DEDICACIÓN Y BENDICIÓN DE LA PLAZA EN MEMORIA DE MONS. OSCAR ROMERO

Por Monseñor JOSÉ H. GÓMEZ, Arzobispo de Los Ángeles

Parque MacArthur
Los Ángeles, California

23 de noviembre de 2013

AMIGOS MÍOS,

¡El Arzobispo Oscar Romero se pondría tan feliz de verlos a todos ustedes aquí hoy!

Esta reunión de hoy es un testimonio muy hermoso en memoria de él. Amigos míos, precisamente para esto es para lo que vivió Monseñor Romero.

Para ver a los ricos y a los pobres, a los poderosos y a los humildes, para ver a la gente de muchas razas y naciones, todos reunidos como una sola familia humana. Como hermanos y hermanas, como hijos de Dios. Viviendo en la libertad, la justicia y la paz.

Este es el ideal para el que vivió el Arzobispo Romero. Para el ideal de un mundo según la idea que Dios tuvo de él al crearlo. Éste es el ideal por el que él entregó su vida.

Entonces, honremos hoy su memoria dedicándonos una vez más a la construcción de una mejor ciudad de Los Ángeles, de unos mejores Estados Unidos y de un mundo mejor.

En nombre del Arzobispo Romero, sigamos trabajando por la vida humana, por la libertad y la dignidad. Sigamos insistiendo para obtener una reforma migratoria que mantenga unidas a nuestras familias, que proporcione derechos a nuestros trabajadores y que abra el camino para acoger nuevos ciudadanos en este gran país nuestro.

Finalmente, amigos míos, recordemos en nuestras oraciones a nuestros hermanos y hermanas filipinos, y a todos aquellos que están sufriendo todavía a consecuencia del tifón. Mantengámoslos en nuestros corazones y seamos generosos hacia ellos en sus necesidades.

Oremos, pues, para implorar las bendiciones de Dios.

Dios de vida y Dios de amor,
Bendice este lugar que te dedicamos
en nombre de tu siervo,
el mártir, Monseñor Oscar Romero.

Bendice a todos los que han trabajado para que este día llegara a ser una realidad.

Bendice al pueblo de El Salvador y a todas nuestras familias.

Que esta hermosa plaza sea un santuario en el corazón de nuestra ciudad.

Que sea un lugar de paz,
en el que nuestras familias puedan reunirse y en el que nuestros niños puedan jugar.

Que sea un lugar en el que podamos todos gozar del calor de la amistad y de la comunidad.

Dios y Padre nuestro, Dios de misericordia,
concede que tu amor crezca en nuestros corazones.
Haz de nosotros un pueblo lleno de bondad y compasión.

Danos el valor de defender a los pobres
y de construir una ciudad de la verdad y del amor.
Te lo pedimos en nombre de Jesucristo,
y confiamos en el amor de Nuestra Señora de la Paz,

que es su Madre y nuestra Madre. VN

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