
SI LE GUSTAN LOS DURAZNOS, LE GUSTARÁN LOS INMIGRANTES
Por CARDENAL ROGELIO MAHONY
Sin inmigrantes, tanto si se encuentran en situación legal o sin papeles, el estado de California dejaría de funcionar.
Hace poco, venía yo manejando por el exuberante Valle del San Joaquín del centro de California y escuchaba una radio local de conversaciones en la que atacaban a los inmigrantes, vomitando el palabrerío absurdo que se hizo tan popular en la reciente campaña electoral. Al cruzar millas sin fin de huertas y viñedos “dormidos”, campos inmensos que esperan la siembra de la primavera, me llamó la atención un grupo de hombres podando los árboles de duraznos o melocotones.
Vi una salida de la autopista y regresé para observarlos de cerca. Se trataba de árboles jóvenes que empezaban a echar los brotes de color rosa y colorado por lo que los hombres trabajaban con urgencia para terminar toda la plantación. La poda de estos árboles no es tarea simple, pues se necesita aplicar la ciencia y el arte ya que la próxima cosecha de duraznos depende de que estos trabajadores tengan un ojo especial para podar la rama apropiada. Me quedé fascinado observando una vez más a estos profesionales en acción. Un trabajador me explicó que los duraznos de la próxima cosecha se formarán en las pequeñas ramas del año pasado. Podar la rama equivocada significaría que no habría duraznos.
Estos son inmigrantes y algunos podrían encontrarse o no encontrarse en situación legal. Mientras estos trabajadores del campo se afanaban podando esta huerta, otros miles estaban esparcidos por todo este fértil Valle podando las parras y muchos otros árboles frutales para que usted pueda disfrutar de las frutas frescas, uvas de mesa y vinos finos los próximos meses.
Pregunté a estos trabajadores si tenían compañeros no hispanos y pusieron cara de sorpresa. Me dijeron que ni siquiera en los tiempos de la Gran Recesión vieron a ninguno acercarse a los dueños pidiendo trabajo para hacer estas difíciles tareas.
Estos inmigrantes son esenciales para las empresas agrícolas de California, uno de los elementos esenciales de la economía del estado. California ocupa el primer lugar en la nación por la producción de frutas, legumbres, vinos y nueces. Los productos más rentables del estado son las nueces, uvas, algodón, flores y naranjas. California produce la mayor parte del vino nacional. Los productos lácteos representan la mayor parte de los ingresos del campo.
Sin nuestros hermanos y hermanas inmigrantes, la agricultura desaparecería debido a la gran máquina económica que ésta representa. En California, los trabajadores inmigrantes son la máquina económica no sólo de la agricultura, sino también del turismo, de los empleados de moteles y hoteles, de los chefs y trabajadores de cocina, de la confección de ropa, de la instalación y mantenimiento de la jardinería, de todas las fases de la fabricación, lavado y preparación de autos, y de otros incontables segmentos de la producción y servicios.
Entre el grupo de estos trabajadores hablé con uno que acababa de terminar la escuela secundaria. Estaba ayudando a su padre a podar los árboles porque deben ser podados antes de que aparezcan los brotes. Se notaba una urgencia rítmica en su trabajo y me dijo que tenían que podar otros cientos de acres. Me explicó que pronto va a ir a la Universidad Estatal de Fresno, y se especializará en agricultura a fin de ser parte del área científica y administrativa de la agricultura.
Esta breve parada en el camino hacia casa me hizo recordar vivamente el valor esencial de nuestros hermanos y hermanas para todos nosotros a lo largo y ancho del país.
Continuando el camino hacia el sur, recé un Rosario especial por estos trabajadores del campo y por sus familias, invocando la asistencia de Nuestra Señora de Guadalupe, de San Juan Diego y de San José Obrero.
La próxima vez que deguste un durazno, me preguntaré qué árbol lo produjo. VN
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