¡ALEJE LAS ENFERMEDADES DEL VERANO!

¡ALEJE LAS ENFERMEDADES DEL VERANO!

Cuáles son más comunes en esta época del año, y cómo prevenirlas para disfrutar la estación

Por ALICIA MORANDI

Llega el verano, y hay que recordar esto: podemos morirnos de sed antes que de hambre. Así de importante es el agua, especialmente durante esta temporada. Por eso la deshidratación se convierte en un problema más serio de lo que muchos creen.

“Nuestro cuerpo tiene cierta temperatura que sube con el calor y esto nos hace perder líquido. Si no tomamos al menos ocho vasos de agua al día, podemos deshidratarnos y en consecuencia tener fatiga, palidez, pulso debilitado, respiración agitada, la piel roja, seca y caliente, orina obscura. Hasta se puede sufrir un colapso y llegar a un estado de coma”, dice la doctora Nelly Hernández, con práctica en Glendale. Y agrega: “Si no recibe atención médica de inmediato, se puede morir, porque empieza a dañarse el riñón, hígado y corazón. Esto es bastante común en niños que quedan encerrados dentro de autos a altas temperaturas. La deshidratación es tan rápida que puede costarles la vida”.

NO ES HAMBRE, ES SED

“Estar bien hidratado ayuda incluso a la silueta porque hay una relación entre la sed y el hambre. A menudo nos confundimos: sentimos la sensación de hambre cuando en realidad lo que sucede es que tenemos sed”, dice Hernández.

Las frutas y verduras frescas también contienen agua, así que especialmente en verano consuma al menos cinco porciones al día de ellas. Si consume verduras en ensaladas, vigile los aderezos que le pone. Es recomendable el aceite de oliva, vinagre y limón y reducir la sal. Las verduras también puede prepararlas en sopas, cremas frías y batidos.

“Hay que entender que es posible vivir el verano sin hacer dietas rigurosas”, dice la experta. “Comer sano, rico y variado es la mejor opción para bajar de peso. Masticar bien los alimentos ayuda mucho. ¡Y hay que moverse! Camine, trote, nade, no importa qué ejercicio realice, lo fundamental es mantenerse activo”.

SER PRECAVIDOS A TODA EDAD

Efectivamente, hay que mantenerse activos pero tomando precauciones.

Los adolescentes y jóvenes suelen deshidratarse al salir a jugar o ejercitar afuera sin considerar los horarios, dice la doctora Hernández. Y agrega que en cuanto al adulto, la deshidratación puede presentarse en quien nunca hace ejercicio, pero llega el verano y quiere lucir bien y se pone a hacerlo sin control y al sol.

Al estar mal preparado le dan calambres debido a la pérdida rápida de sodio y electrolitos a través de la transpiración. Ese líquido se recupera bebiendo especialmente líquidos balanceados con sodio, y acostándose a la sombra”, dice la médica.

Los adultos que necesitan medicinas para la presión o problemas cardiovasculares tienen mayor riesgo a deshidratarse y sufrir mareos cuando hace calor. Esto es más frecuente en ancianos.

“Para bajar la presión muchos toman drogas que son un diurético, y les hacen perder más líquido. La forma de prevenirlo es evitar salir a las horas de mucho calor”, indica.

OTRAS DOLENCIAS VERANIEGAS

Durante el verano es bastante común la intoxicación provocada por alimentos en mal estado, como consecuencia del calor. Ésta puede causar diarreas, náuseas, vómitos y un alto riesgo de deshidratación. “Hay que guardar reposo, hidratarse muy bien, ingerir comidas suaves y acudir al médico si los síntomas persisten”, dice Hernández.

Otro problemita son los hongos en los pies. “En verano estamos más expuestos porque es común caminar descalzos en piscinas y duchas públicas, y nos contagiamos. Se produce lo que se llama ‘pie de atleta’ que provoca dolor, grietas y comezón. Es recomendable usar calzado con ventilación”.

También está la otitis, una enfermedad que se contagia por las bacterias que se encuentran en las playas y piscinas. El agua y calor favorecen su propagación. “Para no contagiarnos debemos limpiarnos los oídos después del baño y utilizar tapones, sobre todo los niños”.

