UNA LLAMA QUE NO SE APAGA.-A doce años de su fallecimiento, el líder campesino César Chávez sigue vivo en el movimiento sindical y en el corazón de sus seres queridos
Al cumplirse un aniversario más de su desaparición física, personas allegadas a César Chávez recuerdan al ser humano que albergaba al líder latino más prominente de Estados Unidos.
César Chávez falleció el 23 de abril de 1993 en Arizona, la misma tierra que lo vio nacer, a los pocos días de haber iniciado uno de sus acostumbrados ayunos para “limpiar su cuerpo y alma”, como él mismo lo definía. Tenía 66 años de edad y se encontraba en San Luis testificando en un caso de demanda que el Rancho Bruce Church había entablado contra la Unión de Campesinos.
Su muerte dejó un gran vacío en la pequeña comunidad de Nuestra Señora de La Paz en Keen, California, donde vivió sus últimos 22 años. La lucha de este campesino autodidacta duró más de tres décadas, dejando profundas huellas en el camino.
En una ocasión su hijo, Paul Chávez, comentó: “Mi padre fue una persona muy humilde y sencilla. Asistí a varios eventos donde presidentes, políticos y líderes le entregaron reconocimientos y premios y también llegó a conocer al Papa, pero a pesar de eso, nunca dejó de ser un humilde campesino ni nunca olvidó de dónde provenía. Se sentía tan cómodo con políticos o presidentes como con cualquier campesino. Él no veía diferencia. Así me gustaría que se le recordara como un hombre sencillo que luchó por el bienestar de los campesinos y trabajadores en general, ya que él mismo vivió en carne propia las condiciones laborales de los trabajadores que más sufren”.
En tanto que la viuda, Helen F. Chávez, rememoró: “Cuando nos casamos en los años 40, César llegaba de los cultivos a la casa, después de un día muy duro de trabajo y a veces con maltratos y siempre con una paga muy baja, y me decía, ‘alguien tiene que hacer algo. No quiero que mis hijos tengan que pasar por esto’. Años más tarde me preguntó si yo lo apoyaría si él trataba de organizar a los trabajadores del campo. Yo le dije que tenía mucha fe en él y que sabía que lo lograría”.
Ya se cumplen doce años de la partida de este líder y son miles las personas que aún siguen sus pasos, entre ellos su yerno y leal apoyador, Arturo Rodríguez, actual presidente de la Unión de Campesinos. VIDA NUEVA lo entrevistó.
VIDA NUEVA: ¿Cómo era César Chávez como hombre de familia, más allá del líder?
ARTURO RODRÍGUEZ: Él tuvo 8 hijos y alrededor de 33 nietos. Para César su familia era muy importante, y aunque siempre estaba muy ocupado, yendo a diferentes lugares, había ciertos días festivos como por ejemplo Navidad, que él compartía totalmente con nosotros siguiendo una tradición. Primeramente hacíamos tamales y él participaba; en la noche íbamos todos juntos a misa y luego llegábamos a la casa de él y su esposa Helena. César se encargaba de repartir los regalos y les recordaba a los niños que aunque eran obsequios pequeños, ellos tenían que estar agradecidos porque hay muchas familias pobres que no pueden darles regalos a sus hijos. César disfrutaba mucho este momento con la familia. También, para el día de Pascua, íbamos juntos a misa en la mañana y toda la familia llegaba a la casa de ellos, escondíamos los huevos y los niños los buscaban, comíamos juntos y luego jugamos béisbol y César andaba bateando con nosotros.
V. N.: ¿Cuál es el legado que dejó en el movimiento laboral?
A. R.: Estableció la Unión de Campesinos para nosotros, logrando metas increíbles. La Unión era también su familia. Cuando él empezó a organizar gente en 1962, nadie pensaba que los trabajadores del campo podrían formar y establecer un sindicato fuerte. Anteriormente hubo muchos grupos que unieron esfuerzos para iniciar el movimiento y todos fracasaron. Entonces él lo estableció de una manera muy diferente, decidió que no solamente podíamos tratar con los asuntos del trabajador en el sitio del trabajo, sino también y al mismo tiempo, movilizarnos a otros lugares, yendo por ejemplo casa por casa y hablar con ellos, darles confianza, reunir grupos pequeños para discutir este asunto, y ver juntos cómo hacer los cambios para mejorar la situación de los trabajadores. La realidad es que el único grupo que puede hacer este cambio son los campesinos mismos. No podemos depender de alguien más que va a venir y hacerlo por nosotros.
