“DE COADJUTOR A ARZOBISPO”

Por los miembros de la Comisión Teológica Arquidiocesana

SÉPTIMO DE UNA SERIE DE ARTÍCULOS SOBRE EL CARGO DE OBISPO

Este ensayo realiza tres puntos. En primer lugar, un arzobispo coadjutor es un obispo asistente con derecho de sucesión al obispo principal de la Arquidiócesis, y cuya principal tarea es familiarizarse con la Arquidiócesis, el clero y los fieles antes de asumir el cargo de arzobispo. En segundo lugar, el arzobispo coadjutor es seleccionado y nombrado por el Santo Padre después de un largo proceso de selección que incluye consultas realizadas por el Nuncio Apostólico en Washington DC. En tercer lugar, la liturgia para la recepción del arzobispo coadjutor es también la liturgia para su recepción como el arzobispo próximo.

La Arquidiócesis de Los Angeles es la última de un número selecto de diócesis en los Estados Unidos en recibir a un obispo coadjutor. Puede que el título no suene conocido y siembre preguntas en nuestras mentes. ¿Qué quiere decir el término “coadjutor” cuando se une al título “obispo” o “arzobispo”? ¿Por qué nombrar a un obispo coadjutor y qué hace él? ¿Cómo es elegido? ¿Quién lo elige?

La palabra “coadjutor” significa “asistente” y, de acuerdo a la ley de la Iglesia, un obispo coadjutor es un obispo asistente nombrado con derecho de sucesión. En las diócesis donde el obispo principal o diocesano es un arzobispo, su coadjutor es llamado arzobispo coadjutor. Cuando el obispo ordinario se jubila, el arzobispo coadjutor automáticamente se convierte en el arzobispo.

Normalmente, se nombra un obispo coadjutor por una de dos razones: una es en beneficio del obispo, porque su salud o sus habilidades de administrar la diócesis estén fallando por causas de enfermedad o de vejez, y la otra, en beneficio de la diócesis en anticipación de un cambio de liderazgo en la oficina del obispo. En el caso de la Arquidiócesis de Los Angeles, la segunda razón fue el factor determinante. Con el acercamiento de su jubilación y reconociendo el tamaño y la composición de la Arquidiocesis de Los Angeles – la diócesis más grande y tal vez la más compleja en los Estados Unidos- el Cardenal Mahony pidió que el Santo Padre nombrara a un arzobispo coadjutor quien, sobre un período de meses, pudiese familiarizarse con la Arquidiócesis. Este nombramiento, ya hecho, facilitará una transición perfecta y sin interrupción en la administración de la Arquidiócesis.

Hasta que él asuma el cargo de arzobispo, la tarea del arzobispo coadjutor será de familiarizarse con las características, las necesidades y las operaciones particulares de la Arquidiócesis, igual que con las del clero, el personal y las parroquias. Mientras que el obispo coadjutor se familiariza con la Arquidiócesis, él comenzará a elegir al personal que mejor lo asistirá en su liderazgo.

Una vez que el Santo Padre acordó el nombramiento de un arzobispo coadjutor, el proceso de selección basado en el Canon 377 del Código de Ley Canónica de la Iglesia. El Nuncio Apostólico en Washington D.C. es el representante del Santo Padre ante el gobierno y ante los obispos y las diócesis de los Estados Unidos. Su tarea fue consultar confidencialmente con un gran número de obispos y con otros líderes de la Iglesia, incluyendo el Cardenal Mahony, para poder construir un perfil de las características y las necesidades particulares de la Arquidiócesis de Los Angeles, igual que una lista de posibles candidatos de entre los obispos de los Estados Unidos. El expediente que él creó se le envió a la Congregación de Obispos en Roma. De este expediente los miembros de la Congregación crearon una corta lista o “ternus” de tres candidatos y le entregaron esta lista al Santo Padre. Posteriormente, el Santo Padre hizo la decisión final y el nombramiento del coadjutor y próximo arzobispo para la Iglesia de Los Angeles.

La liturgia para el recibimiento del arzobispo coadjutor también es la liturgia de su recepción como el próximo arzobispo. De forma más sencilla esta recepción tiene lugar a través de cuatro distintas acciones dentro del contexto de la misa. Después de la homilía, se le pide al arzobispo actual que acepte el nombramiento de un coadjutor. Entonces se lee en voz alta la Carta Apostólica o mandato de nombramiento del Santo Padre. Y entonces, se le presenta esta carta a los obispos y a los consultores arquidiocesanos presentes. Finalmente, el clero participante y los fieles le dan la bienvenida al coadjutor y próximo arzobispo con un aplauso. VN

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