EN APOYO A QUIENES SUFREN DOLENCIAS

EN APOYO A QUIENES SUFREN DOLENCIAS

(fOTO: Durante el ‘Día Mundial de los Enfermos’, personas con enfermedades y algunos de sus cuidadores se reunieron en la Catedral para recibir el Sacramento de Unción de los Enfermos a manos del Arzobispo Gomez y Obispos Auxiliares. / Victor Alemán

Una multitud se reúne en la Catedral angelina para recibir el Sacramento de Unción de los Enfermos

Por MÓNICA LIMÓN

En una demostración de profunda fe en Dios, cientos de personas enfermas, mayores o que cuidan a algún enfermo se reunieron en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles para recibir el Sacramento de Unción de los Enfermos a manos del Arzobispo José H. Gomez y Obispos Auxiliares allí reunidos.  La celebración religiosa, en la que participó la Asociación de la Orden de Malta Occidental, se realizó en cumplimiento del vigésimo sexto Día Mundial de los Enfermos y coincidió con la festividad de Nuestra Señora de Lourdes.

Ya sea caminando, en silla de ruedas o ayudados por otra persona, los fieles que se dieron cita en el templo religioso llegaron con la intención de escuchar un mensaje alentador que les permita sobrellevar su pena y ser ungidos con el aceite bendito a manos de los sacerdotes.

“Durante el Día Mundial de los Enfermos pedimos la intervención de nuestra Bendita Madre por todos aquellos que sufren en cuerpo, en mente, en espíritu o en alma -los que están enfermos y los que están discapacitados; aquellos que enfrentan una enfermedad terminal”, dijo el Arzobispo Gomez. “Oramos también por aquellos que asumen la hermosa responsabilidad de cuidar a sus seres queridos. El esposo que cuida de su esposa enferma. Los hijos e hijas que cuidan de sus  padres ya viejos. Los padres que cuidan de un niño con necesidades especiales”.

La homilía estuvo a cargo del Obispo Auxiliar Robert Barron, de la región pastoral de Santa Bárbara, quien habló de un problema de salud que casi le costó la vida. El religioso indicó que durante su prolongada estancia en el hospital recordó un libro en el que el autor exhorta dedicar a Dios nuestra creatividad, talentos y logros, para que todo lo que realicemos sea en Su Gloria.

“Pero [el autor] también dice -y esto no lo entendí sino hasta el momento en que estaba en el hospital- que debemos entregar a Dios nuestra pasividad. Más tarde que temprano todos enfrentaremos enfermedades, debilidades, pérdida, sufrimiento y desaliento, y todo esto también se le debe entregar a Dios. Es decir, cuando nos rendimos ante Dios, cuando hemos agotado todo en nuestro interior, es cuando Dios puede realizar su labor dentro y a través de ti, para tu beneficio o el de los demás”.

Uno de los asistentes a esta solemne misa fue Arlene García quien trajo a su pequeña Leah García de 12 años de edad quien sufre de escoliosis. Al concluir la misa, García habló con VIDA NUEVA sobre el propósito de su asistencia a la Catedral de Los Ángeles. Comentó que Leah se sometería a una complicada operación que consiste en abrirle la espalda desde el cuello hasta el coxis para colocarle clavos, cables y tornillos en toda la espina dorsal, lo que quizá le ayude a mantenerse erguida. García refirió que la enfermedad de Leah ha empeorado con los años y por eso es necesaria esa intervención quirúrgica.

“Dese luego que hoy vinimos a pedirle a Dios que la cirugía salga bien.  Pero lo que ha sido más difícil para mí es aceptar la presencia de Dios. Por eso lo que el padre dijo me llegó profundamente”, explicó la joven madre. “Nos dijo que debemos entregar a Dios nuestro sufrimiento, nuestras debilidades. Esa es la parte que me cuesta más trabajo, porque aunque sé que Dios tiene el control de todo, me es difícil liberarme de ese papel protector, porque yo he sido la que hace todo por ella. Pero he llegado al punto de comprender que todo está en las manos de Dios y que se hará Su voluntad”.

A esta celebración religiosa también asistió Yolanda García Flores, originaria de México, quien explicó que padece de ansiedad y depresión tras haber sufrido un accidente que le provocó problemas en la espalda, por lo que sufre de dolor crónico y de una discapacidad física.

“Vengo con mucha fe y esperanza porque este dolor de espalda no me permite llevar una vida normal. No puedo trabajar ni hacer los quehaceres de mi casa. Esto me deprime mucho”, comentó García Flores. “He recibido tratamientos, tomado medicamentos. Nada sirve. Ahora vengo ante Dios con la esperanza de una sanación completa”.

La Unción de los Enfermos es uno de los siete Sacramentos de la Iglesia Católica, como son el Bautismo y la Confirmación. Este sacramento consiste en ungir a las personas enfermas con el Aceite Bendecido. Al administrar el sacramento, el sacerdote sumerge el dedo pulgar en el Aceite Bendecido, unge a la persona en la frente y las palmas de la mano, mientras dice las siguientes palabras: “A través de esta unción bendita que el Señor y su Amor y Misericordia te ayuden con la gracia del Espíritu Santo. Que el Señor que te libera de tus pecados te salve y te levante”.

Durante el servicio religioso estuvieron presentes monjas de la  Asociación de la Orden de Malta Occidental, quienes entregaron a los feligreses pequeñas botellas llenas de agua bendita de Nuestra Señora de Lourdes. VN

Share