LAS VÍCTIMAS OLVIDADAS DEL ALCOHOL
El alcoholismo es una enfermedad familiar que deja huellas dolorosas difíciles de borrar
Durante sus 23 años de matrimonio, Martha soportó día tras día el alcoholismo de su marido. Tuvo que esconderlo para que sus hijos no lo vieran alcoholizado; tuvo que justificar las ausencias a su trabajo; tuvo que pedirles perdón a los vecinos por los escándalos que provocaba cuando llegaba borracho, y tuvo que tragarse el amargo dolor que le generaba esa convivencia. Cuando el deterioro del hígado del hombre llamó a la muerte, Martha enviudó y fue entonces que comprendió que por más de dos décadas había dejado de ser ella misma para convertirse en la cómplice incondicional de la adicción de su esposo. Sus dos hijos también habían sufrido en silencio sin ella darse cuenta; el autoestima de ellos había quedado totalmente dañada y ambos tenían muchas dificultades para establecer relaciones con los demás y confiar en sí mismos.
Más adelante supo -gracias al apoyo de un grupo local de Al-Anon en La Cañada- que el daño que les provocó el alcoholismo de su esposo, podría ir curándose de a poco, con humildad y perseverancia.
La situación de ellos no es un caso aislado. Se calcula que al menos el 25% de las familias tiene un alcohólico entre sus miembros. Y si bien mucho se habla del deterioro que sufre un alcohólico, con frecuencia se olvida del deterioro que sufren sus seres queridos.
UNA ADICCIÓN COMPARTIDA
De acuerdo a Sharon Wegscheider Cruse -terapeuta familiar, fundadora de la Asociación Nacional para Niños de Alcohólicos, y autora entre otros libros de “Another Chance: Hope and Health for the Alcoholic Family”-, el alcoholismo es una enfermedad familiar que afecta no sólo al alcohólico, sino a los individuos que comparten más cercanamente su vida.
“Todos sufren las consecuencias de la adicción. Los cónyuges e hijos suelen elegir la única alternativa que ven: permanecer al lado del alcohólico y adaptarse a su enfermedad; aguantando las crecientes presiones y problemas que ocasiona el alcohol. Al principio esta decisión les da la satisfacción de que ellos están haciendo lo más humano posible, pero éste es un error fatal: no hay una manera sana de adaptarse al alcoholismo”, proclama Wegscheider Cruse.
A los familiares del alcohólico se les llama co-dependientes, un término relativamente nuevo. “Yo defino la codependencia como una condición caracterizada por una dependencia extrema de otra persona. Los que sufren de codependencia desarrollan un estilo de vida de ‘estancamiento’. Eventualmente se vuelve una condición patológica grave que afecta al co-dependiente en todos los aspectos de su vida, incluida su salud física”, afirma la experta.
Al igual que la adicción por el alcohol, la codependencia es progresiva. Según la terapeuta, a medida que la dependencia por el alcohol es cada vez peor, el alcohólico empieza a gastar más dinero del presupuesto familiar para comprar la bebida. Una de las señales más tempranas de la dependencia son los llamados “blackouts” o pérdida total de la memoria, que probablemente aparecen algunos meses antes de que la familia se dé cuenta, porque al principio los episodios podrían ser breves. Pero eventualmente algún cambio ocurre y se dan cuenta de la gravedad del asunto. Después empieza la pérdida de control y bebe hasta llegar a casa totalmente intoxicado. Y la familia empieza a sentir una mezcla de sufrimiento, disgusto, frustración y hasta culpabilidad de enfadarse con ese esposo o padre.
Las crisis del alcohólico empiezan a ser más dramáticas y los miembros de la familia sienten miedo.
Cuando el alcohólico deja de funcionar a nivel emocional y en la vida práctica, los otros miembros de la familia se dan cuenta que para sobrevivir ellos deben hacerse cargo de todas las responsabilidades que el alcohólico ha abandonado.
Según la experta, a medida que el alcohólico va perdiendo poder sobre su propia vida, empieza a tratar de dominar a los miembros de su familia, y todo empieza a girar entorno al alcohol. Entonces el alcohólico impone las reglas del hogar tales como que hay que mantener las apariencias a toda costa, por eso la familia se resiste a un cambio.
“Cuando le pregunto a los familiares de un alcohólico como se sienten, rápidamente dicen que les gustaría hacer algo para que pare de beber. Pero al mismo tiempo ellos inconscientemente le ayudan a continuar, al protegerlo y asumir sus responsabilidades, y aceptar sus reglas”, dice Wegscheider Cruse.
Una de esas reglas es convencerse de que el alcohol no es la causa de los problemas de la familia. Al sentirse amenazado, el alcohólico trata de evitar que la gente de afuera se entere de lo que está pasando en su hogar. Otra regla es que nadie debe realmente expresar lo que siente.
