REFLEXIONES DEL ‘ÚLTIMO ADIÓS’ A CÉSAR CHÁVEZ

REFLEXIONES DEL ‘ÚLTIMO ADIÓS’ A CÉSAR CHÁVEZ

(Imagen: El cortejo fúnebre constituido de una multitud de más de 50 mil personas se aproxima a ’40 Acres’ después de una larga caminata. Fotografía de Victor Alemán / Derechos Reservados)

El líder campesino fue un devoto católico que entregó su vida a ‘La Causa’, dejando recuerdos que superan su muerte

Por CARDENAL ROGELIO MAHONY

Un 23 de de abril de 1993 se celebró la misa fúnebre del líder de los campesinos César Chávez en un rincón histórico de California: un lote de 40 acres en Delano, identificado simplemente como “40 Acres”. Éste fue el lugar donde César Chávez y Larry ltliong acordaron comenzar la huelga de uva de mesa en el otoño de 1965.

Los “40 Acres” comenzó con la construcción de una pequeña casa en el lote, y con los años se fueron añadiendo otras construcciones, incluyendo un hogar de retiro para personas mayores, trabajadores agrícolas sin familia.

Fue aquí que la actual Unión de Campesinos (UFW) empezó y continuó trabajando por los derechos y la dignidad de los trabajadores agrícolas, no sólo en California, sino en todo el país.

Y aquí fue donde se celebró la misa fúnebre. César terminó su largo y arduo camino en la Tierra en el mismo lugar donde comenzó su lucha a favor de los campesinos.

Su sencillo ataúd de madera fue hecho por su hermano Ricardo, otro trabajador del campo. Gran parte de una impresionantemente larga procesión se dirigió a Delano, una comunidad agrícola ubicada a alrededor de 30 millas al norte de Bakersfield. Los campesinos compartían turnos para tener el privilegio de cargar el ataúd de su líder sobre sus hombros. Muchos cientos querían ayudar a cargar aquel cuerpo sin vida hasta donde se realizaría su sepultura.

Esta señal de respeto de parte de aquella inmensa multitud de trabajadores del campo fue un silencioso y a la vez elocuente testimonio del lugar que César ocupaba en la vida de ellos; y a la vez del lugar que ocupaba en la historia como el primer campesino que forjó una lucha creíble para obtener condiciones laborales decentes, salarios, y beneficios para quienes realizan esta faena. Todos los intentos anteriores habían fracasado.

Todos los esfuerzos de César estaban firmemente basados en el Evangelio de Jesucristo y en las enseñanzas sociales de la Iglesia Católica.

Los derechos y la dignidad de los campesinos fue el único foco de sus esfuerzos. Él mismo había sufrido injusticias y falta de condiciones dignas de trabajo a lo largo de los años. El uso de contratistas de trabajadores agrícolas los mantenía alejados de los dueños de los campos. César sabía que sólo se avanzaría cuando los campesinos pudieran negociar directamente con ellos en convenios colectivos.

Ese objetivo se logró cuando se firmaron los contratos con los primeros productores de uva. A pesar de que el número real de contratos nunca fue grande, su influencia ayudó a elevar sus salarios y beneficios en todo el estado de California.

Mientras yo celebraba su misa fúnebre, seguía recordando el papel especial de este hombre de fe profunda, totalmente comprometido con medios no violentos, y para siempre concentrado en dar a todos los campesinos la dignidad que se merecían como hijos e hijas de Dios.

Tantos recuerdos inundaron mi mente y alma ese día… mientras reflexionaba en lo lejos que habían llegado hasta ese momento los trabajadores agrícolas en los casi 30 años que César Chávez defendió su causa. De una manera especial, la persona y la misión de San José Obrero se desplegaba sobre todos nosotros aquel día.

Hagamos que los principios bajo los cuales César vivió, y la fuerza con la que luchó por la dignidad e igualdad en todas sus formas para los campesinos, siga inspirándonos en nuestros propios esfuerzos de ayudar a aquellos que siguen marginados en la sociedad. VN

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