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Entrevista con el Cardenal Rogelio Mahony<!--:-->

“ES LA CATEDRAL DEL PUEBLO”.- Entrevista con el Cardenal Rogelio Mahony

Reposado, después de haber dado una de las cientos de entrevistas en las últimas semanas sobre la Catedral de Nuestra Señora de los Angeles, el Cardenal Rogelio Mahony parece muy poco cansado en medio del ajetreo de los preparativos finales para la consagración de la catedral el 2 de septiembre.

“Siento como si pudiera hacer esto durante mi sueño”. Bromea el cardenal mientras se prepara para otra entrevista en el Centro de Conferencias de la catedral, cruzando la plaza de la nueva iglesia. Parte de su optimismo, por supuesto, parece deberse a la proximidad del día de la consagración que apenas hace cuatro años parecía tan lejana.

En los 17 años desde que fue elegido Arzobispo de Los Angeles, el Cardenal Mahony -un angelino ordenado sacerdote en 1962- ha sido parte de varios eventos marcadamente importantes, pero ninguno como la creación de esta nueva iglesia catedral. El lunes de la semana pasada, el Cardenal Mahony pasó tiempo con los dos periódicos arquidiocesanos, The Tidings y Vida Nueva, para hablar sobre la Catedral de Nuestra Señora de los Angeles.

P: ¿Cómo compara usted la construcción y consagración de una nueva iglesia catedral con cualquiera de los otros eventos en que usted ha participado como Arzobispo de Los Angeles?

R: Bueno, la terminación de esta catedral es un evento extraordinario, porque cuando yo vine aquí, nunca planee construir una nueva catedral. Años antes de considerar esto, tuvimos un comité para evaluar la reparación y expansión de Santa Vibiana, y de hecho compramos los edificios al sur de esa iglesia, de modo que algún día pudiéramos crear una plaza.

Eso cambió después del terremoto de Northridge en 1994, el cual reveló lo vieja que era Santa Vibiana, con muchas más cuarteaduras -serias cuarteaduras- en la estructura, de las que habían sido pensadas. La terminación de un estudio sísmico en 1995 mostró el daño terrible que sufrió el edificio. Así que no teníamos alternativa: teníamos que reconstruir.

Planeábamos construir una nueva catedral en la calle Segunda y Main, pero después nos salimos de la controversia porque Conservación de Los Angeles, entre otros, quería preservar Santa Vibiana. Mirando hacia atrás, esa fue una de las mejores cosas que pudo habernos pasado y estamos agradecidos al Departamento de Conservación por forzarnos a mirar hacia otra parte.

Y encontramos una propiedad de cinco acres y medio en Temple y Grand, la cual sólo puedo creer que Dios nos la tenía reservada en su providencia. ¿De qué otra manera pueden ustedes explicar que estuviera ahí un terreno tan grande, sin edificaciones, que se usaba sólo para estacionamiento y que nadie quería?

En junio de 1996 comisionamos al profesor José Rafael Moneo para diseñar la nueva catedral. En julio abandonamos el viejo sitio y el 14 de septiembre de 1996, el Comité de Asesoría del Complejo de la catedral visitó ocho posibles sitios, la mayoría de ellos en el centro. Temple y Grand fue el último que visitamos, y por aclamación, el comité eligió este.

P: ¿Cuál fue el proceso de diseño y conceptualización entre usted y Moneo? ¿Hubo mucho estira y afloja de ideas?

R: En noviembre de 1996, conocí a Moneo en Madrid, con el señor Daniel Donohue (que encabeza la Fundación Dan Murphy, donante principal de la catedral, y Bill Clóse (Vicepresidente del Comité de Asesoría), donde él nos presentó el primer modelo de la catedral en cartón blanco. Todos estábamos un poco asustados de lo que veíamos, aún por el hecho de que era cartón, el cual tiene una austera calidad para ello. Aun así, se trataba de un diseño y una estructura únicos.

Pero cuando Moneo comenzó a explicarlo -cómo capturar la luz natural; cómo tenía el tema del complejo de una Misión; cómo usaba un color de adobe; cómo conectaba todo esto- realmente tenía sentido. Y a partir de ese primer modelo, cambió muy poco en el diseño exterior, excepto alguna cosita aquí y allá.

