LOS PLANES DE DIOS CHOCAN CON LOS DEL HOMBRE: ÉL GANA

El padre Hieu Tran pensaba casarse hasta que Dios lo arrastró hacia el sacerdocio; él se dejó guiar

A la pregunta de su pastor de si no había pensado en el sacerdocio, el joven Hieu Chi Tran respondió que tenía “otros planes para su vida, entre ellos el de contraer matrimonio”. Eso sí, le prometió pensárselo.

Hieu nació en Vietnam del Sur. Sus padres, Sanh Hung Tran y Ton Thi Luu, tuvieron siete hijos, cinco mujeres y dos hombres, y lograron salir de Vietnam tras la caída de Saigón con la ayuda del Gobierno de Estados Unidos, que los trajo a Los Ángeles como “inmigrantes refugiados”. Con la excepción de una hermana que reside en Vietnam, toda la familia vive “por aquí en algún lugar”, como el padre dice a VIDA NUEVA.

A la pregunta de si hablaba inglés al llegar, la respuesta es una sonora y cordial carcajada: “Ni una palabra”, contesta.

Por sus estudios anteriores y por su edad, el muchacho no tuvo que asistir a las escuelas primarias de la ciudad. Estudió, primero, en la secundaria de Gardena y, luego, en la de Claremont, donde se graduó con honores, que le abrieron las puertas de la Universidad Estatal Politécnica de Pomona, donde terminó con tres “majors” o especialidades, además de tener un trabajo de tiempo completo.

“¡Ahhh!-dice a VN-, a veces miro hacia atrás y me pregunto cómo pude hacer todo eso”.

TODOS CATÓLICOS

“Todos los miembros de su familia -dice- son católicos de toda la vida, fervientes en sus manifestaciones religiosas”. De hecho, cuenta, “por la parte de la familia de mi padre, hay 54 sacerdotes que están desparramados por todo el mundo. Yo sólo conozco a unos pocos”.

¿Cómo se explica que haya tantos sacerdotes vietnamitas hoy día?

La respuesta es instantánea, convencida y convincente: “Los mártires de Vietnam interceden por nosotros”, y agrega: “Como se dice desde la antigüedad, la sangre de los mártires alimenta nuestra fe y es semilla de nuevos cristianos. En este caso también es semilla de sacerdotes”.

[El padre Hieu se refiere a los miles de cristianos vietnamitas católicos de todas las clases sociales y religiosas que dieron su vida por la fe en los siglos XVIII y XIX. Algunos hablan de hasta 130 mil cristianos martirizados. De ellos, 117 fueron canonizados por el Papa San Juan Pablo II en junio de 1998].

GANCHO VOCACIONAL

En Claremont, la familia pertenecía a la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, donde el joven era activo, ayudaba a los sacerdotes y participaba en los grupos juveniles de tal modo que el pastor asociado le hizo una pregunta a bocajarro: “Te veo por aquí con mucha frecuencia. ¿No has pensado alguna vez que tienes vocación de servir como sacerdote?”.

“La pregunta me tomó por sorpresa. Yo no lo había pensado y de hecho tenía planes de casarme con mi novia. Estaba dispuesto a casarme, pero la pregunta disparó en mí la curiosidad y me llevó a bucear dentro de mí y a preguntarme: ‘¿Qué quiere Dios que haga con mi vida?’. El proceso de discernimiento suscitó en mí una nueva relación con Dios”, dice el padre en su perfil de la Oficina de Vocaciones de la Arquidiócesis.

De esa relación nació el convencimiento de que Dios lo quería en cuerpo y alma al servicio de sus hermanos.

Es decir, que Dios ser interpuso en su relación con la muchacha a la que pensaba desposar. “Dios ganó”, dice. Por otro lado, la muchacha no tomó bien la noticia de la decisión de su novio. “Dios me tomó la delantera y yo lo seguí. Fue como un acuerdo mutuo”.

“Lo que tú quieres es huir de mí -me reprochó la chica-. Quiero que sepas que, si cambias de opinión, no te recibo otra vez. Esto se acabó para siempre”, relata el padre Hieu. Ahora “está contenta de que su viejo novio sea feliz sirviendo a los demás como sacerdote”.

El joven Hieu, sin embargo, no comunicó de inmediato a sus padres el resultado del proceso y su decisión de hacerse sacerdote. Esperó a decírselo durante una visita familiar de tres semanas a Vietnam. “La noticia los tomó por sorpresa, pero, en vista de las tantas experiencias de sacerdotes en la familia, lo aceptaron de buena gana”, dijo.

