REFORMA MIGRATORIA PELIGRA SIN QUE COMIENCE AUN DEBATE EN EL SENADO

Los demócratas y republicanos continúan enfrascados en febriles negociaciones para lograr un acuerdo político que arranque el debate sobre una reforma migratoria el próximo lunes, pero ambos partidos mantienen las rencillas de 2006.

En una rueda de prensa, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, anunció que el debate del próximo 14 de mayo utilizará como punto de partida el proyecto de reforma aprobado en la Cámara Alta el 25 de mayo de 2006.

Esa medida, que incorpora los elementos que apoya la Casa Blanca para una reforma migratoria integral, quedó sepultada en medio de una pugna partidista y no pudo ser armonizada con la versión más estricta que aprobó la Cámara de Representantes.

“Reconocemos que ese proyecto de ley no es perfecto, pero es el lugar desde donde comenzaremos” el debate, dijo Reid, quien decidió saltarse el proceso parlamentario normal y presentará el proyecto de reforma directamente en el pleno del Senado.

La idea de los demócratas es que el proyecto sea votado en el Senado antes del próximo receso legislativo de fines de mes.

Cómo sacar de la sombra a la población clandestina se perfila como un asunto clave en las elecciones de 2008 y, en ese ambiente, sería casi imposible lograr la reforma, reconoció el senador demócrata Patrick Leahy.

Añadió que el presidente George W. Bush tendrá que invertir más capital político en el asunto y participar de forma más activa en las discusiones.

“Si no logramos algo en las próximas semanas, probablemente no lo lograremos bajo la administración Bush”, advirtió el senador Ken Salazar, que participó en la conferencia de prensa junto a sus colegas demócratas Reid, Leahy, Edward Kennedy y Bob Menéndez.

La reforma migratoria aprobada el año pasado incluía elementos para la seguridad fronteriza, un programa de trabajadores huéspedes y una vía para la legalización de buena parte de los doce millones de inmigrantes indocumentados que se calcula viven en EEUU.

En esa ley, la población indocumentada quedó segmentada en tres grupos, cada uno con fechas límites y requisitos distintos para su eventual legalización, y además preveía la construcción de un muro de 595 kilómetros en la frontera sur.

Lo único que salió del Congreso en 2006 fue la llamada “Ley del Muro”, que Bush promulgó mientras seguía insistiendo en una reforma migratoria integral.

Ahora, mientras los partidarios de la reforma insisten en que los indocumentados deben “ganarse el derecho” a la legalización mediante una serie de multas y requisitos, los conservadores replican que la medida sigue siendo una “amnistía” inmerecida.

Los líderes republicanos ya han adelantado a la prensa su malestar por la táctica demócrata de iniciar un debate sin que aun se haya logrado un acuerdo político entre ambos partidos.

De hecho, el senador republicano Arlen Specter ha dejado abierta la posibilidad de que sus correligionarios intenten torpedear este nuevo intento de reforma, y recomendó que los demócratas den oportunidad a que finalicen las negociaciones.

Su colega de Arizona, Jon Kyl, dijo hoy en un comunicado que “un proyecto de ley consensuado es la mejor forma de que el Congreso apruebe una reforma migratoria” bipartidista.

“La seguridad fronteriza y la inmigración ilegal son retos enormes que debemos abordar” con cuidado y justicia, advirtió Kyl, aunque reconoció que se ha “avanzado de forma significativa hacia una solución a largo plazo”.

Frank Sharry, del Foro Nacional de Inmigración, dijo a los periodistas que mantiene su optimismo de que no habrá una repetición de las divisiones de 2006, “porque todo esto es un gran juego” y los dos partidos quieren sumar puntos con sus bases, pero “están a punto de llegar a un acuerdo”.

La traba principal de la reforma, según reconocieron los demócratas, es qué hacer con los futuros flujos migratorios.

“Estamos en un momento difícil y no va a haber reforma si no hay un acuerdo bipartidista”, sentenció Menéndez.

Respecto a quienes se oponen a beneficios migratorios para los indocumentados, Menéndez observó que la xenofobia “va a ser parte del debate, desafortunadamente”. VN

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