P: Al comienzo de este proceso, usted habló de la necesidad de una nueva catedral desde un punto de vista litúrgico, no solamente algo que reemplazara un edificio dañado.

R: Sí, absolutamente. Santa Vibiana tenía un santuario muy pequeño, no tenía capacidad para grandes procesiones o movimiento, no había manera de conectarse con la gente. Tenía un altar alto y situado lejos y por encima de cualquiera en la asamblea. Y los asientos eran totalmente inadecuados: para una liturgia importante, usted tenía que dar la mitad de los asientos a los sacerdotes, y todos los demás quedaban fuera.

En nuestra nueva catedral, el altar está al nivel de la gente, de modo que la visibilidad es mucho más grande y no hay columnas en el camino. Tenemos la capacidad de tener a todos los sacerdotes que estén presentes sentados cerca del altar en el área de cruce, y hay mucho más lugar para acomodar a los laicos. El tamaño funciona muy bien también, no sólo para liturgias, sino para eventos culturales, los cuales tradicionalmente son parte de la vida de la catedral. La filarmónica de Los Angeles estará aquí en septiembre; The Master Chorale en noviembre. Estamos buscando tener aquí muchos eventos culturales y musicales.

Y el 11 de septiembre tendremos una conmemoración con un servicio ecuménico que comenzará en la alcaldía y después vendrá en procesión a la catedral.

P: ¿Cómo quiere usted ser recordado en conexión con la catedral?

R: (Sonríe) La verdad, quiero ser olvidado tan pronto como sea posible. Mi nombre no se encuentra en ninguna parte en este edificio, excepto en mi cripta en el Mausoleo. Recuerden que el obispo Conaty recibió la aprobación de Roma para construir una nueva catedral en 1904 y el arzobispo Cantwell ya anunció la construcción de la Catedral de Nuestra Señora de los Angeles en 1945. Así que yo solamente estoy recogiendo el trabajo que ellos comenzaron.

Esta no es mi catedral, es la catedral del pueblo. Y el liderazgo, francamente, viene como resultado del terremoto de Northridge, así como de las fundaciones de los Murphy y (Thomas y Dorothy) Leavey, que comenzaron a dar dinero. Ellos se dieron cuenta de que teníamos que tener una nueva catedral. Pero esta ha sido ciertamente una parte emocionante de mi trabajo.

También es importante hacer notar que la gente de la Arquidiócesis de Los Angeles finalmente entenderá que tenemos una iglesia catedral. Durante años, no creo que mucha gente sabía que teníamos una, quizá uno o dos por ciento de nuestros católicos visitaban Santa Vibiana. Pero esta iglesia ha estado en las noticias y ha sido muy visible durante su construcción -sus lugares a lo largo del Hollywood Freeway, el viejo Camino Real, una importante vía de acceso- que está mucho en la mente de la gente.

P: El costo ha sido una fuente de controversia. Pero mucho de ese dinero ha vuelto a la comunidad ¿No es así?

R: El costo total de construir y amueblar la catedral es $195 millones. Pero ustedes no encuentran $195 millones aquí en la propiedad. Una gran cantidad de ese dinero ha sido esparcido alrededor de la comunidad, a través de los miles de trabajadores que han estado construyendo esta catedral -pagando por la educación de sus hijos, por los exámenes de doctores y dentistas, por sus carros, hipotecas y renta-. De modo que tuvimos una gran oportunidad, mediante esta catedral, de contribuir a la economía de la región.

Piensen en el hecho de que el Staples Center costó $400 millones y el nuevo Disney Hall costó $300 millones, y ninguno de ellos se espera que dure 500 años como nuestra catedral. Y nosotros pagamos a jugadores de basketball y de baseball enormes contratos: $120 millones, $250 millones en el caso de un lanzador (pitcher). Esto cuesta $4,000 una lanzada si es un toque, una bola, un golpe a la pelota o un fuera de lugar. De modo que nosotros pensamos que hicimos una buena inversión al construir una hermosa casa de Dios que, si se mantiene adecuadamente, estará aquí todo el milenio.

P: Háblenos acerca de los trabajadores, muchos de los cuales usted ha visto y con quienes ha hablado casi diariamente.

