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JUAN PABLO II ESTÁ MÁS CERCA DE LA BEATIFICACIÓN

Su secreto era la oración, revela el cardenal Ruini en la clausura de la fase diocesana

El proceso de beatificación de Juan Pablo II superó este lunes una etapa decisiva al concluir la fase diocesana para pasar a ser instruida por la Santa Sede.

La clausura solemne tuvo lugar a mediodía en la Basílica de San Juan de Letrán, la catedral del obispo de Roma, en presencia del cardenal Camillo Ruini, obispo vicario del Papa para esta diócesis.

En su discurso, pronunciado dos años después del fallecimiento de Karol Wojtyla, el purpurado italiano presentó la relación con Dios en la oración como el secreto de su vida.

«En realidad, detrás del vigor incansable de su testimonio de la verdad de Cristo se encontraba la firmeza rocosa de su fe», constató

Era la fe «de un hombre que, en cierto sentido, ya había visto al Señor, hizo la experiencia directa de la presencia misteriosa y salvífica de Dios en su espíritu y en su vida», explicó aclarando así por qué sentía «la necesidad y el deber de ofrecer y transmitir a todos la verdad que salva».

«Con esta actitud Juan Pablo II pudo, en años difíciles, confirmar a toda la Iglesia en la fe», explicó el cardenal.

Después, ante la emoción de los peregrinos, el cardenal Ruini recordó los últimos suspiros de Karol Wojtyla.

Con la ayuda de los presentes en su habitación, recordó, rezó «todas las oraciones cotidianas: hizo la adoración, la meditación y anticipó incluso el Oficio de las lecturas del domingo».

«Luego, dijo con voz sumamente débil a sor Tobiana Sobotka, su autentico ángel custodio, “Dejad que vaya hacia el Señor”. Después, entró en coma y en su habitación se celebró la misa prefestiva del domingo de la Divina Misericordia».

«Monseñor Stanislaw [Dziwisz, su secretario particular, ndr.] logró darle, como Viático, algunas gotas de la Sangre de Cristo».

«La Divina Misericordia fue el centro de su espiritualidad y de su vida: de Ella aprendió a vencer el mal con el bien», concluyó Ruini.

Entre los peregrinos había numerosos polacos, acompañados por el cardenal Stanislaw Dziwisz, actual arzobispo de Cracovia, que en la noche de este lunes presidiría una vigilia de oración en las grutas vaticanas.

Los periodistas pudieron ver en la basílica a la religiosa francesa, sor Marie Simon-Pierre, de la Congregación de las Hermanitas de las Maternidades Católicas, que el 2 de junio de 2005, cerca de Aix-en-Provence, en Francia, quedó curada inexplicablemente de Parkinson.

La curación de la religiosa, que hoy tiene 46 años, fue atribuida por el postulador de la causa de beatificación, monseñor Slawomir Oder, a la intercesión de Juan Pablo II.

El proceso de beatificación pasa ahora a la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, cuyo prefecto es el cardenal portugués José Saraiva Martins.

El cardenal recordó este lunes a los micrófonos de «Radio Vaticano» «que Juan Pablo II quedó dispensado de los cinco años después de la muerte, prescritos por el Derecho Canónico para comenzar la causa de beatificación, pero no quedó dispensado del proceso».

«Por tanto –aclara–, el Dicasterio vaticano procede ahora al examen de toda la documentación que nos llegue, siguiendo los caminos indicados por las normas jurídicas». «Hay que respetar las normas del Derecho Canónico». VN

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