V.N.: ¿De qué manera está presente entre sus seres queridos?
A.R.: Tanto en la familia como en la Unión, todavía él juega un papel muy importante. Siempre pensamos en su filosofía, acciones, en su obra, sus enseñanzas, sus dichos; siempre revisamos sus discursos para analizar qué es lo que César estaba tratando de decirnos. Cuál era su pensamiento y su manera de establecer una organización tan fuerte. Nadie puede imitar lo que él hizo, pero en muchas ocasiones usamos sus ideas, pensamientos, puntos de vista, para tratar de visualizar cómo vamos a tratar los asuntos presentes.
La familia participamos en todos los eventos que podamos relacionados a su cumpleaños, aniversario de su fallecimiento, etc. Muchos de sus hijos y nietos también siguen trabajando para el movimiento y algunos tiempo completo, involucrados en muchas de las actividades, no sólo de la Unión, sino del movimiento.
César no sólo formó la Unión, sino al mismo tiempo otras organizaciones, como el Centro Campesino Nacional, que es una organización no lucrativa que se enfoca en asuntos muy importantes para la comunidad, como viviendas de bajos ingresos y están haciendo proyectos como esos a través de Estados Unidos. También hemos establecido una cadena de radiodifusoras que se llama Radio Campesina a través de California, Washington y Arizona.
V.N.: ¿Cómo lo conoció?
A.R.: Oí hablar por primera vez de César Chávez a voz de un sacerdote que apoyaba las marchas de los campesinos. Cuando empecé fue en Michigan y lo hice como miles de otros, apoyando los esfuerzos de César en los boicots a la lechuga, las uvas, el vino Gallo. Después entré en la Unión de Campesinos en 1973 trabajando tiempo completo y cerca de César aprendí sobre la filosofía de la no violencia, del sacrificio y del servicio por los demás. En 1975, me escogió para trabajar en las campañas de organización de los trabajadores del campo, y desde ese tiempo he sido organizador.
Pasé a ser parte de la familia Chávez cuando me casé con una de sus hijas, Linda, en el 73. La conocí cuando ellos salieron en huelga y vinieron a trabajar junto con nosotros en un boicoteo en Detroit, Michigan. Entonces establecimos una relación y nos casamos en marzo del 74; tuvimos tres hijos y ella falleció hace cuatro años.
V.N.: Sabemos que él era un hombre de profunda fe religiosa. ¿Qué papel jugó la religión en César y en el movimiento sindical de los campesinos?
A.R.: Efectivamente, César y Helena son personas de fe. Siempre iban a la iglesia y estaban en las diferentes ceremonias. Para él la religión era una parte muy importante de la vida. Teníamos una tradición de que para cada marcha o protesta que hacíamos, cargábamos la bandera de la Virgen de Guadalupe. Esto era algo muy importante para nosotros. Además, en su oficina él tenía una estatua de la Virgen de Guadalupe y otra de San Francisco, porque también creía mucho en este santo, protector de los animales. César era vegetariano y lo relacionaba con los animales. En el jardín de la que fue su casa, todavía está la estatua de San Francisco. Su viuda aún vive en esa casa en el pueblo Keern, localizado como a media hora al norte de Mojave, al sur de Bakersfield.
V.N.: ¿La muerte de César Chávez afectó la labor de la Unión de Campesinos?
