CONSEJERA DISCAPACITADA TRAE ESPERANZA A MUJERES ABUSADAS
En el ‘Grupo de Apoyo Unidas en Acción y Oración’, auspiciado por Damas Salesianas de la Iglesia San Dominic Savio y basado en la fe, las participantes aprenden a conocer sus capacidades
¿Cómo tornar un evento negativo en la vida de una persona en uno positivo?
Ana quiere decirlo, pero le es difícil. Prefiere relatar los hechos.
Una mañana mientras se bañaba, alguien golpeaba la puerta fuertemente. Pensó que se trataba de su yerno, el dueño de la casa, quien meses antes había sufrido un ataque cardiaco.
Salió de la ducha abruptamente y cuando abrió la puerta se encontró con su nieto adolescente, quien lo único que deseaba era usar el baño y que su abuela se saliera “¡inmediatamente!”.
El evento, aparentemente insignificante, envió a Ana al hospital debido a fallas en su corazón. No era la primera vez que ella sufría ese trato de su nieto.
“Se llama abuso psicológico”, le dijo María French a Ana y a un grupo de mujeres que escuchaban el relato.
Es el ‘Grupo de Apoyo Unidas en Acción y Oración’, basado en la fe de Damas Salesianas de la Iglesia San Dominic Savio, formado por mujeres de habla hispana de escasos recursos de 50 años de edad o mayores, quienes se reúnen en “la clase” cada semana para platicar de aspectos negativos de sus vidas que las afectan significativamente. En conjunto ellas aprenden a encontrar soluciones que tengan un impacto positivo permanente en sus propias vidas y en la de sus familias. (Para respetar la privacidad de las participantes, los nombres usados en este artículo son ficticios.)
Este grupo de apoyo mutuo se formó hace un año cuando dos de las mujeres abordaron a French, doctora en psicología anormal y educación especial, ya jubilada, a quien conocieron en uno de los Congresos de Educación Religiosa en la Región Pastoral de San Pedro, región a la que pertenece la Iglesia San Dominic Savio. Le solicitaron consejería gratuita ya que el párroco de la Iglesia les había sugerido encontrar una profesional cuando ellas acudieron a él para formar un grupo de apoyo en el que pudieran tratar asuntos críticos de violencia doméstica y abuso sexual.
French no es la psicóloga regular que tiene su cómodo sillón en una oficina donde los pacientes se sientan o acuestan a recordar y relatar momentos críticos del pasado.
Para comenzar, ella está sentada siempre en una silla de ruedas debido a la parálisis cerebral mediana que sufrió debido a una mala práctica profesional del médico que atendió a su madre durante su parto en su natal Nicaragua. Debido a su misma condición, su dicción tampoco es clara, pero el contenido espiritual e intelectual de sus intervenciones esporádicas hacen eco y la conectan inmediatamente con sus receptoras.
“Ella es nuestro ángel de la guarda”, dicen varias de las señoras al unísono.
“Ella es mi fuerza”, dice María, quien padece de artritis crónica en la columna vertebral. “Yo no tengo nada, realmente. Una reniega de cómo una se siente y cuando la veo le digo a Dios, ‘Ayúdame a entender más y dame fuerza para seguir adelante’ porque a veces tengo mucho dolor”, dijo ella con ojos llorosos. Minutos antes había compartido con el grupo sobre su frustración, producto de discordias frecuentes con sus dos hijas adolescentes.
“No hay una sola pregunta que ella no pueda responder al instante”, dijo Sonia. “Muchas de esas preguntas a las cuales una no sabe las respuestas”, dice con voz entrecortada la mujer divorciada de más de 50 años de edad, quien ha sufrido abuso sexual.
“Yo las oigo hablar porque éste no es mi grupo, es el grupo de ellas”, dijo French, quien adquirió experiencia para saber escuchar durante los 30 años que trabajó como la primera educadora y motivadora severamente incapacitada contratada por el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles.
“El grupo no es de terapia”, afirmó French, “pero ellas y sus familias necesitan mucha asistencia profesional y es por eso que solicitamos por este medio a terapeutas, psicólogos y psiquiatras que hablen español y que estén dispuestos a prestar sus servicios gratuitos, a que nos contacten”.
Ella asegura que la mayoría de estas mujeres tienen innumerables conflictos emocionales irresueltos que deben ser tratados con “profesionales sensibles”.
En el caso del grupo de apoyo mutuo, dos son los objetivos: darles a las mujeres las herramientas, la guía, para que tengan la capacidad de lidiar y poder superar sus problemas presentes (“porque el pasado ya no se puede rehacer”); y que aprendan a usar su propia fe para controlar sus emociones y comportamientos negativos como depresión y resentimiento, a través de la comunicación y servicio y amor a otros.
“Nuestra fe católica tiene mucha fuerza en sus enseñanzas, que nos dan fuerza y poder y nos ayudan a solucionar nuestros propios conflictos”, dijo French.
En cada caso que escuchó en una tarde de octubre, ella les dijo que no pueden salir solas de su daño emocional, “tienen que hacerlo junto con nuestro Dios Jesucristo”. VN
¡ATENCIÓN!
El ‘Grupo de Apoyo Unidas en Acción y Oración’, auspiciado por Damas Salesianas de la Iglesia Dominic Savio, está buscando profesionales de la salud mental certificados en California (terapeutas, psicólogos y/o psiquiatras) que hablen español, para ofrecer servicios gratuitos en casos de violencia doméstica. Para más información llamar a la Oficina de Medios de la Arquidiócesis de Los Ángeles: (213) 637-7216.
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