El bebedor siente tanto dolor emocional que simplemente no puede manejar el dolor de sus seres queridos. Por eso requiere que todos escondan sus sentimientos. Como resultado, la comunicación familiar queda severamente dañada.
A medida que la enfermedad avanza, el alcohólico reprime completamente sus propios sentimientos y los sustituye con emociones falsas menos dolorosas. La agresividad enmascara al miedo; culpar a los demás enmascara su propio sentimiento de culpa; la necesidad de controlador oculta su vulnerabilidad.
¿EXISTE UNA SOLUCIÓN?
Se puede ayudar siempre y cuando se tenga la guía de alguien con experiencia, y al mismo tiempo un efectivo programa de apoyo para el tratamiento y recuperación de la familia completa. En los últimos años miles de alcohólicos han logrado la sobriedad debido al involucramiento de sus familias, trabajando juntos con consejeros capacitados.
“En mi opinión, el programa más efectivo de recuperación combina un tratamiento profesional para la familia entera, y la participación en grupos de apoyo como Alcohólicos Anónimos, Al-Anon y Alateen”, afirma Wegscheider Cruse.
Alcohólicos Anónimos (AA) se fundó en 1935 y ha arrojado muy buenos resultados. Hoy día miles de grupos locales son parte de esta organización. Sus miembros provienen de todo tipo de nivel social, económico y cultural en noventa países del mundo. Es una membrecía informal de hombres y mujeres que han descubierto que no pueden controlar el uso de alcohol y lo han admitido y se han unido para compartir esta experiencia, fortalecerse y ayudarse mutuamente para lograr la sobriedad. No pertenece a ninguna denominación religiosa y no hay costos. El único requisito es un deseo sincero de parar de beber. Se basa en doce pasos, y a través de escuchar, aprender, confiar y compartir, los miembros de AA entienden cómo reconstruir sus vidas.
Para familiares y amigos de alcohólicos hay dos grupos independientes también muy efectivos: Al-Anon para cónyuges y familiares adultos, y Alateen para hijos del alcohólico u otros familiares adolescentes. Su propósito es ofrecer apoyo, información y aprendizaje a aquellos cuyas vidas están íntimamente ligadas con el alcohólico. Los miembros también siguen los doce pasos. No es necesario que el alcohólico participe en AA.
“Muchas veces Al-Anon y Alateen son el preludio para que el alcohólico tome el primer paso hacia la sobriedad”, dice Wegscheider Cruse.
La otra forma de ayudar a los alcohólicos es con un tratamiento profesional ofrecido en centros de rehabilitación y agencias. En estos lugares se encuentra personal capacitado como consejeros, que suelen trabajar conjuntamente con médicos, psicólogos, enfermeras y otros profesionales. Muchos de estos centros tienen un cobro, pero un alto porcentaje de compañías de seguros médicos podrían cubrirlos. VN
QUIÉN PUEDE AYUDAR
Grupos de apoyo para hijos de alcohólicos: (626) 914-4899
AL- ANON/ ALATEEN: (818) 760-7122
CO-DEPENDIENTES ANÓNIMOS: (323) 969-4995
ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS:
* 647 West Florence Avenue, Los Ángeles (323) 752-0668
* 8752 South Broadway, Los Angeles (323) 750-2039
* 6422 Whittier Boulevard, Los Ángeles (323) 722-4175
GRUPOS DE APOYO para individuos y familias en crisis:
• IGLESIA NUESTRA SEÑORA REINA DE LOS ÁNGELES (Placita Olvera)- 535 N. Main St. LA 90012 (213) 629-3101
• DEPARTAMENTO DE REHABILITACIÓN DE EL MONTE: (626) 572-2336
• RÍO HONDO CENTRO DE BIENESTAR – 2677 Zoe St. Huntington Park 90255 (562) 403-8108
• IGLESIA SAN PEDRO- 575 W O’ Farrel St. San Pedro 90731 (310) 831-0415
• HARBOR- UCLA M CENTER 1000 W. Carson, Torrance 90509 (310) 222-2345
• NAMI Glendale- 1540 E. Colorado Blvd. Glendale 91205
(310) 663-3844
• NAMI Condado de Los Ángeles: (310) 478-8761
) 98CONSEJERÍA
Servicio de Abuso de Sustancias del Departamento de Servicios Sociales del Condado de Los Ángeles: 1(800) 564-6600 (24 horas 7 días a la semana)
SERVICIOS DE SALUD MENTAL DEL CONDADO DE LOS ÁNGELES: 1(800) 854-7771
CLÍNICA MONSEÑOR OSCAR A. ROMERO: (323) 987-1030
LATINO FAMILY CENTER: (323) 722-4529
SALVATION ARMY: (626) 773-4400 (ofrece programas de consejería gratuitos para alcohólicos)
Redes Sociales