UN EMOTIVO ADIÓS: SAN ANTONIO ENVÍA FUERA A SU PASTOR

El Arzobispo José H. Gomez envió un emotivo adiós a la comunidad católica de San Antonio, mientras se preparaba para partir para convertirse en Arzobispo Coadjutor de Los Angeles.

Una muchedumbre de unas 1,400 personas lo aplaudieron calurosamente en la Iglesia Evangelista San Marcos durante su Misa de despedida el 16 de mayo, recibiendo una lluvia de regalos y agradecimientos por su amor y su liderazgo en los últimos cinco años.

Celebraron con él, el Arzobispo emérito Patrick Flores; el Obispo Auxiliar Oscar Cantú, de Fort Worth; el Obispo Kevin Vann; y el Obispo Auxiliar retirado Thomas Flanagan. La presencia del Arzobispo Flores dio a la comunidad católica una oportunidad para aplaudirlo por su 40 aniversario como Obispo.

Monseñor Gomez recientemente fue elegido para encabezar el Comité de Obispos de EE.UU. sobre la migración, lo que significa que tendrá un papel de liderazgo más importante en la articulación de apoyar a la Iglesia Católica para la reforma integral de inmigración y la misericordia para los inmigrantes.

Pero todo esto estuvo de fondo durante la despedida mientras él expresaba su alegría y tristeza a sus admiradores que se reunieron en la iglesia grande. Al principio de su homilía de 18 minutos por la Fiesta de la Ascensión, aludió con humor a su tristeza cuando dijo: “Si no estoy durmiendo en la noche, es por mi culpa, pero si lloro, es por culpa de mi madre”.

Cerca del final de su homilía, les pidió a los católicos de San Antonio que rezaran por él y prometió que iba a rezar por ellos siempre, sus emociones lo alcanzaron brevemente y su voz se entrecortó. La congregación respondió inmediatamente con una prolongada ovación de pie.

“Este es un día muy emotivo para mí”, dijo. “Se siente como si fuera ayer cuando yo estaba aquí antes de las Vísperas de mi instalación como Arzobispo de San Antonio. Ahora estoy a punto de salir para asumir mis nuevas responsabilidades como Arzobispo Coadjutor de Los Angeles. Me siento triste de irme, pero mi tristeza se mezcla con un sentimiento de alegría que proviene de saber que estoy siguiendo la voluntad de nuestro Señor”.

También está complacido de saber que el futuro de la comunidad católica de San Antonio es muy brillante. “Sé que están llenos del celo misionero de compartir su fe y renovar la cara de nuestra sociedad y de nuestro país”.

Recordó de que había celebrado el Jubileo del aniversario 275 de la Catedral de San Fernando, la iglesia parroquial más antigua de Texas, en 2006, agregó que había esperado a estar presente para la celebración del año próximo para el aniversario 220 de la primera Misa en lo que ahora es San Antonio, el 13 de junio de 1691.

La Fiesta de la Ascensión proporcionó un tema apropiado para la reflexión del Arzobispo Gomez a su salida de San Antonio. “Nuestras vidas no son nuestras”, dijo el Arzobispo. “Hemos sido comprados a un precio excepcional. ¿Qué podemos ofrecer a Dios a cambio? Nada menos que nuestra propia vida. Este es el significado de cada Eucaristía que celebramos”.

Dijo que las lecturas de las Escrituras acerca de la partida de Jesús de la compañía de sus discípulos estaban llenas de las mismas emociones evocadas por su propia salida de San Antonio.

“Jesús se estuvo preparando para su despedida. Él dio a sus discípulos y a la Iglesia una misión que cumplir. Estamos para proclamar el reino de los cielos -¿pero qué es el reino del que él estuvo hablando?- Su reino es la Iglesia, la familia de Dios, y se extiende hasta el final de la tierra”.

Señaló que los primeros discípulos de Jesús fueron los migrantes y los misioneros, y muchos fueron mártires y, sin embargo, ellos difundieron el Evangelio a través de toda Judea, en Samaria y hasta los confines de la tierra. Después de muchos años, el Evangelio fue traído a Texas y Nueva España.

“He intentado en estos últimos cinco años hablar mucho de nuestra historia y de nuestros santos locales, porque creo que esta historia nos dice quiénes somos y qué parte estamos destinados a jugar en el plan divino de la salvación. Somos un pueblo con una historia misionera, y esa historia es nuestra vocación (…) para ser una Iglesia misionera, una luz para nuestra nación y las Américas”.

