LA HERMANA MARÍA ALICIA EXPLICA QUE LA VIDA CONSAGRADA ES UNA LLAMADA A LA SANTIDAD
La vida religiosa de la hermana María Alicia Hernández Rojas hace honor a Marta y María, las amigas de Jesús y hermanas de Lázaro en Betania.
Pertenece a la congregación de las Hermanas de Betania Consoladoras de la Virgen Dolorosa (C.V.D.), instituto religioso originario de El Salvador, y desde muy joven su vida ha transcurrido entre California, México, El Salvador y Guatemala, siempre con el lema de su congregación de “orar con el trabajo en el campo de Dios y cultivar el campo de Dios con la oración”.
La hermana explica que las fundadoras declararon Patrona de la congregación a la Virgen Dolorosa, pues “la Virgen es Madre de todos y la hermana debe consolar a todas las personas que sufren como lo haría ella”.
La hermana María Alicia nació en el ranchito El Crucero, llamado actualmente Francisco Villa, de Michoacán. Sus padres, Emigdio Hernández Sánchez y María de Jesús Rojas Pérez, se trasladaron a Morelia, capital del estado, y llegaron a Oxnard, California, cuando ella tenía pocos meses. Tuvieron familia numerosa -tres hombres (uno ya fallecido) y cuatro mujeres de las que una es también consoladora de la Virgen Dolorosa.
Hizo sus estudios en la escuela pública de Oxnard y obtuvo el grado de A.A. en el Colegio Comunitario de Ventura, California, en 1983. Ese año entró en la congregación, la misma que había recibido un año antes a su hermana Rosa María.
VOCACIÓN POR PASOS
“Cuando íbamos de vacaciones a México visitábamos a mi prima Margarita María del Sagrado Corazón de Jesús, en las Adoratrices Perpetuas, monjas de clausura, y pensaba: ‘Me gustaría ser como ella’ por la paz que le notaba”. Ahora cree que ésa fue la primera semilla de su vocación.
En Oxnard, cuenta, “la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe organizaba pláticas de Cuaresma con las que íbamos formándonos la idea de lo que Dios quiere de cada uno y de nuevo se sembraban las semillas de mi vocación”.
“Una vez, una hermana de Betania fue a dar una plática al grupo de jóvenes de la parroquia al que pertenecía. A mí me llamó la atención y pensaba ir a hablar con ella después. Pero mi hermana Rosa María habló con ella y empezó a visitarla para hablar de su vocación.Como yo no estaba segura, no la visitaba”.
“Mi hermana entró en la congregación y yo notaba su alegría cuando iba a verla. Cuando ella entró, yo estaba pensando en hacer lo mismo. Por Navidad me tendieron una trampa. Me invitaron a una cena de Navidad en su comunidad de Santa Bárbara. Como yo no tenía medio de locomoción, me recogió mi hermana y, al llegar al convento, me dejó sola en una sala mientras ella hacía algo. Sólo que, en vez de regresar ella por mí, llegó la madre superiora a hablar conmigo y a ella sí le dije que quería ser religiosa”.
“Yo quería ser maestra y las Hermanas de Betania lo eran”. Por otro lado, explica, “no llegué a ser maestra titulada pero sí conseguí el título de “Master Catechist” (algo así como “maestra catequista o maestra de catequistas), título que le sirvió en diversos lugares.
“Cuando regresé de la cena de Navidad a casa -continúa contando con sencillez y alegría notables en la bocina del teléfono-, mis padres ya estaban dormidos, pero los desperté para comunicarles que había decidido entrar en el convento. Con esto los puse en un aprieto porque tenían decidido regresar a México con la familia. De ese modo yo me vi en la disyuntiva de escoger entre convento o México.Me decidí por el convento”.
“‘¿No será por tu hermana?’ Me preguntaron, y trataron de convencerme que regresara con ellos a México. Yo quería seguir estudiando y mi padre me prometió que podría estudiar en México”.
Por fin ellos regresaron en enero y yo me quedé con un hermano. Sin embargo, “poco antes de ir al convento, vino mi papá para entregarme a la comunidad, igual que si me fuera a casar”.
CARISMA
Ahí empieza su andadura como religiosa de las Hermanas de Betania. Primero fue a Guatemala en 1983 para el noviciado (2 años) y juniorado (1 año). Siguieron los votos como religiosa viendo el carisma plasmado por las madres Dolores de María Zea Fernández -guatemalteca de Quetzaltenango- y María de la Cruz Pinto -salvadoreña de Chalatenango- en su congregación.
Según ellas, las hermanas debían “vivir fraternalmente la vida de intimidad con Dios en la oración (como María) y la vida de servicio en las obras de apostolado (como Marta)”, las amigas de Jesús, según el Evangelio. La congregación fue fundada en Santa Tecla, El Salvador, en 1928, con 13 mujeres. Su primera obra fue crear Instituto Betania, una escuela con una pedagogía bajo con el lema de “aprender haciendo” para preparar a la mujer “como hija, esposa y madre ejemplar”, explica la hermana María Alicia.
