LETICIA MONTAÑEZ PONE A PRUEBA EL CEREBRO DE LAS NAVES ESPACIALES
Leticia Montañez, ingeniera en pruebas de computadoras del Laboratorio de Propulsión de la Agencia Nacional de Aeronáutica Espacial (JPL-NASA, en inglés), tiene por tarea crear y probar, en escenarios adversos, los programas de computación que son el cerebro maestro de las naves espaciales.
“Todo lo que enviamos a las computadoras de las naves tenemos que probarlo primero, así que yo tengo que juntar todos los componentes electrónicos y hacerles creer que están en el espacio”, dijo a Efe Leticia Montañez, de 43 años, al explicar los programas de prueba que ha creado para naves como Cassini, que actualmente explora Saturno.
“Tengo que engañar la computadora para que piense que aquello que esta allá es un planeta, o aquello es una estrella, y si es un planeta enseñarle (a la computadora) que hay atracción gravitacional hasta desarrollar una asimilación para que el programa piense que está en el espacio”, agregó.
Montañez nació en Los Angeles, pero vivió su niñez con su familia materna en Chihuahua (México).
De regreso a Estados Unidos, cuando estudiaba la escuela preparatoria fue con un grupo de estudiantes a visitar JPL-NASA y le gustó el ambiente. Al verano siguiente pidió trabajo a tiempo parcial como asistente de oficina.
“Cuando yo era pequeña llegó el hombre a la luna y desde entonces dije: yo quiero hacer eso”, recordó Montañez, cuya madre trabajaba limpiando casas y su padrastro era reparador de muebles.
Para realizar su sueño estudió ciencias de la computación de la Universidad Estatal de California en Los Angeles (CALSTATE-LA).
Posteriormente regresó a buscar trabajo en JPL-NASA y fue asignada al laboratorio para probar el programa de computadoras en la nave Galileo que fue enviada a explorar el planeta Júpiter en 1989.
“Luego trabajé en el Rover Pathfinder”, contó la especialista en computadoras acerca del vehículo que fuera lanzado el 4 de diciembre de 1996 y que llegó a Marte el 4 de julio de 1997, con el fin de hacer un mapa de la superficie y explorar el terreno.
“Ahí hice muchos programas de asimilación de terreno, porque se hicieron muchas pruebas para saber cuál era el que iban a instalar para el proyecto”, rememoró Montañez.
“He estado en el laboratorio haciendo pruebas para ver si todas las órdenes que le mandan a la nave (por computadora) van a funcionar”, indicó.
La mañana del 4 de julio de 2005, una sección de la nave “Deep Impact” (Impacto Profundo), de JPL-NASA, fue estrellada en la superficie del cometa “Temple 1”.
El estallido, equivalente a cinco toneladas de dinamita, fue realizado con el fin de estudiar el efecto de la explosión en el cometa previendo la posibilidad de tener que desviar una roca similar que pudiera estar en ruta para impactar el planeta tierra.
Montañez probó el programa de la nave antes de su instalación.
“Trabajé en el Deep Impact; pero sigo trabajando en el mismo proyecto, porque después del impacto quedó la nave (impulsora) con suficiente combustible y cámaras, y vamos a observar otro cometa, el Boethin”, contó Montañez del proyecto extendido que inicia en enero del 2008.
Actualmente, la especialista en computadoras junto a sus compañeros de JPL-NASA trabaja en la creación de una computadora y un programa universal para todas las naves futuras.
“Cada vez que hacemos un proyecto se usa una computadora diferente y cuesta mucho dinero hacer las pruebas”, explicó.
Montañez aconseja a los jóvenes que para poder hacer realidad sus sueños tienen simplemente que seguir estudiando.
“Los chavales no tienen que pensar: ‘¡oh!, eso es lo que yo quería hacer; pero como no tuve dinero’. No se preocupen por el dinero (el gobierno tiene programas de becas), lo que tienen que preocuparse es de hacer algo que les guste”, finalizó. VN
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