27 DE MAYO DE 2006
6º Semana de Pascua
Lecturas de la liturgia
• Primera Lectura: Hechos 18, 23-28
“El judío Apolo demostró, por medio de la Escritura, que Jesús era el Mesías”
En aquellos días, después de pasar algún tiempo en Antioquía, Pablo salió y recorrió la región de Galacia y Frigia, fortaleciendo a todos los discípulos en la fe.
Había llegado por entonces a Efeso un judío llamado Apolo, originario de Alejandría. Era un hombre con facilidad de palabra y conocía muy bien la Escritura. Había sido instruido en el camino del Señor y hablaba con gran entusiasmo, enseñando con exactitud lo referente a Jesús, aunque sólo conocía el bautismo de Juan. Hablaba también con valentía en la sinagoga.
Cuando lo oyeron Priscila y Aquila, lo llevaron con ellos y le explicaron con mayor precisión el camino de Dios. Como él deseaba ir a Acaya, los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos para que lo recibieran. Su llegada benefició mucho a los que habían creído por la gracia de Dios, pues contradecía vigorosamente a los judíos en público, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Mesías.
• Salmo Responsorial: 46
“Grande es el Señor.”
Todos los pueblos, aplaudan; aclamen a Dios con gritos de alegría. Porque el Señor es grande y temible, es el rey de toda la tierra.
Grande es el Señor.
Porque Dios es el rey de toda la tierra: toquen con destreza. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su santo trono.
Grande es el Señor.
Los jefes de los pueblos se unen al pueblo del Dios de Abrahán, pues de Dios son los grandes de la tierra, y él está sobre ellos.
Grande es el Señor.
• Evangelio: Juan 16, 23-28
“El Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado y han creído que salí del Padre”
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
«Les aseguro que el Padre les concederá todo lo que pidan en mi nombre. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán; así su alegría alcanzará la plenitud. Hasta ahora les he hablado usando comparaciones; pero llega la hora en que no recurriré más a comparaciones, sino que les hablaré del Padre claramente.
Cuando llegue ese día, ustedes mismos orarán al Padre en mi nombre; y no es necesario que les diga que yo voy a interceder ante el Padre por ustedes, porque el Padre mismo los ama. Y los ama, porque ustedes me han amado y han creído que yo salí de Dios. Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo para regresar al Padre». VN
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