NIÑOS CONFECCIONAN CON ENTUSIASMO ROSARIOS QUE REGALARÁN EN VISITA DEL PAPA

César y Hugo Fernández, dos niños dominicanos, forman parte del grupo que con entusiasmo e ilusión confecciona en su salón de clases los rosarios que se regalarán durante el encuentro que los jóvenes católicos de Nueva York celebrarán con Benedicto XVI durante su primera visita oficial a Estados Unidos.

Ambos están en séptimo grado en el colegio “Our Lady Queen of Peace” en Staten Island, que dirige Theresa Signorile, y como sus compañeros dedican una hora semanal, como han hecho durante los pasados cinco años, a hacer los rosarios que luego regalan a pacientes en hospitales, en residencias para ancianos, iglesias y quien lo necesite.

“Estamos haciendo los rosarios desde que comenzó el programa de la Legión de María en la escuela y los vamos a llevar cuando visitemos al Papa este mes. Normalmente, los rosarios se compran y me siento bien al hacer feliz a una persona”, dijo a Efe Hugo Fernández.

“Hay mucha gente que quiere rezar y no tiene rosarios”, dijo hoy por su parte Annette Viso, secretaria del colegio y presidenta de la organización católica Legión de María, quien inició el programa de confección de rosarios en esta escuela y enseñó a los niños a hacerlos.

Para esta ocasión, los 600 rosarios que confeccionan serán distribuidos gratis en el evento al que asistirán, junto a miles de jóvenes católicos, y que el Papa presidirá el 18 de abril en el seminario St. Joseph en Yonkers.

Benedicto XVI llegará Estados Unidos el próximo 15 de abril, y permanecerá en el país hasta el día 20, en un viaje que incluye Washington y Nueva York.

Se trasladará a la Gran Manzana el 18 y este mismo día visitará la sede de Naciones Unidas y acudirá a rezar con los católicos a la iglesia St. Joseph, construida en el siglo XIX con aportaciones de los inmigrantes alemanes.

Benedicto XVI celebrará una misa al día siguiente en la catedral de San Patricio, en pleno centro de Manhattan, y se reunirá con los jóvenes católicos, para, el 20 de abril, visitar la zona cero, donde se ubicaban las Torres Gemelas antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Ese mismo día, antes de volver a Roma, el Papa oficiará una misa en el estadio de los Yankees de Nueva York.

Dos veces al año, los envían a distintos destinos, incluidos los que recibieron 200 soldados en Irak y a veces visitan a los ancianos y rezan con ellos.

Las manos del grupo de 15 estudiantes, de 12 y 13 años, se mueven con la destreza que han aprendido con el tiempo, y con dedicación, ensartan en un hilo las cuentas que se convertirán luego en rosarios blancos, negros, rosados y azules.

“Ellos disfrutan haciendo esto”, dijo Viso, quien les ayuda a dar los toques finales a este símbolo religioso.

Cada pieza que terminan es colocada en una bolsa plástica. Hasta el momento, explicó Viso, tienen listos 450 pero, para la visita del Papa, estarán todos terminados.

Hugo Fernández y su primo César, ambos de origen dominicano, han confeccionado rosarios desde que estaban en tercer grado, junto al resto de sus compañeros de clases.

“Mis padres están felices porque yo estoy interesado en Dios y porque hago rosarios para quienes lo necesitan”, afirmó Hugo.

Mientras que César aseguró que “es una buena experiencia saber cómo hacerlos” y al igual que su primo, quiso aprender a confeccionarlos “porque eso me acerca más a Dios”.

“Cuando vayamos en el autobús regalaremos los rosarios para que recen y si podemos, también le daremos al Papa”, indicó.

Kasi Pierno aseguró por su parte que regalar los rosarios “es realmente una cosa buena cuando ves sus sonrisas, se siente bien al ayudar la gente y ellos están contentos”.

La llegada de Benedicto XVI a Nueva York emociona a estos niños ya que consideran que es una oportunidad única para conocer al jerarca de la Iglesia Católica.

“Nunca creí que yo pudiera conocerlo”, comentó César.

Lo más cerca que Hugo los ha tenido es la foto que con devoción mantiene su abuela Elida Peña en la cocina de su casa, a quien le alegró la noticia de que su nieto conocería a Benedicto XVI.

“Lo he visto en un calendario que tiene mi abuela, aquí en Staten Island. Ella dijo ‘ay Hugo, qué bueno, ay Señor Santo'” por la alegría que le produjo la noticia, recordó el niño. VN

Share