UN LEGADO DE FE CATÓLICA
Carmen Spíndola: tres décadas formando espiritualmente a los niños hispanos
La Parroquia de San Matías, en Huntington Park, tiene el privilegio de tener a Carmen Spíndola entre uno de sus fieles religiosas. Durante tres décadas, su casa ha sido centro donde varias generaciones de niños hispanos han aprendido las primeras nociones de la fe cristiana. Vida Nueva conversó con la señora Spíndola y su hija, Rosario Marín, primera mujer inmigrante nombrada para ocupar el puesto de Tesorera de los Estados Unidos. Las dos también contaron entusiasmadas los detalles de su encuentro con el Papa Benedicto XVI en la Casa Blanca.
Carmen Spíndola ha dedicado toda su vida a educar e instruir a los niños y jóvenes en las doctrinas de la Iglesia Católica. Aunque lleva 30 años enseñando el catecismo en Estados Unidos, su dedicación religiosa se remonta a varias décadas anteriores cuando asistía a la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en México: “Comencé a enseñar el catecismo en México, cuando apenas tenía 14 años –dijo la señora Spíndola–. Las primeras enseñanzas religiosas las recibí de mi mamá y mi abuela. Ellas me enseñaron a amar a la Virgen. Teníamos un grupo de acción católica en la iglesia a donde iba. Después me casé, tuve mis hijos, pero nunca me he separado de la misión que Dios me dio.
“Cuando llegamos a California en 1972, íbamos a escuchar misa a la Iglesia de la Placita Olvera, como todo buen emigrante mexicano. Después que compramos nuestra casita, empezamos a asistir a las misas de la Iglesia San Matías de Huntington Park. Allí fue donde el padre oficiaba las misas en aquellos tiempos; me dijo que no había catequistas en español y había muchos niños latinos que no podían recibir clases. Comencé con 10 ó 12 niños en mi casa. Preparaba a los niños, les enseñaba por una hora, y así comenzaron a sumarse varios grupos. La casa parecía un jardín infantil. A partir de entonces han pasado cientos de niños latinos, ni siquiera puedo mencionar la cifra porque ha pasado mucho tiempo. Justamente ahora en mayo se cumplen tres décadas de estar realizando este trabajo”, comentó la catequista.
Además de preparar a cientos de niños latinos a recibir la Primera Comunión, Carmen ha tenido el privilegio de ver crecer a sus seis hijos, hoy en día convertidos en hombres y mujeres de bien. “Cuando llegué a Los Angeles ya mis hijos estaban jovencitos. Aunque los primeros años fueron difíciles, nunca dejamos de asistir a misa o a las celebraciones importantes de la Iglesia. La Iglesia siempre ha estado muy vinculada a la vida de mi familia”.
Cuando me comenta los momentos más importantes que como religiosa ha tenido en su vida, no puede dejar de mencionar su encuentro con el Papa Benedicto XVI en la Casa Blanca, el pasado mes de abril. “Estoy muy emocionada –dijo Carmen–. Dios me ha concedido muchas cosas hermosas en la vida. Haber visto a Juan Pablo II en México, y ahora estar tan cerca del Papa en su reciente visita a Estados Unidos. Estar en el mismo lugar donde su Santidad estaba. Fue una ceremonia muy especial donde llegaron alrededor de 12 mil personas. ¡Te imaginas, estábamos enfrente del Papa! Él representa más que una nación, es la voz de una armada de millones de católicos en todo el mundo”.
Una hija orgullosa de la fe de su madre
Rosario Marín, una de las hijas de Carmen, habla con orgullo de la devoción con que su madre ha formado a la familia y a generaciones de niños latinos en México y Estados Unidos. Con la voz llena de emoción nos comentó: “Yo siempre digo que mi papá me dio el regalo de la ética del trabajo y mi mamá el regalo de la fe. La fe que ella me ha dado no sólo en mí misma, como persona, sino la fe que tengo en Dios. Más que nada con su ejemplo. La fe que ella tiene es inquebrantable, la sostiene. Es la misma fe que nos ha sostenido como individuos y como familia.
“En casa de mi madre hay un altar muy bonito con imágenes de la Virgen de Guadalupe, fotos del Papa, es todo un santuario. Es una gran colaboradora de la Iglesia. Mi mamá ha sido catequista toda su vida. Por 30 años ha estado enseñando a los niños latinos las enseñanzas de la Iglesia Católica. A veces me encuentro a adultos que me dicen: ‘¡Yo recibí clases de catecismo con tu mamá!’. Es un sentimiento muy emocionante”, agrega con orgullo.
Mantener la fe católica en las futuras generaciones hispanas
“Es importante mantenernos activos y mantener la fe católica en las futuras generaciones. Yo he animado a mis nietos a seguir mi labor. Siempre necesitamos ayudantes. También tengo a los padres de los niños que asisten a los grupos. Muchos de ellos también se han vinculado de manera activa a la parroquia. En estos momentos tengo un grupo de 24 niños. Se necesitan dos años de preparación para hacer la Primera Comunión. Muchos de los niños me dicen maestra, pero no lo soy”, comenta la señora Spíndola.
“He sido muy afortunada en mi vida. El próximo mes de noviembre cumplo 75 años. Gracias a Dios siempre he sido saludable. Ahí vamos. Estos 30 años enseñando catecismo en Estados Unidos han sido muy especiales, tratándose que los niños latinos aprendan la Palabra de Dios. El Señor nos escoge, nos manda esa misión. A uno le toca entregarse a los caminos de Dios. Yo le doy gracias a la vida por haber realizado esta misión por tantos años. Es un trabajo muy hermoso y voy estar activa en la Iglesia mientras tenga salud y energía”, concluyó Carmen. VN
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