IMPULSO A REFORMA MIGRATORIA SE TOPA, DE NUEVO, CON “GUERRA CULTURAL” EN EEUU
La reciente reunión en la Casa Blanca para impulsar una reforma migratoria en 2010 estuvo repleta de elogios y compromisos políticos, pero no ha logrado amainar, por ahora, la “guerra cultural” en torno a la posible legalización de los indocumentados.
El pasado 21 de agosto, la Casa Blanca convocó a una conferencia sobre inmigración, liderada por la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano y a la que asistieron partidarios de la reforma migratoria, entre sindicatos, grupos cívicos y empresariales y las principales organizaciones hispanas de Estados Unidos.
La reunión, a la que se apareció por sorpresa el presidente Barack Obama para reiterar su apoyo a la reforma, fue señalada como un buen signo de su compromiso por cumplir una de sus promesas electorales.
Sin embargo, aparte de una que otra palabrita de aliento de Obama, no ha habido una propuesta concreta sobre lo que abarcará una reforma migratoria “integral”.
La Casa Blanca asegura que Obama apoya el reforzamiento de la seguridad fronteriza, el cumplimiento de las leyes al interior del país, sanciones para empleadores que contratan a indocumentados, y una vía para la legalización de los inmigrantes “sin papeles”.
Pero, entre líneas, también ha quedado en claro que, ante el clima político actual y en aras del “bipartidismo”, los demócratas tendrán que hacer algún tipo de concesión para los detractores de la reforma.
El Gobierno debe pasar de la retórica a los hechos y para ello tendrá una pequeña ventana de oportunidad entre otoño de 2009 y, a más tardar, junio de 2010.
Sin que siquiera se perfile un proyecto de ley de reforma -primero se tienen que aprobar otras prioridades legislativas, según la Casa Blanca- el asunto ha vuelto a enfrentar a grupos a favor y en contra de la legalización de la población indocumentada.
Se trata de una “guerra cultural” en pleno siglo XXI, de esas que ya ha vivido Estados Unidos a lo largo de su historia como nación de inmigrantes.
Sólo que ahora, ante la crisis económica actual, la reforma migratoria ha polarizado aún más a la sociedad civil y ha creado fisuras ideológicas incluso en el seno de los partidos demócrata y republicano.
Pero Ruy Teixeira, un prominente demógrafo afiliado con el Centro para el Progreso Estadounidense (CAP), cree que la “guerra cultural” entre progresistas y conservadores va llegando a su fin y que, ante el nuevo terreno político en el país -con una mayoría demócrata en el Congreso-, los republicanos necesitan un nuevo libreto.
Coautor de un libro sobre el resurgimiento de la hegemonía demócrata, Teixeira cree que un análisis de los cambios demográficos, económicos y culturales apunta a que EEUU ha evolucionado de tal forma que favorece al partido gobernante, en detrimento de los republicanos.
Durante una presentación en el CAP, en Washington, Teixeira dijo hoy que el control de la inmigración le ha fracasado a los conservadores como tema para sumar puntos políticos.
Les fracasó en 2006, cuando los que abogaban por mano dura contra los indocumentados perdieron en casi todas las contiendas locales donde dominó el tema de inmigración, y fracasó en los comicios generales de 2008, cuando los conservadores perdieron en 20 de las 22 contiendas más reñidas, contra candidatos “progresistas”.
Según grupos pro-reforma, el terreno está fértil para que se apruebe la reforma migratoria, ya que el estadounidense medio busca “soluciones pragmáticas” al problema de la inmigración ilegal.
Ante la acritud del debate actual sobre la reforma de salud, sin embargo, no falta algún grupo anti-inmigrante que repita la retahíla de que los indocumentados son una carga pública y deben permanecer excluidos de la reforma sanitaria.
Aunque las estadísticas demuestren los beneficios económicos de la inmigración, la postura de los grupos anti-inmigrantes es inamovible: en vez de una “amnistía”, lo que merecen los indocumentados es la expulsión del país.
Así las cosas, el debate y votación de la reforma de salud servirá de “ensayo” para lo que tendrá que hacer Obama para lograr la reforma migratoria. La suerte de ésta última está ligada a la primera. VN
Redes Sociales