‘CREO QUE ESTO SE PARECE AL CIELO’
Misa anual de las Culturas en la Catedral refleja la diversidad de la Iglesia de hoy
En su décimo año, la celebración anual de la Misa de las Culturas invitó a representantes de todas las comunidades étnicas a unirse en una demostración de la universalidad espiritual de la Arquidiócesis de Los Ángeles. Este año, la celebración se llevó a cabo el 4 de octubre en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles, justo en el día de la Fiesta de San Francisco de Asís, que establece el tema de la “compasión para todos y amor por la creación de Dios”.
En su homilía, el Arzobispo José Gomez no sólo relacionó a San Francisco con el actual Papa, sino también con el Sur de California.
“Para nosotros en Los Ángeles, los misioneros franciscanos evangelizaron aquí, y a nuestra ciudad le dieron el nombre de nuestra Santísima Madre”, dijo. “Hoy celebramos el crecimiento de la Iglesia a partir de las semillas plantadas por los misioneros; la gran Iglesia local con toda su hermosa diversidad”.
Para los participantes, la celebración fue un recordatorio de la naturaleza de la religión católica y la Iglesia. “A pesar de que pertenecemos a diferentes culturas, tenemos un solo Dios”, dijo Imelda Larcia que vino con un contingente del Ministerio Filipino de la Arquidiócesis de Los Ángeles. “No importa de qué cultura provengas, sólo hay un Dios a quien puedes adorar y en quien confiar”.
“La música es fantástica y la procesión de apertura es siempre única”, explicó Widerynski que ha asistido a la Misa de las Culturas desde su inicio hace una década. Vestido con ropa tradicional polaca, dijo que esta celebración es un recordatorio de la fuerza y diversidad de la Iglesia.
En la procesión de apertura, alrededor de 30 diferentes grupos étnicos exhibieron trajes con plumajes, lentejuelas, sedas, y linos combinados en un arco iris de colores. La misma concluyó con un baile y una canción tradicional de la comunidad indonesia, la cual cuenta una historia de la búsqueda de Dios durante un viaje terrible a través del océano.
El año pasado, Arturo Bernao fue el único representante de su patria boliviana. Este año, él trajo a sus familiares que viajaron desde su Parroquia de San Vicente de Paul en el Condado de Orange.
“Representar a mi país es maravilloso”, explicó. “Pero hoy hemos venido aquí a hablar con Dios. Eso es lo principal”.
Bernao manifestó un sentimiento que perduró durante todo el día de la celebración: las guerras y luchas separan a los países y culturas diferentes. “Si la gente pudiera ver lo unidos que estamos ante la presencia de Dios, las cosas cambiarían”, dijo. “Espero que hoy nos vayamos de aquí pensando que todos somos hermanos”. VN
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