“La filosofía de las fundadoras -explica la hermana- es enseñar a pensar, pues educar es convencer, conducir. Es obra del amor, de la empatía, es comunicación auténtica de valores”.
PEREGRINAJE
Hechos los votos, continúa la marcha hacia otros destinos.
Primero fue Santa Bárbara, California, con Caridades Católicas, donde pasó un año “trabajando con los migrantes, dando información, repartiendo comida, visitando a los ancianos”. Siguieron seis años dando clases de religión en Lompoc en la iglesia de La Purísima y educación religiosa para los estudiantes de las escuelas pública.
En 1993 se encarga en la Casa Hogar de Pachuca (Hidalgo, México) de un grupo de 20 niñas de 3 a 7 años de edad, “para quienestiene que hacer el papel de mamá”, recuerda ahora. Sigue una estancia en el comedor de ancianos del Colegio Betania de Ciudad Guatemala, de donde salta a la residencia de mujeres que estudian y trabajan en la Casa de Betania de Los Ángeles.
Resalta en su currículo la estancia en Tizayuca (Hidalgo, México) porque en la parroquia hizo de todo menos decir misa y confesar: catequesis, biblia de adultos, llevar la comunión a los enfermos, organizar funerales, hacer celebraciones de la palabra donde no había sacerdotes y otras labores propias de la pastoral.
Regresa a la Casa de Betania en Los Ángeles y ejerce como directora de educación religiosa en la parroquia del Espíritu Santo y en San Andrés de Pasadena reemprende la labor pastoral visitando a los enfermos, llevándoles la comunión y atendiendo a otras necesidades como preparar a las quinceañeras.
En 2003 llega a la parroquia de Cristo Rey de Oxnard donde se desempeña como directora de educación religiosa. Su hermana carnal Rosa María ejerce las mismas funciones en la parroquia de Santa María del Mar, también en Oxnard.
Con toda naturalidad, hermana María Alicia dice que “quería ser maestra, que la educación es el carisma de su congregación, pero yo no pude ser maestra por no terminar los estudios necesarios. Sólo obtuve el título de “Master Catechist” que he puesto en práctica enseñando a niños, adultos, padres de familia, es decir en la formación de toda la familiay de los catequistas. Es muy bonito”, resume con la satisfacción de quien cumple la labor que el Señor le tiene asignada en su Viña.
CARISMA Y AÑO DE LA VIDA CONSAGRADA
Regresando al carisma de su congregación inspirado por el Espíritu Santo a las Madres Fundadoras, la hermana recuerda de nuevo el Instituto de Betania de Santa Tecla y repite que las hermanas deben ser “activas en la contemplación y contemplativas en la acción. Es decir que deben llevar una vida de oración constante ya que todo es oración y todo es acción, todo se resume en el antiguo ‘ora et labora’. Hay que impulsar con el ejemplo, las palabras y la actitud”.
En cuanto al “año de la vida consagrada” proclamado por el Papa Francisco [que durará hasta el 2 de febrero de 2016], la hermana lo explica diciendo: “El Papa nos llama a ser Santos donde quiera que estemos. El año está dedicado a mejorar nuestra formación, vidaespiritual, ahondar más en los carismas propios a fin de vivir en plenitud nuestra vida consagrada. Al efecto, el señor Arzobispo de Los Ángeles [Mons. José H. Gomez] nos pidió que las religiosas renovemos los votos delante de todo el pueblo”.
CONSEJOS
¿Qué diría usted a una posible candidata para la vida religiosa?
“Que vaya a un encuentro vocacional, que piense en sus cualidades y, a partir de eso, vamos aplaticar para ver si el Señor te llama a la vida religiosa y para ver dónde te quiere, porque los carismas de las congregaciones son diversos”.
Además dice, hacer la invitación que “Jesús hizo a Andrés: ‘Ven y verás’, convivir un tiempo con las hermanas, y descubrirás el ambiente de amor y alegría que reina en la comunidad”. VN
PREGUNTITAS
¿QUÉ COMIDA LE GUSTA?- “El mole. ¿El poblano? No sé, el que hacían mi abuelita y mi mamá”, responde con una voz cantarina. Y agrega que “comemos estilo guatemalteco y salvadoreño”.
¿DEPORTES? -Sólo caminar.
¿PASATIEMPOS? -“Escuchar música religiosa, cantos de meditación música instrumental, y, sobre todo, convivir con mi comunidad. Me llena mucho, me siento muy feliz cuando estoy con ellas. Es una alegría inmensa”.
HERMANAS DE BETANIA
Bethany House
850 N. Hobart Blvd.
Los Angeles, California 90029
(323) 665-6937
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