LA GUERRA EN COLOMBIA HA HECHO DE LOS DESPLAZADOS «LOS MÁS POBRES ENTRE LOS POBRES»

Informe de la Universidad de los Andes y «Caritas Colombia»

La Confederación mundial de «Caritas» advierte del drama humano que viven los desplazados por la guerra en Colombia, un conflicto de cuatro décadas que ha obligado a numerosísimos habitantes a abandonar sus tierras, convirtiéndoles en «los más pobres entre los pobres».

Promotora de la Campaña Internacional por la Paz en Colombia –lanzada hace año y medio–, «Caritas Internationalis» (CI) difundió la semana pasada los resultados de una encuesta realizada por la Universidad de los Andes y «Caritas Colombia» («Secretariado Nacional de Pastoral Social»).

Evidencia una «tragedia nacional» que «requiere» que se cierren «las brechas» y se busquen «soluciones con sentido de solidaridad», constató monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, arzobispo de Tunja y presidente de la Conferencia Episcopal colombiana.

Se llevaron a cabo 2,300 encuestas en población desplazada en 50 municipios del país con el objetivo de cuantificar las pérdidas de activos de la población desplazada, estimar el impacto del desplazamiento sobre el bienestar de los hogares desplazados y evaluar la efectividad de las políticas públicas dirigidas a esta población –explica el Secretariado Nacional de Pastoral Social.

«El resultado muestra que la recuperación económica de un desplazado que está en mejores condiciones que los demás apenas alcanza a igualarse a la población históricamente más pobre del país», alerta.

Actualmente el total de hogares desplazados inscritos en el «Sistema Único de Registro» alcanza 1,784,626 millones de personas –3.7% de la población colombiana y 13.7% de la población rural.

«Más de 1.2 millones de hectáreas de tierra fueron abandonadas por los campesinos y arrebatadas por los grupos armados –añade CI–, mientras la población civil sigue huyendo del conflicto que opone a la guerrilla de izquierdas contra los grupos paramilitares» «y el Ejército nacional».

Se estima que el valor de estas tierras asciende a más de 400 millones de dólares estadounidenses, mientras que los ingresos agrícolas perdidos ascienden a 2 mil millones de dólares al año.

El 55% de las familias encuestadas afirmó que tenía tierras antes del suceso que les hizo salir de sus regiones; sin embargo sólo 3 de cada 10 ostentaban títulos totalmente validados, por lo que se plantearán serios problemas en el momento del regreso.

Un 76% de la población asegura que su situación económica ha empeorado desde su desplazamiento, según la encuesta.

Hace hincapié en que los hogares desplazados enfrentan condiciones peores que las familias pobres residentes en áreas urbanas: sus niveles de escolaridad son menores, el desempleo mayor, la asistencia educativa menor y las condiciones de la vivienda bastante peores.

«La reparación de las víctimas no es sólo una responsabilidad del Estado»; también lo va a ser «de la sociedad colombiana», advirtió Eduardo Pizarro, presidente de la Comisión de Reparación y Reconciliación, creada por el Gobierno y también citada en la encuesta.

«Dada la expansión del conflicto a lo largo del territorio colombiano, casi todos los municipios del país son hoy lugares de recepción o expulsión de población desplazada. Más aún, en 2004, la intensidad del desplazamiento en los diez municipios del país más afectados por dicho fenómeno oscilaba entre 60,000 personas desplazadas por cada 100 mil habitantes y 80 mil», se lee en este informe.

Sus recomendaciones alertan de que la población desplazada «merece una focalización especial: están peor que los pobres urbanos, en algunos casos peor que los indigentes urbanos, y tienen una pérdida de activos muy elevada».

Por las circunstancias que concurren en la población desplazada, ésta se enfrenta a «un alto riesgo de caer en la pobreza crónica»; sin ayuda «no es capaz de salir adelante», concluye.

El estudio -–«Hacia una política proactiva para la población desplazada en Colombia»– está íntegramente disponible en www.pastoralsocialcolombia.org. VN

Fuente: ZENIT.org

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