LA CRISIS OBLIGA A LOS LATINOS A CORTAR LOS ENVÍOS DE DINERO A SUS FAMILIAS

La crisis está golpeando fuertemente a los latinos que, a su pesar, se ven obligados a recortar el dinero que mandan a sus familias o incluso a dejar de ayudarlas, según confirmaron expertos.

Con el hundimiento del sector de la construcción y un desempleo que supera el 11 por ciento, los hispanos sienten muy de cerca los estragos del parón en la economía estadounidense.

“Antes mandaba 400 dólares, porque tengo cuatro hijos en El Salvador, pero ahora 300, 250 al mes lo máximo. Se ha puesto bien difícil la situación”, dijo Edwin Aparicio, un pintor de 33 años.

Aparicio aún tiene trabajo, aunque menos, pero su compatriota Santo Martínez, un obrero de la construcción de 44 años, está desempleado y ha tenido que reducir sus envíos de 300 ó 400 dólares al mes a entre 100 y 150.

“Ahorita la familia está pasándolo mal”, dijo, abrumado, Martínez, quien también tiene cuatro hijos en El Salvador.

En su situación hay millones de hispanos que este año enviarán 64.000 millones de dólares a sus familias, un 7 por ciento menos que en el 2008, según Manuel Orozco, un experto del Diálogo Interamericano, un centro de estudios.

A su juicio, los hogares receptores sentirán el golpe especialmente en la segunda mitad de este año, cuando a la reducción de los flujos del norte se añadirá el aumento del desempleo en los países de la región.

Las remesas venían creciendo a tasas de dos dígitos, en parte por el aumento de la población latina en Estados Unidos, pero la crisis ha ralentizado la emigración, al tiempo que las deportaciones han aumentado un 50 por ciento en los últimos cinco años.

Pese a las dificultades económicas, incluso un 40 por ciento de los inmigrantes desempleados continúa mandando dinero a sus familias, según Orozco.

Usan para ello sus ahorros, según Natasha Bajuk, una experta del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pero la cuestión es cuánto tiempo van a aguantar.

Si la crisis se prolonga podrían pedir ayuda a sus parientes para quedarse en Estados Unidos o considerar volver a su país de origen, especuló Orozco.

Para muchos de los millones de hispanos que continúan enviando dinero religiosamente la crisis ha traído por lo menos la ventaja de una depreciación de las monedas latinoamericanos, lo que hace que sus envíos valgan más.

“El dinero que nosotros mandamos, 200 ó 300 dólares, allá les rinde más”, explicó la mexicana Angélica Salvado, de 27 años, quien trabaja en una empresa de limpieza.

Pero la inquietud por la mala situación económica es palpable en los barrios latinos. El salvadoreño Máximo Hernández, de 36 años, ha decidido ahorrar más, según dijo frente a una sucursal bancaria en Washington, donde envió 1.000 dólares a sus dos hijas y su esposa.

“Siempre está uno que en cualquier momento le despiden. Gracias a Dios no me ha faltado el trabajo”, afirmó.

Un 75 por ciento de las remesas que reciben los hogares latinoamericanos llegan de Estados Unidos, pero los que tienen a hijos, padres o esposos en otros países también sienten el recorte de la ayuda.

En España el envío de dinero hacia América Latina bajó un 20 por ciento en el último trimestre del 2008 y se espera que registre una reducción similar entre enero y marzo, dijo Enrique Fernández Cadellach, presidente de la Asociación Iberoamericana de Remesadoras.

La economía española pasa por una recesión profunda, agravada por el colapso de su sector de la construcción, que empleaba a muchos inmigrantes.

Por ello, ahora muchos extranjeros viajan a otros países europeos a trabajar y dejan a sus familias en España, según Fernández Cardellach, quien dirige la empresa de remesas Telegiros.

El regreso a sus países de origen es la última opción, según los expertos. VN

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