INMIGRANTE MEXICANO DEBE A LADRILLOS DE CERÁMICA SU ÉXITO EN EEUU

Isidro Torres llegó a los Estados Unidos como indocumentado a los 8 años y hoy, 31 años después, ha conseguido el sueño americano vendiendo ladrillos de cerámica mexicana a sus clientes hispanos en California.

“Desde la edad de 15 años para mí era muy normal hacer negocios, comprar a un precio y vender a otro precio”, dijo a Efe Torres, originario de Ciudad Guzmán, en el mexicano estado de Jalisco.

Al graduarse de secundaria, comenzó junto a un primo a instalar alfombras, pero se dio cuenta que venderlas era un trabajo menos pesado y así fundó su primera tienda: “Cousins Carpets”, en la ciudad de Huntington Park.

El negocio de las alfombras duró 13 años y le generaba ganancias.

“Para el año 2.000 ya éramos como 15 personas trabajando y ya estábamos reportando como tres millones de dólares en ventas”, recordó.

Atento a los pedidos de sus clientes, el empresario consiguió cerámica de pisos procedentes de Tijuana.

“Yo conseguí la muestra de lo que necesitaba el cliente, fui a Tijuana comprar el material y estando allá vi que llegaban trocas (pick-ups) de California a comprar cerámica y fue ahí donde se me prendió el foco”, explicó Torres, actual propietario de “Casa de Cerámica”.

“Mejor vamos a llevar la cerámica a los Estados Unidos y vamos a evitarle a esta gente que venga para acá”, pensó.

Logró reunir el capital para esta nueva empresa gracias a la venta de su casa (200.000 dólares), además de sus ahorros (10.000) y un adelanto de la empresa AT&T (84.000) por rentar un espacio para instalar una antena de teléfonos celulares en el terreno del negocio de alfombras.

En 2001, inauguró Casa de Cerámica, que al principio importaba cinco contenedores al mes con lozas de la marca Porcelanite. Cinco años más tarde compra de 120 a 130 contenedores del mismo producto al mes.

“Ahora estamos vendiendo más o menos 30 millones de dólares (anuales) y somos un poquito más de 200 personas trabajando. De ganancias netas tiene que ser como dos millones y medio (de dólares) este año”, dijo.

Actualmente, Casa de Cerámica tiene 18 sucursales, principalmente en el sur de California. La meta para el año 2007 es abrir siete locales más.

El empresario cuenta que la motivación para hacer negocios es herencia familiar.

“Mi padre vendía fruta, camarones, de todo… era un vendedor ambulante y yo le ayudaba”, recordó Torres, cuyos progenitores emigraron a los Estados Unidos en 1970.

Seis años más tarde fueron a México para buscarlo y reunir a la familia. Hoy, Torres está casado y tiene dos hijos. Sus cuatro hermanas son profesionales y un hermano tiene su propio negocio.

El empresario asegura que la publicidad ha sido la clave para dar a conocer la existencia de su producto.

“Ya no tiene que ir a Tijuana por su piso de cerámica”, ha sido su frase.

Everardo Tolentino, asesor publicitario de Torres, dijo que se siente satisfecho de haber contribuido con su trabajo a que la empresa creciera y generara empleos.

Torres aduce que el éxito de su empresa radica en que “al hispano le gusta todo lo brillante, todo lo que tenga diseño y grabado”.

Y el suple el material para los hispanos que desean tener pisos y paredes con esas características en los EEUU.

“Mi cliente principal es esa persona que un día cruzó la frontera y que ahora tiene su casita o sus casitas”, finalizó. VN

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