Otra dolencia propia del verano, según Hernández, son las infecciones virales que afectan sobre todo a los más pequeños y ancianos. Se manifiestan con sinusitis, catarro, infección de garganta, bronquitis e influenza, dice.

“Para evitar estos virus, aléjese de quienes tienen síntomas como tos, dolor de garganta, secreciones nasales, estornudos, escalofríos y fiebre, y lávese las manos constantemente”, aconseja.

Exponerse al sol sin protección entre las 11 a.m. y 4 p.m. puede producir otra dolencia del verano que son las quemaduras de segundo y tercer grado, con ampollas, dolor y hasta fiebre. “Lo mejor es pasarse un protector solar de al menos 30 de graduación en todo el cuerpo, y usar sombrero”, dice Hernández.

Asimismo, el herpes en los labios aparece con mayor frecuencia en esta época debido a que los rayos ultravioletas facilitan que el virus “se despierte” y active. “Para prevenirlo, utilice protector labial y mantenga fuerte las defensas de su cuerpo, alimentándose bien”, dice.

Durante esta temporada, la cistitis -que afecta el sistema urinario- es más común en las mujeres. “Usualmente se produce por  el contacto con el agua fría y permanecer demasiado tiempo con el traje de baño mojado. Para no contraerla, ya que sus síntomas son muy incómodos, como tener que ir al baño a cada rato, ardor al orinar, y otros, hay que secarse bien después de meterse al agua y cambiarse la ropa mojada.

Así que tomando precauciones, uno puede ahuyentar ciertos padecimientos comunes en verano. VN

CÓMO EMPEZAR LA ‘DIETA’

Al aproximarse el verano, muchos pacientes le preguntan a la nutrióloga Judith Topete, con práctica en Downey, por dónde empezar la dieta para lucir de maravilla en traje de baño.

“Sabemos que no que hay una dieta mágica”, dice, refiriéndose al deseo de bajar de peso en forma rápida. Y explica que la clave para un peso saludable es beber mucha agua fresca, ingerir al día cinco comidas cada 3 horas: tres principales y dos antojitos saludables entre medio. Sin olvidar hacer ejercicio.

“La mejor dieta es empezar a tomar agua natural, quizás agregarle medio limón, pepino, jengibre, chía. Nada de bebidas ‘energizantes’, y eliminar por completo el refresco porque aunque sea de dieta contiene químicos que dañan el páncreas y riñón. También evitar los embutidos que tienen sal, grasa y nitritos, que obstruyen el paso de la sangre y pueden producirse infartos e hipertensión; y hay que decirle no a las harinas blancas”.

La nutrióloga agregó que no hay que consumir nada enlatado, ya que contiene una elevada cantidad de sodio. “Lo mejor es lo fresco o congelado. Recomiendo además que acompañe la proteína con arroz integral o quínoa. Evite el arroz blanco. Con estos consejos puede bajar una libra por semana que es suficiente, y lo mejor es que va a bajar colesterol y azúcar de la sangre”.

Topete enfatiza que la principal comida del día es el desayuno para tener un mejor peso y más energía.

“Iniciar el día con proteínas. Si se consume proteína animal o vegetal (frijoles, lentejas, granos) la cantidad debe ser del tamaño de la palma de su mano. Lo peor son los excesos”. Y agrega que hay que cenar tres horas antes de irse a dormir.

Topete brinda otras recomendaciones como beber té verde en ayunas en las mañanas. “No lo consuma con alimentos que tienen hierro, como las lentejas, espinacas, etc., ya que este tipo de té impide absorber el hierro. El té verde se bebe antes y después de los alimentos. Contiene un poco de cafeína”.

Algo que la nutrióloga aconseja tomar en la mañana para que el cuerpo tenga un estado alcalino, es un vaso de cuatro onzas de agua con una cucharadita de vinagre de manzana diluida. “En la noche su cuerpo está eliminando toxinas, por eso es tan importante beber agua para desintoxicarlo. Y en especial los pre-diabéticos y diabéticos deben cuidar los riñones, y el agua es su aliada”. VN

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