ACTIVISTA OFRECE SEGUNDA OPORTUNIDAD A JÓVENES CON ANTECEDENTES

La activista puertorriqueña Moraima Oyola Pizarro no sólo superó el abuso físico y emocional que sufrió de niña, sino que ahora dirige una organización dedicada a emplear a jóvenes desertores escolares con antecedentes penales.

“Ayudamos a los jóvenes más marginados de la sociedad. Aquellos que ni la empresa privada ni el mismo Gobierno cree ni confía por su pasado. Nuestra misión es reintegrarlos a la sociedad, tan fácil como eso”, aseguró Oyola, de 36 años.

Su organización, Forjando un Nuevo Comienzo, busca integrar a estos jóvenes a la sociedad a través de un empleo, además auxilia a las víctimas de maltrato físico y abuso sexual, desamparados y adictos.

“Todos merecemos otra oportunidad, de levantarnos después de equivocarnos. Sin duda, estamos haciendo la diferencia en Puerto Rico, pero aún nos falta mucho por hacer”, apuntó Oyola.

Por si fuera poco, en los próximos meses y gracias a una propuesta federal inaugurará Hogar Amparo, un albergue para asistir a mujeres infectadas con sida.

“Hay muchas cosas por hacer, pero para eso dependemos de la solidaridad de la gente”, manifestó Oyola, quien ha recibido reconocimientos públicos por su labor, además de la gratitud de personas que habían perdido esperanza, anhelo y sobre todo la posibilidad de superarse.

Pero el éxito de Oyola y el de Forjando un Nuevo Comienzo tiene un historial especial y cruel al mismo tiempo que se remonta hasta su niñez.

Cuando tenía 10 años, Oyola no sólo fue víctima sino también testigo de los abusos de su padre. Su hermano menor, Amaury -hoy cantante y escritor en Puerto Rico-, perdió el habla cuando su progenitor trató de quemarlo vivo a los seis años.

Desde entonces, la activista tuvo que luchar contra las amenazas de un padre alcohólico que le recordaba a menudo que él se iba a asegurar de que su única hija se convierta “en una basura en esta vida”.

“Era una pequeña y lo que mi padre me auguró en ese entonces marcó mi vida por siempre. Se supone que a esa edad debía recibir besos, abrazos y palabras de aliento”, recuerda.

“A los 12 años trabajaba en un basurero y cocinaba a los que recogían la basura porque mi padre sembró eso en mí. Pero las palabras de aliento de muchas personas cambiaron mi percepción y mis ganas de salir adelante”, agregó Oyola.

A los 16 años empezó su lucha por la justicia social al ganar un premio escolar por una asignación en donde ponía de manifiesto la falta de ayuda a jóvenes maltratados y que le valió un reconocimiento por parte de la Gobernación de Puerto Rico.

A los 18 años recibió una donación de 10.000 dólares para crear Forjando un Nuevo Comienzo, institución a través de la cual, Oyola ha logrado que miles de jóvenes logren ser aceptados “en una sociedad que le cerró las puertas”.

“Hay dos clases de personas en esta vida: los realistas y los soñadores. Los primeros saben perfectamente hacia dónde se dirigen. Sin embargo, los soñadores ya estuvieron allí”, sostuvo.

Oyola dicta charlas de superación personal por todo Puerto Rico y EEUU junto a su hermano. VN

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