HISPANA LOGRA RESIDENCIA PERMANENTE TRAS APELAR ORDEN DEPORTACIÓN

En un hecho poco común, un juez de Inmigración concedió la residencia permanente a una mujer ecuatoriana que decidió apelar una orden de deportación derivada de una investigación tras los ataques terroristas del 9/11.

María Leonila Muñoz trabajaba en un restaurante de la Torre Sears de Chicago, cuando recibió una carta de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés).

La misiva notificaba su estatus de indocumentada y, por lo tanto, el inicio de un proceso de deportación.

Esta madre de tres hijos ciudadanos estadounidenses hizo caso omiso a quienes le sugirieron huir a otro estado o esconderse cambiando de nombre. Por el contrario, contrató a Rosalba Piña, abogada local especialista en casos de inmigración.

Muñoz dice que fue una batalla judicial de tres años que finalizó el miércoles pasado, cuando el juez de su caso admitió los argumentos de la apelación, concediéndole la residencia permanente.

La abogada Rosalba Piña precisó que la legislación de inmigración vigente prevé reconsiderar un caso de deportación sólo si el afectado ha residido en EEUU por 10 años.

Además, el juez tomó en cuenta que Muñoz ha mantenido una buena conducta y el pago continuo de impuestos.

Piña subrayó que la determinación judicial también consideró que Henry, el hijo mayor de Muñoz, está bajo tratamiento por un problema del habla, y deportando a su madre el niño sufriría un inusual y excepcional sufrimiento.

La litigante destacó que esta decisión jurídica es un aliento para cientos de miles de familias que corren el riesgo de quedar separadas, aunque repitió que únicamente pueden ser beneficiados aquellos padres en proceso de deportación con hijos ciudadanos y con más de 10 años de residencia en EEUU.

Por lo pronto la madre ecuatoriana piensa viajar a su natal Cuenca en cuanto le entreguen su tarjeta de residente.

“No he visto a mis padres en 13 años, desde que salí de mi país”, dijo al celebrar que por fin sus hijos de dos, cinco y once años conocerán a sus abuelos.

Por otro lado, la dirigente comunitaria Elvira Arellano sigue refugiada en la Iglesia Metodista Unida Adalberto del vecindario de Humboldt Park, al noroeste de Chicago, donde permanece desde el 15 de agosto para evitar una orden de deportación.

En la segunda semana de septiembre Arellano recibió la notificación de que una jueza federal rechazó por segunda vez una moción para que se suspenda su deportación, pero sigue pendiente en la corte una demanda interpuesta a nombre de su hijo Saúl.

Carmen D., una mujer ecuatoriana que se reserva su identidad porque al igual que Arellano enfrenta una orden de deportación desde el pasado 31 de diciembre, reveló que también está en violación flagrante de una orden de deportación al ser detenida el 21 de noviembre de 1989 cuando ingresaba como indocumentada en EEUU.

Explicó que en 1994 trabajaba para una compañía de computación, que hizo una petición por certificación laboral a su favor, logrando entonces un permiso de trabajo y el número de seguro social.

Encaminada a la obtención de la residencia permanente, el 9 de septiembre de 2005 Carmen se presentó a las oficinas de Inmigración en Chicago, donde quedó en custodia tras ser notificada de la orden de deportación pendiente.

“Gracias a una abogada pude salir, pero con 90 días de plazo para dejar el país”, relata la ahora prófuga del ICE, quien asegura conoce “muchos casos” como el de ella y el de Elvira Arellano. VN

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