué decir de los millones de trabajadores que aunque tienen un empleo no saben si lo van a perder mañana. La incertidumbre en el empleo se ha vuelto la pesadilla para muchas familias.

Toda esta realidad nos pide que suavicemos nuestros corazones para que a través de la solidaridad y de la ayuda mutua organizada podamos construir una sociedad más justa. Desde nuestra espiritualidad cristiana podemos encontrar algunas pistas que nos ayuden en las actuales circunstancias a darle un sentido al Día del Trabajo.

Hay un documento del Concilio Vaticano II que nos enseña los valores que los cristianos defendemos cuando hablamos del tema del trabajo. El documento se llama “Constitución pastoral sobre Iglesia en el mundo actual”, y sus aportes principales respecto a nuestro tema podemos sintetizarlos en los siguientes puntos

1. EL TRABAJO ES UN DERECHO Y UN DEBER

A la sociedad le corresponde proveer a todos un trabajo suficiente de manera que el salario percibido posibilite una vida digna en lo material, social, cultural y espiritual para las personas y las familias. Pero es un deber, pues cada persona con su trabajo contribuye al bienestar de todos. San Pablo lo decía con firmeza: “El que no trabaja que tampoco coma”, por supuesto, teniendo en cuenta que no todos pueden conseguir un trabajo.

2. LA ACTIVIDAD HUMANA ESTÁ POR ENCIMA DE LA PRODUCTIVIDAD

Debemos reconocer que el trabajo es más importante que todos los otros elementos que conforman la actividad económica de una sociedad. Es más importante que el dinero, la producción o los sistemas económicos, pues el respeto al ser humano permite la organización de los otros elementos que están involucrados en la cadena productiva. No es más importante la productividad que el respeto a la maternidad, o no se justifica, el trabajo de los menores especialmente si está afectando su educación formal o su sano desarrollo infantil.

3. TRABAJO DE ACUERDO A LAS PROPIAS CUALIDADES

La sociedad debe ayudar para que las personas reciban la capacitación suficiente para ejercer el trabajo que les ayude a sentirse realizadas. Es cierto que todo trabajo es digno o más bien que ningún trabajo por humilde que sea debe ser considerado indigno, excepto aquellos que atentan contra la persona, sin embargo, es muy importante que se dé a todos la oportunidad para aprender y desarrollar destrezas, para que cada persona responda al llamado de Dios a sentirse felices con su trabajo.

4. PROMOVER LA PARTICIPACIÓN DE TODOS EN LA GESTIÓN DE LOS LUGARES DE TRABAJO

Este no es un principio socialista sino de una sana democracia. Las personas van a trabajar de manera más eficiente si se sienten parte del proceso de toma de decisiones. Se reconoce que las leyes deben proteger el derecho a la inversión y a la seguridad en la propiedad, pero esto no está en contra de que también el trabajador se sienta parte de la empresa o de la sociedad para la que trabaja. En el cuidado de la fuente de trabajo hay una motivación muy importante para cumplir las propias responsabilidades.

5. EL TRABAJO SANTIFICA

Además de ser una forma de sustento y de realización humana, el trabajo es fuente de santificación. Asociado a la cruz y resurrección de Jesucristo, contribuye a la obra de la redención.

Jesús trabajó con sus propias manos, ejerció un oficio y de esta manera nos enseñó que el trabajo ya no es un castigo al pecado original, sino es una fuente de santificación y una forma de ofrenda y alabanza. Lo que hacemos con nuestras manos contribuye a la obra de la creación. Somos co-creadores en la medida en que dejamos que Dios continúe su obra creadora por nuestro esfuerzo y por el sudor de nuestra frente.

CONCLUSIÓN

La Iglesia propone a todas las personas de buena voluntad valores que contribuyen al bien común. Que en este Día del Trabajo nos demos la oportunidad de conocerlos y de compartirlos. De esta manera estaremos contribuyendo a que el próximo “Labor Day” estemos todos un poquito mejor.

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