RELIGIOSOS EN LOS ÁNGELES DAN LA BIENVENIDA A LA NUEVA POLÍTICA ENTRE CUBA Y ESTADOS UNIDOS

Sacerdote de origen cubano ve beneficios, sin embargo, tiene preocupaciones de su efecto sobre el pueblo cubano

Los sacerdotes y religiosos de la Arquidiócesis de Los Ángeles dieron la bienvenida al reciente anuncio hecho por el presidente Barack Obama del restablecimiento de las relaciones diplomáticas y económicas con el gobierno de Cuba, finalizadas a principios de 1960 y que llevaron a un bloqueo impuesto por Estados Unidos.

Los religiosos ven esto como un primer paso que beneficiará a ambas naciones, y que no ha sido ninguna sorpresa para el padre jesuita Allan Figueroa-Deck, profesor de estudios teológicos en la Universidad Loyola Marymount, y quien sirvió como el primer director ejecutivo del Secretariado de Diversidad Cultural en la Iglesia de la Conferencia Estadounidense de Obispos católicos.

“Después de 54 años de sanciones es un cambio importante para restaurar nuestras relaciones con Cuba”, dijo el padre Michael Barrett, consultor teológico del Arzobispo José Gomez. “Es algo histórico y hay que ver cómo se desarrolla. Vemos que es hora de un cambio y esto puede abrir una manera de que las personas en el país [Cuba] podrían abrirse más al resto de la sociedad libre”.

El padre Figueroa-Deck piensa que el “cambio de tono” es el resultado de la “presencia del Espíritu Santo en nosotros”. Añadiendo que “la apertura hacia Cuba es parte de un cuadro más grande de una “cultura de encuentro” que el Papa Francisco está insistentemente proponiendo para la Iglesia y para toda la humanidad. Él está promoviendo un asombroso cambio de tono no sólo en la Iglesia sino también en el resto del mundo”.

El Padre Michael Barrett coincidió con esa declaración.

“El Papa Francisco está interesado en ayudar a las almas, especialmente a nuestros hermanos y hermanas de un país que era católico antes del gobierno de [Fidel y Raúl] Castro”, dijo. “Independientemente de la política, el Papa Francisco es un pastor tratando de conducir mejor los cubanos hacia Dios y el bienestar, como lo hace para todas las almas”.

“Muchos católicos en Estados Unidos no sabían de la posición de los cuatro últimos Papas, que era claramente en contra del embargo de Estados Unidos”, dijo el padre Figueroa-Deck, escritor reconocido y vocero del catolicismo hispano, la fe y la cultura, la competencia internacional, la espiritualidad y la enseñanza social católica. “El Vaticano siempre ha tenido un enfoque que trató de integrar a Cuba, no aislarla.

“La Iglesia Católica en Estados Unidos tiene una larga historia de apoyo a la Iglesia en Cuba. Esto debe continuar e incluso intensificarse, siempre y cuando la comunidad católica de Estados Unidos, incluyendo la comunidad cubana, respete la particularidad de la Iglesia en Cuba y permita que la iglesia local de allí tome la iniciativa de establecer una visión pastoral adecuada y planes.

“Se espera que el cambio en el ambiente contribuya a una experiencia de reconciliación y sanación entre los cubanos y cubano-americanos en el Sur de la Florida y en Los Ángeles y otros lugares del país también”, comentó el padre Figueroa-Deck. “Durante demasiado tiempo estos grupos experimentaron miedos y sospechas en sus relaciones y dejaron que la ira y amargura del pasado influyera y controlara sus vidas”.

El padre Paul Griesgraber, pastor de la Parroquia St. Catherine de Siena en Reseda, y activista en asuntos de inmigración, se mostró de acuerdo. “Debido a que hemos vivido separados, nos hemos adaptado a la separación, con cada uno de ellos construyendo su vida a su manera, pero cada nación puede aportar ideas de reconciliación y cambio con gracia, con nuevos valores, inversiones, y dejando atrás el miedo y la resistencia”, dijo.

“Debido a que el Papa Francisco pasa mucho tiempo orando, él es capaz de extender esa sensación de seguridad en Dios a otros líderes del mundo. Esto es acerca de Dios, acerca del amor. Es una gran aventura, y de nuevo, se trata de cruzar fronteras”, agregó el sacerdote, que es miembro de un comité arquidiocesano de clérigos involucrados en asuntos de inmigración que invierte tiempo buscando enfoques prácticos para ayudar y apoyar a las familias inmigrantes y mantenerlas unidas, independientemente de su situación económica o estado legal.

“Este es un evento increíble”, dijo la hermana del Santo Niño Sheila McNiff, directora de la escuela Santa Catalina de Siena y activista de asuntos de inmigración y de los derechos de los trabajadores.

“Incluso los gobiernos no pudieron hacerlo, pero la Iglesia [Católica] estuvo presente. Esta es realmente histórico; un cambio muy importante”.

Pero para el padre Modesto Pérez, sacerdote de origen cubano y abogado en ejercicio, quien es pastor de la Iglesia de Santa Isabel, en Pasadena, el anuncio de la nueva política viene con sentimientos encontrados.

Dejando Cuba a la edad de 11 años y volviendo a los 42 para dar charlas sobre Derecho Canónico y el matrimonio a sacerdotes, religiosos y líderes laicos (la tasa oficial de divorcio en Cuba es del 80%) dijo que era “desgarrador ver las condiciones en las cuales se vivía y la humillación a la dignidad humana, lo que daba lugar a una lucha diaria para sobrevivir, moralmente cuestionable”.

La situación sólo ha empeorado, dijo el sacerdote, de acuerdo a lo que le han dicho sus contactos en Cuba, pero siempre hay un resquicio de esperanza y dijo estar satisfecho con la decisión tomada por ambos gobiernos.

Él espera que el Vaticano ayude a mantener vivo el fuerte sentido de patriotismo de muchos cubanos que podrían haber salido del país, pero se quedaron por amor a su país y a la Iglesia.
“Me reuní con los laicos, sacerdotes y religiosos en Cuba, individuos verdaderamente heroicos. Espero que el Vaticano seguirá hablando en su nombre para presionar por la libertad religiosa y política”.

“Uno de ellos me dijo mientras me preparaba para salir, ‘Padre, debo decirle que me alegro cada vez que me encuentro con alguien como usted, que ha sido capaz de perseguir sus sueños. Pero debo confesar que también me siento melancólico. Tuve muchas oportunidades para irme, pero yo amo a mi país y amo a mi Iglesia y decidí quedarme; y si tuviera que hacerlo, lo haría todo de nuevo. Sin embargo, me duele cuando mis hijos me dicen que por mi culpa no tienen una vida o un futuro”.

“Si Cuba y la Iglesia cubana tienen un futuro, será gracias a hombres y mujeres como él!”, dijo el padre Pérez. “Rezo para que el Papa Francisco se asegure de que su sacrificio no haya sido en vano”. VN

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