<!--:es-->PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO DE LA VIDA HUMANA EN EL RÉQUIEM POR LOS ‘NO NACIDOS’<!--:-->

PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO DE LA VIDA HUMANA EN EL RÉQUIEM POR LOS ‘NO NACIDOS’

(Feligreses participan en la ceremonia ‘One Life, One Light’ portando veladoras. Fotografía de Victor Alemán / vida-nueva.com)

Una vez más, la Iglesia Católica se reúne para celebrar este evento religioso que rechaza enérgicamente la práctica del aborto

Por SEAN M. WRIGHT

Cada año, cuando se cumple un aniversario más de la decisión de la Suprema Corte sobre el caso Roe versus Wade que legalizó el aborto en Estados Unidos, una multitud se congrega en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles para celebrar la Misa Réquiem en homenaje a aquellos a quienes no se les permitió nacer. De este modo se corona un día de eventos dirigidos a crear conciencia sobre la importancia de terminar con esta práctica.

En este 2016, junto al Arzobispo José H. Gomez se hallaban todos los obispos auxiliares de Los Ángeles, el Cardenal Rogelio Mahony y varios líderes religiosos de Iglesias ortodoxas, protestantes, mormonas y musulmanas.

“Logrémoslo con la fe puesta en Dios. Podemos hacer todas las cosas porque Él nos da la fuerza”, dijo el Arzobispo Gomez en su homilía refiriéndose a la lucha a favor de la vida. “Como dicen los Evangelios, tenemos que caminar por el mundo como Jesús lo hace; por amor no podemos esperar hasta mañana. Hay demasiadas personas que hoy nos necesitan…

“El amor habla con el lenguaje del servicio”, agregó. “Continuemos trabajando para servir a cada persona que sufre alguna forma de esclavitud, de injusticia. Podemos lograr una diferencia. Oremos por la santidad de la vida, el misterio del amor de Dios”.

El Arzobispo Gomez finalizó pidiendo a cada persona “dar testimonio de la verdad, de que cada vida es digna de ser vivida”.

“Seamos la misericordia de Dios para nuestros hermanos y hermanas”, dijo. “¡Proclamemos el Evangelio de la Vida! Y que María, Madre de la Misericordia, esté con nosotros”.

Cerca del final de la Misa, Dan Haley y Jenna Gasssew dieron un testimonio personal sobre el nacimiento de su hijo Shane. Les habían recomendado que lo abortaran, ya que según el médico, el bebé iba a nacer muerto. “Vivió sólo cuatro horas después de su nacimiento”, dijo Jenna. “Pero esas cuatro horas cambiaron nuestras vidas para siempre”.

Después de esta declaración se realizó la tradicional ceremonia “Una Vida, una Luz”, en la que 200 miembros de la asamblea – cada uno sosteniendo una gran veladora – se acercaron solemnemente al altar, colocándolas en un doble semicírculo. Las 200 representaban el número estimado de vidas finalizadas por el aborto en el Condado de Los Ángeles.

Después de 200 segundos de silencio, el padre Alexei Smith, director de la Oficina de la Arquidiócesis de Asuntos Ecuménicos e Interreligiosos, explicó que esto provoca una esperanza.

“Cuando esta ceremonia comenzó hace 14 años había 460 veladoras alrededor del altar”, dijo. “Así que los abortos legales se han reducido en un 60 por ciento”.

Después las llevaron afuera de la Catedral, y las colocaron frente a la autopista Hollywood, para que los conductores pudieron ver las luces brillar en la oscuridad.

Entre los asistentes que oraban tomados de la mano se hallaba un significativo número de adolescentes y adultos jóvenes, muchos de los cuales habían participado en la segunda caminata anual OneLife LA más temprano ese día. Varios llevaban camisetas con el mensaje: “Choose Life!” (¡Elige la vida!).

Entre ellos se encontraba Jessica Gaudy, la hija de 25 años de edad de Larry Gaudy, director de Educación Religiosa de la Parroquia Santa María Goretti en Long Beach.

“Aquí hay un verdadero sentido de comunidad y propósito”, dijo. “Es tan extraño. Seguimos escuchando de fuentes populares y seculares que la Iglesia Católica es anti-mujer. Eso está tan lejos de la verdad. Como católicos pro-vida queremos solamente proteger a las mujeres y sus bebés.

“Cada año se hace más evidente que estamos abogando por la protección de toda la familia: madre, padre e hijos”, continuó la joven. “Y creo que nuestra joven generación de católicos está llegando a entender cada vez más que podemos ser una voz resonante para aquellos que no la tienen”.

Para John Bonaduce, compositor de la “Shantigarh Requiem of the Unborn” -que entonó durante la Misa-, y que también es director musical de la Iglesia Nuestra Señora de la Paz” en North Hills, este evento es parte de una penitencia autoimpuesta.

Cuando se le preguntó qué fue lo que le motivó a componer para esta Misa, él respondió: “En 1976 pagué por un aborto de mi novia. No me sentí mal por eso porque todos mis amigos de ese momento me dijeron que había hecho lo correcto. Inconscientemente había abandonado a la Iglesia, pero escuché una voz que me dijo que yo había quebrantado una gran ley.

“Durante tres años no pude seguir con la vida que llevaba”, recordó Bonaduce. “Busqué un lugar real. Entonces me di cuenta de que la Iglesia Católica, con todo su misterio, es ese lugar real”. También comentó que “Shantigarh”, nombre de su composición musical, es una palabra hindú que significa “hogar de paz”. “…y he visto que eso es la Iglesia Católica”, puntualizó. VN

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