CONFERENCIA CATÓLICA PIDE REFORMA EXHAUSTIVA Y RECHAZA PROPUESTA DE BUSH

La Conferencia Católica de EEUU pidió al Congreso que apruebe “una reforma de inmigración exhaustiva”, dio su apoyo a un proyecto bipartidista presentado en marzo y se pronunció contra una propuesta del presidente George W. Bush.

El presidente del comité de inmigración de la Conferencia Católica de EEUU, el obispo Gerald Barnes, dijo que los obispos están “profundamente preocupados” por las medidas propuestas por el presidente George W. Bush.

La iniciativa de Bush impone una serie de requisitos para la legalización de una buena parte de los 12 millones de extranjeros indocumentados que se calcula viven en los Estados Unidos, además de varias disposiciones consideradas nocivas para los inmigrantes.

Por otro lado, la Conferencia da su respaldo al proyecto de reforma bipartidista STRIVE (Seguridad Nacional mediante la Inmigración Regularizada y una Economía Fuerte de 2007) presentado ante la Cámara Baja en marzo pasado por el demócrata Luis Gutiérrez, y el republicano Jeff Flake.

Para la Iglesia Católica esta iniciativa está acorde “con los principios necesarios para una reforma de inmigración justa y humana”.

En una carta al Senado, el obispo de San Bernardino (California), manifestó que STRIVE merece apoyo porque promueve la reunificación de la familia y contiene “un plan realista para sacar de las sombras a los indocumentados”.

Señaló que, en cambio, la propuesta de Bush no es buena para las familias de los inmigrantes e impone grandes multas y prolongadas esperas para la legalización, que los extranjeros interesados no podrán cumplir.

“Según nuestro entender, la propuesta de la Administración (de Bush) podría dejar marginados a muchos inmigrantes que quieren legalizar su condición migratoria y crear una crisis familiar en las comunidades de los inmigrantes”, indicó Barnes.

Aunque aprecia la propuesta de inmigración del presidente Bush, la Conferencia Católica tiene la visión de que su medida “es un paso en la dirección equivocada”.

Explicó que bajo esa medida, las personas indocumentadas elegibles para la nueva “visa Z” tendrían que pagar 3.500 dólares cada tres años para renovar su visa y otros 10.000 dólares cuando sean considerados con derecho a la residencia permanente (green card).

Los obispos reafirmaron su aval a una reforma que incluya “un sendero viable a la residencia permanente” para los indocumentados, un nuevo programa de trabajadores con protecciones y niveles adecuados de salarios y oportunidades para obtener la “green card”.

Esa ley también debe reducir los retrasos en los trámites de reunificación familiar, restablecer el debido proceso de protecciones perdidas en la reforma de inmigración de 1996, y políticas sobre las causas de la inmigración como el desarrollo económico en los países de procedencia de los inmigrantes.

Una alianza de organizaciones pro inmigrantes también ha expresado su firme apoyo al proyecto bipartidista de ley de inmigración STRIVE y pedido al Congreso que apruebe pronto una reforma teniendo como base esta iniciativa.

Líderes demócratas han reiterado su interés en la aprobación pronto de una reforma que sustituya al maltrecho sistema actual de inmigración, y están trabajando en este sentido, según sus portavoces.

Por el lado republicano también existe interés, pero algunos de los obstáculos están centrados en la eventual legalización de los millones de indocumentados.

Tanto el presidente Bush como muchos legisladores de su partido de oponen a una amnistía.

Esta semana, coaliciones pro inmigrantes llevarán a cabo actividades públicas a nivel nacional, para presionar por la aprobación de una reforma de inmigración justa que saque de las sombras a los indocumentados, y por el cese de las redadas. VN

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