LILLY MUCARSEL, UNA INMIGRANTE QUE TRABAJA POR UNA COMUNIDAD MÁS SALUDABLE

Desde hace ocho años, la ecuatoriana Lilly Mucarsel, directora del programa de educación y ayuda a la comunidad de la Asociación Americana de la Diabetes, se dedica a llevar información a la población para preservar la salud.

El trabajo de Mucarsel se enfoca especialmente en la prevención y tratamiento de la diabetes en las comunidades de inmigrantes del condado de Orange (California), donde casi el 50 por ciento de los hispanos padece esta enfermedad en algunos de sus tipos, especialmente la diabetes tipo 2.

“Yo siento una inmensa satisfacción ayudando a la gente a través de charlas, conferencias, clases y ferias de la salud para que tengan mayor conciencia de cómo cuidarse y como cuidar a su familia, para mi esto no es un trabajo, es una misión que cumplo con gran responsabilidad”, dijo Mucarsel.

La filosofía de vida que profesa la ecuatoriana es “ayudarse ayudando” y la basa en su propia experiencia como inmigrante indocumentada en este país al que llegó en 1991, cuando tenía 35 años.

“Yo tenia una vida hermosa en mi país, me gradué de economista en la Universidad Estatal de Guayaquil y me desempeñaba como analista financiera en una exitosa empresa; me creía feliz en mi primer matrimonio del cual nacieron dos de mis tres hijas”, dijo Mucarsel.

Sin embargo, su matrimonio se transformó en un “devastador divorcio” que la dejó “sumamente afectada emocionalmente”, contó, por lo que decidió venirse con sus dos hijas a Estados Unidos para ayudar a su hermana que vivía aquí como residente legal y cuyo hijo de 4 años acababa de sufrir un derrame cerebral.

“Llegué con 300 dólares, pensando que era una fortuna, pero a la semana entendí que no tenia nada”, explicó la trabajadora social. Agregó que antes de venirse pensaba que hablaba inglés porque había hecho un curso en su país natal, pero cuando llegó a Norteamérica no era capaz de pronunciar una sola palabra.

“Después de haber tenido gente en Ecuador que me ayudaba en mi casa, me tocó llegar aquí y trabajar limpiando casas, cuidando niños, pelando camarones para una agencia de festejos”, dijo.

“Al principio tenia tres trabajos y además me puse a estudiar porque entendí que no tenia mejor opción si de verdad quería seguir adelante”, agregó.

“Tomé el toro por los cuernos y me fui a la universidad y me puse a estudiar inglés como segundo idioma, ingles para negocios, estadística, macroeconomía y mercadeo”.

“Velar por el futuro de mis hijas se convirtió en mi mayor misión y eso me llevó a curar mi dolor. Estudiando, trabajando y ayudando a los demás no tenia tiempo para sentirme triste”, relató.

Su primer encuentro con el área de la salud en este país ocurrió en 1989 cuando tuvo que ser intervenida de un tumor en el ojo y someterse a varias sesiones de quimioterapia.

“Asistiendo tanto al hospital me fui involucrando con la gente que allí trabajaba y fui valorando lo que significa velar por el bienestar de las personas”, refirió la hoy directora del programa de educación y ayuda a la comunidad de la Asociación Americana de la Diabetes.

Antes de ocupar formalmente este cargo Mucarsel se paseó por diversos trabajos, “trabajé en un restaurante llevando a la gente a sus mesas, trabajé para una agencia de publicidad y también para varios hospitales del condado de Orange, mientras lo hacia siempre seguía estudiando porque siempre es necesario seguir aprendiendo”, sostuvo.

Mucarsel se define como una voluntaria de la vida, su horario de trabajo lo extiende de manera voluntaria hasta altas horas todos los días e incluye muchos fines de semana para llevar a cabo su labor de ayudar y educar a la comunidad en materia de salud.

“He perdido la cuenta de cuantas personas han sido beneficiadas con el programa de la Asociación Americana de la Diabetes, pero siempre hay lugar para una más, porque la salud de todas las personas, incluyendo la mía, es para mi un asunto prioritario, por ello sigo en mi camino de ayudarme-ayudando”, concluyó. VN

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