UNA COLUMNA VERTEBRAL SANA
La columna vertebral que sostiene el cuerpo humano es sólida, móvil e incluso flexible, adaptable y capaz de soportar, en tensión y extensión, movimientos de todo tipo. Pero también es igualmente frágil, pues está compuesta de una yuxtaposición muy precisa de vértebras conectadas entre sí mediante discos invertebrales de gran complejidad, y relacionada con los sistemas circulatorio, muscular y nervioso, con el tejido conjuntivo e incluso con los órganos que la rodean y con los cuales mantiene relación de una u otra manera.
Los dolores dorsales tienen su origen más común en lo que, para simplificar, podríamos denominar un estrés, mental o físico, y a veces de los dos tipos a la vez. Atacado en el centro de su existencia, el organismo se repliega, retuerce, retrae y sufre. Después, al hundirse en dicho sufrimiento como si le oprimiera una argolla, pierde sus referencias y lugar. Tener dolor de espalda es sentirse mal -literalmente- en la propia piel, en el propio cuerpo, en el mundo.
El dolor de espalda, tanto si las molestias se prolongan durante unos pocos días o unos años, y tanto si aparece de un modo brutal como insidioso, nunca llega porque sí. Además de por accidente, caída o enfermedad, sus orígenes son numerosos, tanto físicos como psicológicos.
Causas físicas: trabajo penoso, posturas fatigosas, deportes mal practicados, sedentarismo, disminución o aumento repentinos de la actividad, etcétera.
Causas psicológicas: estrés, agotamiento, conflictos familiares o profesionales, carencia de disfrute sexual, timidez, asfixia de la personalidad, ansiedad, anorexia mental y, naturalmente, la obesidad.
Esta nota tiene como objetivo ayudarle a comprender la causa o causas de su dolor de espalda, proponiéndole un plan de acción personal para remediarlo. Al mismo tiempo ese plan de acción le permitirá sortear las trampas, las soluciones milagrosas, todas esas propuestas engañosas del “mercado de la espalda”. Le aconsejamos que finalmente acuda a un verdadero especialista.
1. Devolver a la espalda su movilidad, su flexibilidad, su musculación y su estática mediante una serie de automasajes, o de masajes practicados por un amigo o el cónyuge, ejercicios específicos fáciles de realizar en casa, en el carro, en el trabajo, durante los momentos de ocio.
2. Calmar el dolor mediante cuidados, remedios y ejercicios muy sencillos, al alcance de todos.
3. Recuperar una nueva higiene de vida mediante ejercicios de respiración, relajación y una alimentación equilibrada, que garantiza un vientre saludable.
4. Aprender a protegerse la espalda en todas las circunstancias de la vida.
Si sigue usted estos consejos, seguramente podrá decir adiós al dolor de espalda para siempre.
POR QUÉ DUELE LA ESPALDA
Armazón del cuerpo humano, pieza maestra del esqueleto, la columna vertebral cuenta con una mecánica extraordinaria, fuerte y sensible, sólida y flexible a la vez, cuyos elementos son autónomos y solidarios al mismo tiempo, investidos de funciones propias e indispensables para el buen funcionamiento del conjunto.
Compuesta de pequeños elementos óseos yuxtapuestos, sostiene el conjunto del cuerpo y por ello sufre constantemente tensiones que obligan a esfuerzos importantes. Desde la base del cráneo hasta la pelvis, las veinticuatro vértebras -siete cervicales, doce dorsales y cinco lumbares- además del sacro y el coxis, conforman una arquitectura completa, y la extrema fragilidad de ciertos elementos explica la frecuencia de las patologías de la espalda.
El cuerpo de las vértebras, formado por un núcleo de tejido esponjoso, protege la médula espinal, lugar de paso de los nervios que comunican el cerebro con el resto del cuerpo. En este tejido muy vascularizado se fabrica más de la mitad de los glóbulos sanguíneos. Las vértebras están a su vez unidas entre sí tanto por las apófisis articulares como por los cuerpos vertebrales, articulados entre sí mediante los discos intervertebrales, a la vez amortiguadores y distribuidores de presiones. Cuanto más grueso es el disco, mayor la amplitud de movimientos que permite.
En teoría, el disco permite movimientos de los cuerpos vertebrales en todos los planos, y el papel de las apófisis articulares es seleccionar los movimientos más útiles. Así, por ejemplo, el raquis cervical está especializado en la flexión-extensión (100°) y la rotación axial (90° de cada lado), el raquis dorsal puede efectuar una rotación importante (90° de cada lado), y el raquis lumbar alcanza un ángulo de 70° de flexión-extensión.
Evidentemente, la columna vertebral está encerrada en una apretada red de músculos, ligamentos y vasos cuya integridad es asimismo indispensable para garantizarle una amplitud de movimientos normal.
Sin entrar en detalles anatómicos complicados, está claro que una mecánica tan complicada puede estar sujeta a múltiples apremios en los que cada uno, con una incidencia traumatizante sobre uno o varios de los elementos de la columna vertebral, corre el riesgo de causar dolor o desestablizar el conjunto.
La columna vertebral puede verse afectada por graves patologías orgánicas que requieren la intervención de especialistas y terapéuticas apropiadas y científicamente organizadas.
Además, son inmumerables las afecciones que pueden provocar dolor a nivel de la columna. Se las suele agrupar, a falta de algo mejor, bajo el término genérico de “males de la espalda”, que intenta expresar más sus efectos que sus causas, que, como veremos, es necesario conocer y distinguir, para evitar convertirse en una de esas personas discapacitadas de la espalda, que cada vez son más numerosas.
Entre las causas de las patologías vertebrales, algunas son evidentes y otras solapadas. Las hay violentas y mínimas pero repetitivas.
En todo caso, se las puede clasificar en diez grandes familias causales, diez responsables principales, por efecto directo o indirecto. Las que más se observan son:
– golpes físicos o traumatismos importantes
– microtraumatismos repetidos
– trastornos psicológicos
– malas posturas
– manipulaciones
– aumento de peso
– delgadez
– la espalda de las mujeres embarazadas
– reumatismos
– osteoporosis
PROTÉJASE LA ESPALDA HACIENDO DEPORTE HAGA EJERCICIO
Es indispensable mantener el cuerpo en forma mediante ejercicios físicos, lo cual no implica que deba practicarse cualquier deporte o gimnasia, sino al contrario.
Elimine toda actividad violenta o intensa, y si realiza un esfuerzo importante, deténgase regularmente para descansar.
Practique siguiendo su propio ritmo, sin forzar, pero de manera regular algunos ejercicios, como por ejemplo en su casa, de cinco a diez minutos por la mañana y por la noche.
CARRERAS A PIE
El jogging requiere la adopción de ciertas precauciones:
– Elija cuidadosamente el calzado, que deberá ser, -si es posible- de suelas absorbentes, con cámaras de aire.
– Pose primero el talón y luego baje el pie hasta la punta.
– Corra sobre terreno suave, en un entorno ventilado. El asfalto es responsable de microtraumatismos en las articulaciones (tobillos, rodillas, caderas y espalda).
– No corra demasiado abrigado; la ropa pesada presiona las regiones cervical y dorsal.
– Mantenga flexible los hombros y los brazos.
– No olvide nunca el precalentamiento, ni realizar los movimientos de flexibilización al final.
– Hidrátese.
Si es sensible al dolor de espalda (región lumbar) o si padece exceso de peso, estará poniendo en peligro sus articulaciones. Decídase por el andar. VN
Fuente: “Adiós al Dolor de Espalda” – Pierre Pallardy
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