<!--:es-->UNIDOS POR VIDA.- Cientos de parejas renovaron su unión matrimonial el Día Mundial del Matrimonio<!--:-->

UNIDOS POR VIDA.- Cientos de parejas renovaron su unión matrimonial el Día Mundial del Matrimonio

“Fue un amor a primera vista”, dijo Emma Armendarez. Se dio cuando Rafael Vicente caminaba por el barrio San Marcos de Quito, Ecuador, donde vivía Emma. Sus miradas se cruzaron y él quedó prendado de inmediato del color de sus ojos: azules, como el mar.

“También me gustó su cabello rubio y su clara piel”, agregó Rafael Vicente, hoy de 86 años de edad. “Pero, cuando hablé con ella, me gustó aún más. Me enamoré de su carácter. Ella es una persona muy alegre, muy dinámica, muy vivaz”

“Y a mí me gustaron sus dientes chicos, parejos y muy blancos”, comentó Emma, de 87 años de edad y residente de Lennox, California.

Era el año 1940 Rafael Vicente tenía 21 años y Emma uno más que él. La diferencia de edad no afectó mucho. A pocos meses de haberse conocido, los novios viajaron a Ambato -ciudad donde Rafael Vicente nació- para “esposarse”.

“Nos casamos el 16 de diciembre de 1940, era un día lunes”, anotó Emma.

Los primeros años de matrimonio, los esposos los pasaron en Ambato, donde nació el mayor de sus 15 hijos. Los otros 14 nacieron en Quito.

A pesar de tener tantos hijos, al matrimonio sólo se le criaron siete: cinco varones y dos hembras, quienes les han dado 18 nietos y nueve bisnietos.

Hoy, a 65 años de casados, la pareja de ecuatorianos se siente satisfecha de su vida matrimonial, de haber compartido los momentos felices y tristes de la crianza de sus hijos y haber sobrellevado con comprensión y “aguante” los momentos difíciles de su relación.

“Para que un matrimonio perdure es importante nunca darse por vencidos”, dijo Emma. “Lo más duro que vivimos fueron las muertes de nuestros hijos, sobre todo el de uno que falleció en edad adulta y los ocho años que estuvimos separados cuando yo me vine adelante a Los Angeles y él se quedó allá en Quito”.

Para Rafael Vicente, el éxito ha estado en el cariño y la fidelidad. “Desde que me casé nunca miré a otra mujer”, aseguró y agregó: “si volviera a nacer, me casaría otra vez con ella”.

Emma asintió sus palabras, trayendo a colación lo que él siempre le dice: “No te cambiaría nunca por otra. Estaría loco dejándote”.

“Yo tampoco cambiaría a Rafael Vicente, aunque todavía no termino de conocerlo”, reparó Emma, con jocosidad. “¡Él se manda un genio! Pero yo lo dejo, no le hago caso. De eso se trata el matrimonio, de comprender, aceptar y respetar”.

Tal vez por ese compromiso de aceptación y dedicación -entre ellos mismos como pareja y como padres- fue que los Armendarez decidieron festejar sus 65 años de matrimonio volviéndose a casar.

El pasado 12 de febrero, junto a 275 parejas, los veteranos esposos renovaron sus votos matrimoniales durante el Día Mundial del Matrimonio, que se celebró en la Catedral de Nuestra Señora de Los Angeles.

Bajo la dirección espiritual del Cardenal Rogelio Mahony, quien ofició la misa, los Armendarez se juraron otra vez amarse hasta la eternidad.

“Hasta que la muerte nos separe”, acentuó Rafael Vicente a Vida Nueva. “Así, como se lo prometí en 1940, seguiré con ella (Emma) hasta que la muerte nos separe. Ese es el mandato de Dios para los esposos y así debe ser. Además fue también el consejo que me dio mi padre: ‘quiérela hasta que la muerte los separe’… y así, lo haré”.

Emma agregó que otro de los secretos de su larga relación ha sido la galantería de Rafael Vicente “Él siempre me trae flores, me abraza cuando menos lo espero, me piropea y eso gusta”, resaltó

Pedro Armendarez, el hijo sexto de la pareja, manifestó sentirse feliz con la larga relación matrimonial que han tenido sus padres.

“Verlos a ellos (Emma y Rafael Vicente) casarse otra vez fue algo emocionante. Como pareja, ellos nos han enseñado a tener tenacidad y constancia, y a luchar y apoyarse el uno al otro. Y como familia, a tener el sentido de la unidad y la responsabilidad familiar”, comentó Pedro.

Durante la ceremonia, al pedir el Cardenal Mahony a las parejas más veteranas (entre ellas los Armendarez), se manifestó que el respeto, la buena comunicación, el buen humor, la comprensión y, en particular, la paciencia son otros aspectos claves para una relación matrimonial perdurable.

El Día Mundial del Matrimonio se celebra todos los años en todas las regiones pastorales de la Arquidiócesis de Los Angeles y diócesis católicas de todo el mundo.

Este día se estableció para homenajear a los esposos que por años se han correspondido y mantenido en el amor. VN

HISTORIA DEL DÍA MUNDIAL DEL MATRIMONIO

De acuerdo a información del Departamento de Vida Familiar de la Arquidiócesis de Los Ángeles, dependencia que organiza la festividad del “Día Mundial del Matrimonio” en la Iglesia Católica, el Día Mundial del Matrimonio se estableció para honrar a los esposos y esposas responsables de establecer las familias, que son la unidad básica de la sociedad. Este día tiene como propósito aclamar la belleza de su fidelidad, sacrificio y gozo en la vida diaria matrimonial.

La idea de celebrar el matrimonio comenzó en Baton Rouge, Lousiana, en 1981, cuando las parejas animaron al alcalde, el gobernador y al Obispo de ese entonces para proclamar el día de San Valentín como el Día de Matrimonio, bajo el lema: “Nosotros Creemos en el Día del Matrimonio”.

El evento tuvo tanto éxito que la idea fue presentada y adoptada por los líderes nacionales de El Encuentro Matrimonial Mundial.

En 1982, cuarenta y tres gobernadores proclamaron oficialmente el día y las celebraciones se extendieron a las bases militares de Estados Unidos en varios países extranjeros.

En 1983, el nombre se cambió a “El Día Mundial del Matrimonio” y se asignó para su celebración el segundo domingo de febrero.

En 1993, su Santidad, el Papa Juan Pablo II impartió su Bendición Apostólica sobre el Día Mundial del Matrimonio.

Las celebraciones del Día Mundial del Matrimonio continúan creciendo y extendiéndose cada año, a más países y diferentes congregaciones de expresión de fe. VN

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