MADRE LATINA ESCAPA DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA Y LOGRA TENER SU PROPIO NEGOCIO

Los Ángeles.- Carla es una sobreviviente de violencia doméstica que tras sufrir años de abuso logró reunir el coraje suficiente para escapar de su situación con el apoyo de una organización hispana y hoy es dueña de su propio negocio.

Esta inmigrante mexicana llegó a EE.UU. en 2003 “con la ilusión de formar un hogar con un hombre que consideraba ideal”.

“Sin embargo, mi vida con él fue muy distinta de lo que esperaba y muy decepcionante”, agregó Carla, que tras enviudar y con un hijo pequeño, comenzó la nueva relación que la llevó al aislamiento y a un ciclo de abuso verbal, emocional y físico.

Rápidamente nació un hijo y la pareja decidió tener enseguida otro bebé.

De esa forma, en 2006 Carla tenía un hijo de siete años, otro de un año y un bebé recién nacido, no trabajaba y vivía aislada. Su esposo quería que ella se dedicara a las labores del hogar pero por otra parte, “él quería seguir con su vida de soltero saliendo con sus amigos y teniendo amiguitas”.

Antes de nacer el segundo hijo de la pareja -y el tercero de Carla- su esposo decidió irse a trabajar a otro estado “desde donde enviaba dinero para los gastos de la casa, pero viniendo muy poco a vernos”.

“Al principio me sentía muy sola pero empecé a conocer un poco más el área y a ser más independiente. Cuando nació mi tercer hijo mi esposo sólo vino a conocerlo un mes después”, comentó.

Esas circunstancias la obligaron a mudarse a donde estaba trabajando su esposo donde al principio vivieron en un sector peligroso, excusa que él utilizaba para no dejarla salir sola.

Cuando fue a inscribir a su hijo mayor en la escuela la remitieron a una entrevista con una psicóloga quien había notado el control que su esposo ejercía sobre ella.

La psicóloga le recomendó Casa de Esperanza -una organización hispana nacional que ofrece albergue inicial y ayuda a las víctimas de violencia doméstica- y le dio un teléfono y un nombre de contacto para llamar, en caso de que quisiera más información o hablar sobre su situación.

Posteriormente se mudaron a una casa muy costosa en las afueras de la ciudad lo que trajo problemas económicos y más tensión en la relación y él seguía criticando todo lo que ella hacía.

“No veía nada de lo positivo que yo hacía. Sólo lo negativo”, sostuvo.

Luego de casi dos años de abuso verbal y psicológico tuvieron un enfrentamiento físico a consecuencia del cual Carla sufrió una caída por las escaleras.

La policía lo arrestó y ella fue a un refugio de Casa de Esperanza, donde la asesoraron para mostrar evidencias de la violencia en la audiencia ante el juez, con lo cual recibió la custodia de los hijos.

“Es muy importante que una persona en este tipo de situación sepa que sí hay recursos”, explicó Ambar Hanson, coordinadora nacional de Asistencia Técnica y Entrenamiento de Casa de Esperanza.

“Hay muchos centros como Casa de Esperanza y mediante el servicio ‘Hopeline’ de Verizon, marcando #4673, la persona puede llamar gratuitamente y encontrar información sin ningún compromiso, pero sí para poder compartir su situación”, añadió.

Igualmente resaltó la importancia de donar los teléfonos celulares que ya no se usen para que puedan ser habilitados para el servicio de “hopeline”.

“Estos teléfonos salvan vidas”, aseguró Hanson.

Luego de seis meses en el refugio, una de las consejeras la ayudó con un contacto para hacer limpieza de casas. Carla comenzó con ese trabajo independiente, su primer cliente le recomendó a otros, fueron mejorando sus ingresos y pudo mudarse a vivir con sus hijos.

No obstante volvió con él -“a intentar de nuevo”- quedando embarazada de nuevo; antes de que naciera el bebé, su esposo la echó de la casa con sus pocas pertenencias pero ya Carla tenía su negocio y sabía cómo sobrevivir sola con sus hijos.

Con motivo de la celebración del Día de la Madre, Carla -quien ha formado parte del programa Líderes para ayudar a otras mujeres en situaciones de violencia doméstica- recomendó a quienes estén sufriendo abuso “que busquen ayuda”.

“A mí no me avergüenza contar lo que me pasó y al contrario me siento orgullosa de estar sola sacando a mis hijos adelante”, concluyó. VN

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