VENDEDORES AMBULANTES CAMBIAN ROSTRO DEL CENTRO DE LOS ANGELES
Si camina por el centro de Los Angeles, especialmente por las calles Alvarado, Olimpic, la Sexta o el parque Mac Arthur, seguramente su andar se tornará zigzagueante mientras encuentra a su paso puestos de ventas ambulantes.
La variedad es extensa: libros, revistas, cosméticos, ropa, perfumes, café, baterías, ventiladores, velas, esencias, comida, frutas, mascotas, trajes de baño, y un sinfín de artículos se ofrecen al caminante con una particular estrategia de comercialización.
Vendedores que ofrecen sus productos y buscan captar la atención de los transeúntes y así concretar las ventas del día, actividad que representa el sustento de muchas familias del condado de Los Angeles.
Hablar con ellos sobre su trabajo no es tarea fácil. Y es que, aunque para poder vender en la calle deben pagar por permisos e impuestos a la ciudad, con cierta frecuencia la policía lleva a cabo redadas para controlar la presencia de vendedores sin permisos.
Las autoridades del condado también procuran con estas redadas mantener a raya la acción de las pandillas, muchas de las cuales ejercen cierto control en algunas zonas donde los vendedores ambulantes deben pagar el derecho a la tranquilidad.
El control de las pandillas sobre los vendedores, según expresan los comerciantes ambulantes, se ve ahora menos que antes, pero todavía queda algo.
Mariam, una joven mexicana que vende frutas, dice que disfruta su trabajo. El horario se lo pone ella misma y generalmente se dedica a la venta de lunes a viernes durante unas cinco horas diarias.
“Las ventas no siempre son buenas, pero un día compensa otro”, asegura.
En lo que se refiere a los puestos de comida, las regulaciones suelen ser mucho más estrictas porque está en juego la salud de los consumidores.
José Andrés Martínez, supervisor del departamento de Salud del condado de Los Angeles, dijo que estima existen unos 6 mil vendedores ambulantes en el rubro de la comida.
La cifra incluye a quienes están en los puestos de las calles y a quienes ofrecen alimentos en empresas, centros educativos y otros productos a domicilio.
“Cuando se dan los permisos se le pone una calcomanía de color verde o amarilla a los puestos de venta, esa señal es la prueba de que han sido inspeccionados por el departamento de Salud”, informó Martínez.
El funcionario insistió en que las personas que quieran dedicarse al negocio ambulante deben hacerlo a través del condado, que le brinda la información necesaria para hacerlo.
En 1994, la ciudad de Los Angeles aprobó la creación de distritos para la operación de estos establecimientos siempre y cuando estuvieran bajo control de las autoridades sanitarias.
La primera zona en abrir fue el Parque MacArthur en 1999.
Olga Marín, frecuente transeúnte del centro de Los Angeles, asegura que los vendedores ambulantes representan una buena alternativa para el bolsillo de los consumidores.
“Con ellos es más fácil negociar el precio, pedir rebajas, y siempre se consigue hacer una buena compra”, indicó esta consumidora hondureña, quien asegura que los fines de semana es cuando la cosa “se pone mejor” porque la oferta de productos es más variada. VN
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