EN EL SEMINARIO

Terminados los estudios universitarios, el ahora sacerdote solicitó trabajo en varias instituciones, incluso en el FBI y en el Seminario/College de San Juan de Camarillo. Todas lo aceptaron.

“Para la entrevista en San Juan -cuenta- me presenté tal cual era, incluso con el pelo largo. Me prometieron una carta sobre el resultado de la entrevista y, como tardaba en llegar, me fui de vacaciones en el mes de agosto. Al regresar, la carta me esperaba: había sido aceptado”.

Así inició la nueva vida.

Fueron cuatro años de estudios teológicos durante los cuales ejerció funciones variadas dentro de la institución. Algunas solían estar desempeñadas anteriormente por sacerdotes y revestían responsabilidades propias de éstos.

“Fui monitor de los estudiantes durante tres años y, al regresar de un año de prácticas, me encargaron el refectorio con la responsabilidad, entre otras, de organizar banquetes oficiales”, dice a VN.

ORDENACIÓN Y MISIÓN

Finalmente fue ordenado sacerdote el 31 de mayo de 2008 por el Arzobispo Rogelio Mahony y celebró su primera misa en la parroquia de la Asunción.
Su primer destino fue la parroquia del Sagrado Corazón de Lancaster y actualmente es párroco (pastor) de Nuestra Señora de Loreto de Los Ángeles desde 2012.

Más del 80 por ciento de sus feligreses son hispanos, por lo que se vio obligado a estudiar español. Estudió este idioma siete semanas en México y ahora lo domina a la perfección.

“He sido muy bien aceptado por los hispanos -dice-. Ha sido una aceptación mutua. La parroquia tiene más de mil familias inscritas, pero sabemos que hay muchas otras que no se inscriben por la cosa de papeles”, explica.

Cuenta con un pastor asociado, el padre Cristóbal Guardado González, y espera tener algún día un diácono permanente.

“Me encanta -dice de su estancia en Loreto-. Es una situación estimulante”.

Según la página web de la parroquia, el lema del padre Hieu Chi Tran es el 2 Cor. 2, 12 de San Pablo: “Pero Él [Dios] me dijo: ‘Mi gracia te basta, que mi fuerza se realice en tu flaqueza’. Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome en mis flaquezas para que habite en mí la fuerza de Cristo”, dice el propagador del mensaje de Cristo.

“Todo esto, la vida parroquial, requiere mucho trabajo para la formación de los feligreses en cuestiones de Liturgia y otros aspectos de la vida cristiana, pero tenemos un buen equipo pastoral, un buen consejo parroquial, la escuela marcha muy bien con buena matrícula escolar. Estamos muy bien”, subraya el pastor.

Dada la presencia de tantos hispanos en la parroquia, los domingos tienen dos misas en español, “siempre llenas”, dice el párroco, además de una bilingüe por la tarde.

“Nosotros escuchamos para comprender las preocupaciones e intereses de la comunidad, a fin de edificar un futuro mejor con la sabiduría y fortaleza de Dios,” reza el lema de la parroquia que el padre Hieu Chi Tran hace suyo.

CONSEJOS

¿Qué diría a un muchacho o muchacha que están explorando una vocación sacerdotal o religiosa?

“Que escuchen a Dios, que no tomen la decisión solos, porque Dios nos habla también por medio de otras personas”.

“A los jóvenes en general les aconsejo que terminen los estudios. Antes bastaba un diploma de secundaria, luego era necesario un bachillerato universitario (B.A.). Hoy, sin embargo, necesitarán una maestría (M.A.) para terminar su educación. Que terminen los estudios para beneficio de sí mismos y de los demás”. VN

PREGUNTITAS

– ¿QUÉ LE GUSTA COMER? “Lo que tengamos. No tenemos cocinero. Los dos sacerdotes nos turnamos en la cocina”.

– ¿LE GUSTA COCINAR? “No es mi tema favorito”.

– ¿PRACTICA ALGÚN DEPORTE? “Correr, surfeo, motociclismo”.

– ¿TIENE DÍAS LIBRES? “Los martes son mis domingos. Los dedico a visitar a mis padres y amigos. Además participo en grupos de apoyo de los sacerdotes”.

– ¿QUÉ PAÍSES HA VISITADO? “Varios países de Europa, Asia y Norteamérica (Canadá y México) y Centroamérica”.

– ¿QUÉ IDIOMAS HABLA? “Inglés, español, vietnamita, italiano y francés”.

– ¿CÓMO LE GUSTARÍA SER RECORDADO? “No me gustaría ser recordado”.

PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LORETO
250 North Union Ave.
Los Ángeles, CA 90026
(213) 483-3013

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