A.R.: A nosotros nos afectó mucho, era nuestro líder y la inspiración para todos. Sin embargo seguimos trabajando y logrando éxitos en las campañas, consiguiendo contratos nuevos y tratando de representar a los trabajadores, no nomás en el campo, sino también ganando asuntos políticos a nivel nacional. Ahora estamos en una lucha grande para obtener reformas migratorias en las leyes de Estados Unidos que afectan a los inmigrantes en el campo y en otras industrias. Esperamos que este año logremos esta nueva ley, que no se trata de amnistía; se trata de la ley “A jobs” con la cual los trabajadores van a poder calificar fácilmente para legalizar su situación. Simplemente tienen que mostrar que trabajaron cien días en la industria de la agricultura, terminando el 31 de diciembre de 2004 y en doce de los previos 18 meses. Si pueden demostrarlo, automáticamente entran en el programa y reciben su visa temporal para seguir trabajando a gusto y pueden cruzar la frontera sin problemas. Si ellos luego pueden demostrar que trabajaron al menos 360 días en la agricultura en los siguientes 3 a 6 años, ya pueden recibir su residencia permanente y también sus hijos pueden ser parte de ese programa. Hace como un mes presentamos esta propuesta de ley en el Senado de Estados Unidos y automáticamente conseguimos 37 patrocinadores; 18 de ellos republicanos. Creemos que tenemos una buena oportunidad este año, de pasar esta ley.
V.N.: ¿Cómo se siente de ser el sucesor de Chávez en el movimiento sindical?
A.R.: Es muy duro, pero al mismo tiempo es un gran honor poder servir a los trabajadores del campo, y siempre voy a tratar de hacer el mejor trabajo posible para asegurarme de que haya mejoramientos para la comunidad latina y los trabajadores.
V.N.: ¿Cuál fue el mayor obstáculo que enfrentó al asumir este puesto?
A.R.: El problema ha sido con las empresas, nunca con la gente. Cuando César falleció creyeron que se iba a acabar el sindicato, y no fue así; el sindicato sigue vivo, el movimiento sigue creciendo y las organizaciones siguen teniendo mucho éxito. La empresas pensaron que no podríamos seguir negociando los contratos, consiguiendo mejores beneficios y ganando campañas de la política. Lo que ellos no sabían era que la gente estaba bien preparada y entrenada para seguir adelante con esta lucha. César decía “no se puede deseducar a la gente que ha sido educada”, ya tienen conocimientos de qué es lo que hay que hacer para mejorar su vida. Ellos tienen en su corazón lo que César Chávez nos enseñó y están dispuestos a seguir esta lucha.
V.N.: En el aniversario de César Chávez, ¿tienen planeados eventos especiales?
A.R.: Hay muchos diferentes eventos para estas fechas. Vamos a tener muchas marchas en Delano, Fresno, Cochilla, en Salinas comienzan en dos semanas.
V.N.: ¿De qué forma la comunidad podría apoyar en estos momentos a la Unión de Campesinos?
A.R.: En dos formas: en las marchas y boicots de productos de empresas que no cumplen con los derechos de los trabajadores y también poniéndose en contacto con los miembros del Congreso en sus diferentes áreas y pedirles que apoyen a los trabajadores del campo, para que éstos gocen de leyes que realmente les van a dar la oportunidad de legalizarse y vivir en Estados Unidos.
V.N.: ¿Cómo recuerda a César Chávez en este aniversario?
A.R.: En este aniversario y cada día, lo recuerdo como un hombre que trabajó incansablemente para el beneficio de los latinos y fue una gran inspiración y ejemplo para todos nosotros. Recuerdo su mensaje de que tenemos que servir a nuestras comunidades; que no es suficiente vivir aquí, sino también hay que participar en lo que está afectando a nuestras familias. La principal enseñanza que César me dejó es que cada persona puede lograr una diferencia en este mundo y entonces tenemos que aprovechar las oportunidades que tenemos para actuar y hacer algo por el prójimo. Esto realmente no sólo va a mejorar la situación de nuestras familias, sino también la de nuestra comunidad.
Él era un hombre de paz que creyó en la no violencia. Siempre nos dijo que es mejor usar la no violencia, porque tienes que convencer a los demás para realmente obtener cambios a largo plazo. Sin embargo, con la violencia, uno no está convenciendo a nadie, porque al usar la fuerza, los logros son a corto plazo y pronto se terminan. Claro que con la no violencia es más difícil de conseguir los propósitos porque se lleva más tiempo, pero a la vez se establece una fundación mucho más profunda y duradera. VN
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