BENEDICTO XVI EXIGE RECHAZAR LA CARRERA DE ARMAMENTOS

«Nunca más la guerra», «matanza inútil», dice en el Ángelus

Benedicto XVI lanzó un apremiante llamamiento este domingo a rechazar la carrera de armamentos y exigió superar la tentación de resolver los problemas con la guerra, «masacre inútil».

Sus palabras resonaron en la plaza Calvi de Lorenzago de Cadore, la localidad de los Dolomitas italianos, en la que desde hace 13 días transcurre las vacaciones de verano y donde rezó el Ángelus junto a seis mil personas.

«Desde este lugar de paz, en el que se experimentan más aún como inaceptables los horrores de las “matanzas inútiles”, renuevo el llamamiento a seguir con tenacidad el camino del derecho, a rechazar con determinación la carrera de armamentos, a oponerse más en general a la tentación de afrontar nuevas situaciones con viejos sistemas», afirmó con fuerza.

El obispo de Roma recordó que hace noventa años, el pontífice del que ha tomado el nombre, Benedicto XVI, el 1 de agosto de 1917, publicó su famosa «Nota a las potencias beligerantes», en la que pedía que acabaran con la primera guerra mundial.

«Cuando arreciaba aquel enorme conflicto, el Papa tuvo el valor de afirmar que se trataba de una “matanza inútil”. Esta expresión suya se ha grabado en la historia», recordó su sucesor.

«Aquellas palabras, “matanza inútil”, tienen también un valor más amplio, profético, y se pueden aplicar a otros muchos conflictos que han desgajado innumerables vidas humanas», añadió.

Pero la «Nota» del Papa Benedicto XVI «no se limitaba a condenar la guerra»; siguió explicando, «indicaba, a nivel jurídico, los caminos para construir una paz justa y duradera».

En particular, Benedicto XV propuso para llegar a superar la guerra: «la fuerza moral del derecho, el desarme balanceado y controlado, el arbitraje en las controversias, la libertad de los mares, la condonación recíproca de los gastos bélicos, la restitución de los territorios ocupados y negociaciones justas para dirimir las cuestiones».

«La propuesta de la Santa Sede estaba orientada al futuro de Europa y del mundo, según un proyecto de inspiración cristiana, pero que puede ser compartido por todos, pues se fundamenta en el derecho de gentes», siguió evocando el Papa Joseph Ratzinger.

«Este es el mismo planteamiento que siguieron los siervos de Dios Pablo VI y Juan Pablo II en sus memorables discursos ante la Asamblea de las Naciones Unidas, repitiendo en nombre de la Iglesia: “¡Nunca más la guerra!”», afirmó.

«Si los hombres vivieran en paz con Dios y entre sí, la Tierra se parecería verdaderamente a un “paraíso”», aseguró el sucesor de Pedro.

«El pecado, por desgracia, ha arruinado este proyecto divino, engendrando divisiones y haciendo que entre la muerte en el mundo –concluyó–. De este modo, los hombres ceden a las tentaciones del Maligno y se hacen la guerra mutuamente. La consecuencia es que, en este estupendo «jardín», que es el mundo, se abren espacios de “infierno”». VN

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