VEINTE MISIONEROS ASESINADOS DURANTE EL AÑO 2008

Según publica el dossier anual de la agencia “Fides”

Durante todo el año 2008, fueron asesinadas en el mundo veinte personas cuya actividad pastoral y eclesial estaba relacionada con las misiones. Así lo revela el dossier anual que publica la Agencia vaticana misionera “Fides”, de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos.

Se trata de monseñor Paulos Faraj Rahho, arzobispo de Mosul (Irak), de dieciséis sacerdotes, un religioso y dos voluntarios laicos.

Por continentes, es en Asia donde se ha producido mayor número de asesinatos: seis sacerdotes y una voluntaria laica, además del prelado iraquí, perdieron la vida en Iraq, India, Sri Lanka, Filipinas y Nepal.

A esta lista provisional, afirma la agencia Fides, hay que añadir “la nube de soldados desconocidos de la gran causa de Dios”, según la expresión que acuñó hace unos años el Papa Juan Pablo II, “de los que no se tiene noticia, y que en muchos rincones de la tierra sufren y pagan con su vida la fe en Cristo”.

El recuento de Fides incluye algunos casos de asesinatos violentos, aunque no hayan sido cometidos expresamente “por odio a la fe” en sentido estricto.

Algunos, como el padre Brian Thorp, asesinado en su parroquia de Lamu (Kenia) perdieron la vida en aparentes intentos de robo, o perecieron al ser asaltados por las calles mientras ejercían su ministerio, quizás sólo para robarles el coche.

Otros fue ron eliminados porque oponían con tenacidad el amor al odio, como el padre Bernard Digal, primer sacerdote católico muerto en la campaña de violencia anticristiana llevada a cabo por los extremistas hindúes en el Estado indio de Orissa.

También en India, en el Estado indio de Andhra Pradesh, fue asesinado el sacerdote carmelita Thomas Pandippallyil, mientras se trasladaba a una aldea para celebrar la santa Misa.

En algunos Estados, como en Venezuela y Colombia, la violencia y el drama de la pobreza están detrás de los asesinatos del padre Orellana Hidalgo, cuyo cadáver se encontró en su casa de Caracas, y del padre Jaime Ossa Toro, acuchillado en Medellín.

La pequeña comunidad católica de Nepal cuenta desde este año con su primer sacerdote asesinado, el padre salesiano Johnson Moyalan. Durante la noche, un grupo de hombres armados penetró en la misión salesiana de Sirsia, a unos 15 kilómetros de la frontera entre India y Nepal, y mataron de sendos disparos al misionero.

Otros fueron asesinados mientras rezaban, como el padre Reynaldo Roda, asesinado a tiros en la capilla de una misión de Filipinas, donde instantes antes rezaba el Santo Rosario.

“Todos ellos –subraya el informe de Fides– sin heroísmos o proclamas solemnes, no dudaron en poner diariamente en riesgos sus vidas para que no faltara a cuantos los rodeaban el soplo vital de la esperanza”.

En Sri Lanka fue asesinado el padre Xavier Karunaratnam, desde siempre comprometido en dar asistencia psicológica a las víctimas del conflicto. En la martirizada República Democrática del Congo encontró la muerte también el voluntario laico Boduin Ntamenya, originario de Goma, muerto mientras realizaba su trabaj o en una zona en conflicto.

Hay también víctimas de la locura homicida: es el caso de dos sacerdotes jesuitas, los padres Otto Messmer y Victor Betancourt, asesinados en su vivienda de Moscú por un psicópata.

“Como en los orígenes, también hoy Cristo necesita apóstoles dispuestos a sacrificarse a sí mismos. Necesita testigos y mártires como san Pablo”, afirma el dossier de Fides, recordando las palabras pronunciadas por Benedicto XVI durante la celebración de las Primeras Vísperas en la Basílica Ostiense de San Pablo Extramuros, el 28 de junio de 2007. VN

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