VIRGEN DE GUADALUPE: TESTIMONIOS DE FE, GRATITUD Y ALIVIO

Es diciembre y la Navidad está muy próxima. Sin embargo, para la comunidad hispana la fiesta decembrina empieza desde el 12 de diciembre, cuando se celebra el Día de la Virgen de Guadalupe, iniciando así unas semanas de dar y recibir paz, amor y armonía, que para todo buen católico se complementa con la bendición misma de la Madre de Todos los Pueblos Latinoamericanos.

En una tarde con un aire frío moderado, llega hasta la imagen de la Guadalupana -ubicada en la Placita Olvera-, la familia Trujillo desde Texas; un poco después, el Grupo Michoacán se acerca al altar con sus instrumentos musicales para ofrecer su canto a la Virgen Morena.

Mientras tanto, como lo hace todos los domingos, Rosa Guerra se arregla desde temprano para ir a agradecer a su Virgen amada por los favores concedidos.

Cada uno de ellos, comparten con VIDA NUEVA sus testimonios de fe, gratitud y alivio.

FAMILIA TRUJILLO, VISITANDO DE AUSTIN, TEXAS

“Yo creo en ella porque en el momento más difícil de mi vida, sentí que se manifestó ante mí y desde entonces, nunca más me he sentido sola, rechazada o triste. Sé que ella está conmigo y mi fe en ella me fortalece”, asegura Esperanza Rayas de Trujillo, quien junto a su familia llega hasta al altar de la Guadalupana en la Placita Olvera, como una promesa de visitar a la Virgen cuando anduvieran de vacaciones por el Sur de California.

“Allá en Austin (Texas) hemos visto este altar en la televisión cuando hacen las Mañanitas a la Virgen y me emociono mucho…Ahora que estoy aquí parada ante ella, siento una gran alegría”, afirma Esperanza, mientras que su esposo Raúl Trujillo y sus hijos Raúl y Joshua observan con mucha curiosidad todas las ofrendas, desde flores, veladoras y medallitas que adornan el altar de la Guadalupana.

“Ya podemos seguir nuestro paseo con toda tranquilidad; ya vinimos aquí, saludamos a la Virgen y nos vamos muy contentos y agradecidos por su inseparable compañía”, asegura Esperanza, originaria de Dolores Hidalgo, Guanajuato.

GRUPO MICHOCÁN, UN CANTO DE AGRADECIMIENTO

El grupo Michoacán está integrado por Toñita Carranza (voz y guitarra), Claudio Mondragón (voz y violín) y Carmelo García (voz y guitarra). Han venido ante la Virgen de Guadalupe no sólo a agradecer por tantas bendiciones, sino que a pedir la oportunidad de participar en la tradicional “Mañanitas” que cada 12 de diciembre le ofrecen a la Virgen Morena.

Para Toñita es la mejor oportunidad de cumplirle una manda a su Virgen consentida, pues su testimonio de agradecimiento es tan fuerte que se le ilumina el rostro sólo al mencionarla: “Yo le agradezco a la Virgen de Guadalupe por velar por mi mamá que se enfermó de cáncer y a pesar de lo difícil y riesgoso de esta enfermedad, mi mamá está estable”, asegura Toñita, quien además vino a recibir una bendición para su guitarra.

“Mi madre es mi inspiración para cantar y para toda mi música. Por ella puedo cantarle a la Virgen y eso me hace muy, pero muy feliz”, asegura.

Claudio Mondragón a su vez, le reza a la Virgen y le agradece por haber llegado con bien a Estados Unidos en donde radica desde hace cinco años.

“Yo le pedí que iluminara mi camino y llegar con bien hasta esta tierra en donde gracias a Dios estoy haciendo lo que más me gusta, mi música”.

Y Carmelo García nos da un ejemplo muy palpable de su fe: “Yo tengo una imagen de la Virgen de Guadalupe a la entrada de mi casa… Cuando salgo, le pido que me lleve con bien y cuando regreso, le agradezco profundamente que llegué a mi casa sano y salvo… Y esto es todos los días, para mí es parte de mi vida y me hace muy feliz tener su imagen en mi hogar”, asegura.

El Grupo Michoacán tiene su propio repertorio de música regional mexicana, y por su parte Toñita está preparándose para una producción dedicada a alabanzas que espera compartir con el público católico.

ROSA GUERRA, UN TESTIMONIO DE FORTALEZA

A una mujer luchadora, fuerte y decidida como Rosa Guerra, su fe tiene que ser inquebrantable y así lo es cuando habla de su amor incondicional por la Virgen de Guadalupe.

Emigró a Estados Unidos hace ya diez años y desde que salió de su natal ciudad de México, se encomendó a la gracia de la Guadalupana.

“No me ha fallado… Como muchas mujeres migrantes he tenido pruebas muy difíciles que con la ayuda de mi fe en la Virgen he superado”, afirma.
Rosa se ha convertido en una organizadora social que ayuda a miembros de la comunidad a salir adelante en situaciones tan variadas que van desde información para ciudadanía, hasta clases informativas de la Ley AB60 que permitirá a muchos migrantes obtener su licencia de conducir.

“Todos los días escucho historias diferentes, algunas de personas desanimadas, otras con mucha ilusión de salir adelante y en medio de todo, estoy yo con mis propias metas profesionales”, afirma Rosa, o Rosy, como muchos de sus compañeros y amigos la llaman familiarmente.

“Yo me siento bendecida con mi fe porque en ella he encontrado la fortaleza para levantarme de mis propias penas y poder ayudar a mi comunidad también a seguir luchando por una vida mejor en este país”, concluye. VN

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