SUS HERMANAS: “ES UN HONOR TENER A UN HERMANO COMO ARZOBISPO”

El Arzobispo José H. Gomez es el cuarto de cinco hijos, y el único hijo varón, de José Horacio Gomez Guerra y Esperanza Velasco de Gomez Guerra Martínez, de Monterrey, México.

Todas las hermanas del Arzobispo son casadas y con hijos (algunos de los cuales tienen sus propios hijos), y todos viven en la zona de Colonia Garza García al oeste de Monterrey. Las hermanas del Arzobispo son:

– Alicia Torres, la mayor de los hermanos Gomez, está casada con José Torres.
– María Luisa Lobo, la segunda hija, está casada con Alfonso Lobo.
– María del Carmen (Maricarmen) Celaya, la tercera hija, está casada con Roque Celaya.
– María Eugenia Saldívar, la menor de los hermanos Gomez, está casada con Ricardo Saldívar.

Todos comparten la alegría de tener un hermano convertido en Sacerdote, luego Obispo y ahora Arzobispo de la Arquidiócesis más grande en los EE.UU. Tal como dijo Maricarmen en 2005, mientras su hermano estaba a punto de ser instalado como Arzobispo de San Antonio: “Para nosotros es un momento muy emotivo, un honor, tener un hermano Arzobispo. Es un orgullo para todos nosotros, para toda nuestra familia”.

Los niños Gomez crecieron en la Colonia Vista Hermosa de Monterrey, asistieron a escuelas privadas y a la Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes. Las niñas fueron educadas por las Hermanas de la Palabra Encarnada; y su hermano por los Marianistas en el Instituto Franco Mexicano.

Su padre, un médico, asistía a misa todos los días temprano en la mañana antes de ir a trabajar; su madre, una ama de casa, fue uno de los muchos voluntarios ayudando en la parroquia en lo que podían desde sus casas. Conocida por todos como “la señora Gomez Guerra”, ella corría a la librería parroquial, para no perder de vista los libros que los feligreses traían y les distribuían.

El joven José también ayudó en la parroquia como monaguillo. “La familia era muy unida”, dijo Maricarmen. “Todos los domingos nosotros íbamos a misa juntos como una familia”.

Años más tarde, cuando su hermano se convirtió en Arzobispo de San Antonio, sus hermanas se alegraron por el hecho de que él estaría muy cerca del resto de la familia, en una ciudad donde sus parientes tuvieron historia.

“San Antonio es donde mis abuelos se casaron”, señaló Alicia. “Y mi madre también se crió allí en sus años más jóvenes. Estudió en San Antonio cuando era más joven, hasta la secundaria. Entonces ella vino a la Ciudad de México y allí estudió durante su carrera como maestra de escuela.

“Sabíamos que ella hablaba bien inglés y ella siempre nos decía a todos nosotros: ‘Tienen que aprender otro idioma’. Por eso, durante nuestro crecimiento recibimos clases en inglés. Y mi hermano, José, cuando era más joven, no le importaba mucho y decía, ‘Oh, no, inglés no!’

“Y ahora, mira ¡donde está! Así es la vida –nosotros queremos nuestro camino, y Dios lo pone a su manera. Pero todos estamos felices y muy honrados por él”. VN

Este artículo se basa en un artículo anterior de Guadalupe Malacara Ontiveros, publicado en Católico de Hoy, periódico de la Arquidiócesis de San Antonio. VN

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