El Arzobispo Gomez citó al Papa Juan Pablo II en 1987 dirigiéndose a San Antonio: “Hoy es tu turno” dijo, “para ser evangelizadores de los demás y de todos aquéllos cuya fe es débil o que aún no se han entregado al Señor. No sean menos celosos en la evangelización y en el servicio cristiano que sus antepasados”.

Al igual que los primeros discípulos, el Arzobispo declaró: “Están llamados a ser los migrantes y misioneros, y algunos de ustedes, tal vez, mártires, también. Están aquí para construir el reino de Dios, la familia de Dios”.

Invitó a cada oyente a recordar siempre que a través de su bautismo, cada uno se le ha dado una participación en el sacerdocio de Jesucristo. Todo lo que un discípulo hace -incluso el más mínimo de los derechos y las más pequeñas cosas de cada día, sí se hace en el amor- se puede ofrecer como sacrificios espirituales agradables a Dios a través de Jesucristo.

Luego vinieron las palabras cargadas de emoción que trajo lágrimas a sus ojos y la pausa momentánea en su compostura: “Mis hermanas y hermanos, les doy las gracias por el don de estos últimos cinco años. Yo nunca los olvidaré. Por favor, no dejen de orar por mí y yo nunca voy a dejar de orar por ustedes”.

Cerró con una oración compuesta por el Ayuntamiento de la Villa de San Fernando en 1755 para la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, y le pidió a su audiencia que la consideraran como su oración de despedida para ellos.

“Rogamos a Nuestra Señora, la Reina de los Angeles, y San Fernando y nuestro Señor Eucarístico Jesús Cristo, a aceptar éste, nuestro sacrificio, como un don que es digno de su misericordia. Aumentar el fervor de todos los de esta iglesia. Ayúdenlos desde el cielo en todas sus adversidades espirituales y temporales, para que así, a salvo del acecho del enemigo, logren unirse en las mansiones de los cielos. Amén”.

Al final de la Misa, una variedad de regalos fueron traídos y presentados al Arzobispo, incluyendo una reliquia de primera clase de San Antonio de Padua, santo patrón de la ciudad; una estatua de bronce del Padre Margil, “el Apóstol de Texas”, de los frailes franciscanos de San Antonio; un gran retrato al óleo sobre lienzo del Arzobispo por Lionel Sosa; un dibujo de un bajo relieve encargado por Anthony Visco que representa a San José dando el Niño Jesús a San Antonio de Padua; y un ramillete espiritual de los fieles de la Arquidiócesis.

El Padre Martín Leopoldo, Vicario General de la Arquidiócesis, señaló en su introducción para los presentadores de los obsequios que, “sí el Arzobispo Pietro Sambi, el Nuncio Apostólico en los Estados Unidos, estuviese aquí, podríamos cantar, ¡Cuatro Años Más!”.

El Arzobispo Gomez dijo que los hispanos son el segmento de más rápido crecimiento de la población católica en todo el país, obviamente, será un factor en la evaluación de quién debe ser su sucesor, pero añadió: “Estoy rezando por un Arzobispo bueno y santo. Antes de venir, el Arzobispo Flores dijo que quería un Arzobispo que pudiera hablar español, lo que me dice que el próximo Arzobispo de San Antonio, sea quien sea, debe ser capaz de hablar español”.

En Los Angeles la proporción de hispanos en la comunidad católica total es ya del 70 por ciento, frente al 40 por ciento en la población católica nacional y en crecimiento. Entre los más jóvenes, dijo el Arzobispo, los números son aún mayores.

“Esto es un factor importante en la elección de quién debe ser un obispo en una diócesis”, dijo. Por otra parte, agregó “En Los Angeles, se celebra la Misa en 45 idiomas diferentes, así que el hecho de que soy un hispano realmente no significa demasiado. Tengo que atender a todo el pueblo”.

Dijo que su mayor reto ahora es aprender todo lo que pueda acerca de Los Angeles y su iglesia. Planea visitar cada uno de sus 20 decanatos durante los nueve meses de preparación para la sustitución del Cardenal Rogelio Mahony en 2011, momento en el que se convertirá en el quinto Arzobispo de Los Angeles como fue de San Antonio. VN

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