GRANJA DE TEXAS OFRECE OPCIÓN ORGÁNICA PARA CENA DE ACCIÓN DE GRACIAS

Para las fiestas de acción de gracias y fin de año, una granja ubicada en el norte de Texas se convierte en la mejor opción para miles de personas que buscan animales que crecen de forma orgánica, sin químicos y directos del corral.

Ubicada a 50 kilómetros al noroeste de Fort Worth (Texas), Hayes Farm o “La Granja”, como le llaman muchos hispanos, lleva años como el único lugar donde se vende ganado bovino, ovino, caprino, porcino y aves, todos al por menor para consumo personal.

Para Rusbi Guzmán, originaria de Guatemala, el viaje de casi una hora vale la pena y más ahora en estas fechas en la que se reúne con su familia para celebrar el Día de Acción de Gracias.

“Venimos a buscar un pavo porque es más fresco, sale mejor, es más fresco y no lo compramos congelado como los venden en los supermercados”, asegura Guzmán, de 24 años.

El mexicano Juan Miguel Salinas también recorre un buen tramo desde Grandbury (Texas) con el afán de escoger y luego saborear dos pavos bien horneados en casa.

“Como el viaje es largo, un pavo es para el Día de Acción de Gracias y el otro me lo guardo para Navidad, si es que no se nos antoja antes”, bromea Salinas.

“Hay que aprovechar y por eso venimos antes de que se vayan a terminar los guajolotes (pavos) porque son frescos y, especialmente por eso, porque están vivos y aquí mismo los matan”, agrega.

Por regulaciones de salubridad, los animales que se venden en Hayes Farm no pueden salir vivos de allí y la persona que los compra debe firmar un documentos en donde se compromete que serán exclusivamente para consumo personal y no comercial.

De acuerdo con Juan Salinas, originario de México y gerente de esta granja desde hace 10 años, el establecimiento abre todo el año y cierra solo los días de Navidad y Año Nuevo.

“Tenemos muchos clientes hispanos, así como afroamericanos, de la India y de China. Vendemos marranos, chivos, borregos, pollos, conejos y patos”, indica Salinas.

Señala además que a esta granja llegan consumidores radicados no sólo en el norte de Texas, sino también del sur de Oklahoma, Arkansas y Kansas.

“Las inspecciones son bien estrictas y también verifican que los alimentos, como el maíz y la hierba, sean de buena calidad, así como el trato que se le da a los animales”, agrega Salinas.

Pero más allá de la venta de aves, que es sin duda la más popular, Hayes Farm tiene clientes que ordenan con semanas de anticipación cierta clase de ovejas (borregos), a los que se les sacrifica el mismo día que el cliente recoge el pedido.

Para otros, como Carlos Osma, oriundo de Honduras, se trata más que de una simple compra.

“Es como regresar en el tiempo a mi infancia, a mi tierra”, advierte Osma, con una caja llena de patos, gallinas y huevos de “dos yemas”.

Según cuenta Osma, visita esta granja junto a sus hijos y nietos porque “el sabor de los animales son auténticos” y le brinda a sus comidas “un toque de originalidad”.

Hayes Farm tiene una extensión de cuatro hectáreas (10 acres) y sacrifica más de 500 cabezas de animales y más de 3.000 aves a la semana, entre pollos, gallos, gallinas y pavos. VN

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