R: Los trabajadores han sido maravillosos. Tienen un verdadero sentido de que este es un proyecto de una clase de construcción muy diferente. Y al estar con ellos, ustedes tienen el sentimiento de que no tienen que esperar hasta el día de la consagración para que la catedral sea abierta, porque ustedes realmente ya les están dando servicio a ellos. Ellos le piden a usted que ore con ellos, o que ore por un amigo o por un familiar que está pasando por alguna dificultad, o le piden consejo.

Recientemente hablé con un electricista que anteriormente había trabajado en el Staples Center y me pidió que ore por un familiar que tiene cáncer. Me dijo, “Usted sabe, en el Staples nunca se me hubiera ocurrido pedirle a alguien que orara por mi familiar enfermo”. Estos momentos son especiales.

P: Esto habla de la naturaleza de la catedral como una parroquia.

R: Exactamente. Durante los últimos siete años extrañaba tener una comunidad parroquial regular para orar con ella, y para el futuro, estoy buscando un horario regular que me permita tener Misa diariamente aquí en la mañana, con la comunidad presente. Y ellos están también muy ansiosos. Yo estuve sirviendo como jurado dos semanas, y mientras caminaba hacia la corte, muchos hispanos y filipinos se detenían para preguntarme “¿Cuándo se abrirá la catedral? Yo quiero asistir diariamente a Misa”.

P: Habiendo celebrado otras liturgias de consagración para iglesias parroquiales, ¿Hay una parte que sea especial para usted en esta liturgia?

R: Bueno, la actual Oración de Consagración misma es muy profunda, y rica en la descripción del significado de lo que se trata. La unción de las paredes con el aceite del crisma, la incensación del espacio, el encendido de las velas, esos tres elementos que ustedes pueden oler y aún tocar, están llenos de sentido.

P: ¿Algunas liturgias de consagración de parroquias han influenciado lo que usted hará aquí?

R: En el rito de consagración, después de que el altar ha sido ungido con el crisma y después limpiado, los manteles del altar se colocan por primera vez. Aquí hemos añadido algo que vimos al comienzo de este año en la iglesia de Santa Filomena (Carson), en la consagración de su espacio de culto: diferentes grupos étnicos trajeron vestiduras de colores y las colocaron sobre el altar en una manera que reflejaba los diferentes grupos. Lo que nosotros haremos es colocar las vestiduras sobre el altar imitando las diferentes maderas utilizadas en la catedral (la silla del obispo), maderas que representan los seis continentes del mundo donde se encuentra la madera. También tendremos las Adoratrices de la Santa Cruz, un grupo de Hermanas vietnamitas para hacer la incensación, algo que les vi hacer este año en nuestra Misa anual de jubileo religioso. Fue muy conmovedor, tan impresionante y profundo que recomendé que lo hagamos aquí.

P: ¿Cómo se sentirá usted alrededor de las 10:00 a.m. el 2 de septiembre?

R: (Sonriendo) Hemos tenido dos ensayos importantes para esta liturgia y es impresionante verla llegar y darse cuenta de que lo que comenzó en 1904, finalmente sucede, de que ahora, en la Providencia de Dios, finalmente sucederá. Piensen en la consagración de una nueva catedral a través de la historia, y qué tan impresionante debe haber sido para los que estaban involucrados en ello. Y ahora, estar en ese lugar yo mismo, es algo abrumador. Parecía como un largo sueño y algunas veces como algo que nunca sería hecho. Así que este promete ser un día lleno de alegría y pienso que toda nuestra gente estará complacida y orgullosa de nuestra nueva catedral.

Y ese es un punto muy importante. He visto gente en el mercado y ellos preguntan, “¿Cómo va su catedral?” y yo respondo “No es nuestra catedral. Es para toda la comunidad” Así es como extiendo la bienvenida a todos los miembros de nuestra Arquidiócesis para que vengan y la visiten. Las iglesias parroquiales existen sólo como extensiones, como eslabones de la Iglesia Madre de la diócesis, la catedral. Ahora que tenemos una, verdaderamente invito a cada uno a visitarla en las próximas semanas, su propia Madre Iglesia. VN

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