UNA CELEBRACIÓN PARA MAMÁ

Las primeras celebraciones del Día de la Madre se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades. Igualmente los romanos llamaron a esta celebración Hilaria cuando la adquirieron de los griegos. En tanto que los católicos transformaron estas celebraciones para honrar a la Virgen María, la madre de Jesús. En el santoral católico, el 8 de diciembre se celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción, fecha que adoptaron para la celebración del Día de la Madre.

El 12 de mayo de 1907, Ana Jervis, dos años después de la muerte de su madre, quiso conmemorar el fallecimiento y organizó un Día de la Madre para hacerlo. A partir de entonces encabezó una activa campaña que fue extendiéndose a todo el territorio de Estados Unidos. Siete años después, el presidente Woodrow Wilson declaró en 1914, el Día de la Madre en el segundo domingo de mayo en Estados Unidos. Así fue gestado el día internacional de la madre que después encontró eco en otros países.

En México y la mayoría de países latinoamericanos celebran el Día de la Madre cada 10 de mayo, sin ajustarse a días de la semana. Es una fecha de relevancia para los inmigrantes latinos. Por eso VIDA NUEVA entrevistó a algunas madres y esto es lo que dijeron:

ARELY RODRÍGUEZ, RECEPCIONISTA EN ASOSAL; SALVADOREÑA

El Día de la Madre tiene que ser especial porque madre solo hay una. Ser madre cambió totalmente mi vida; uno asume mayor responsabilidad con sus hijos en todos los aspectos para que ellos crezcan, sean personas de bien y se preparen para ser algo en la vida. Hacer que ellos triunfen y se defienden por ellos mismos es la mayor satisfacción para una madre.

Pero eso no se logra de la noche a la mañana, una mujer aprende a ser madre en su diario vivir con sus hijos porque no hay quien le enseñe, sólo algunas referencias que uno tiene de cómo lo criaron y eso le sirve de base para ser una buena madre, aunque debo reconocer que hoy en día existen libros que le ayudan a una para educar mejor a nuestros hijos.

En mi caso personal tengo dos hijas hermosas a quienes amo con todo el corazón, ellas son mi vida y mi tesoro. Con ellas he tenido experiencias bonitas y amargas. Bonitas como cuando les celebro sus cumpleaños, que las voy viendo crecer y desarrollarse, cuando fueron por primera vez a la escuela y cuando se graduaron, cuando se hicieron jóvenes y hoy con una de ellas que ya es madre. Pero también he tenido experiencias amargas como cuando me quedé sola y haberme divorciado.

Asumí la responsabilidad de papá y mamá. Hubo temores y mucho esfuerzo, pero pude sacarlas adelante. Es por eso que hoy al ver a mis hijas profesionales me causa mucha satisfacción y orgullo.

Hoy mis hijas y mis yernos celebramos el Día de la Madre ya sea con un almuerzo o una cena y pasamos muy felices.

GLORIA SUAZO, NOTARIA; HONDUREÑA

El Día de la Madre es el día en que se le rinde homenaje al ser que nos dio la vida; es la fecha en que la honramos y recordamos, ya sea que ella viva o esté muerta. En Honduras, por ejemplo, las personas que tienen a su madre fallecida usan una rosa en botón color blanco, y las que la tienen viva, un botón de rosa color rojo. En las escuelas se realizaban actos alusivos en donde los alumnos ofrecen obras teatrales, canciones y declamaban poemas, y las emisoras radiales ofrecían su programación exclusiva para las madres. Hoy parte de esa costumbre se ha perdido, y en este país menos, y pocas veces la madre es honrada como ella se lo merece. Pero es muy bonito ver a los hijos entender y valorar el amor incondicional desde que están en nuestro vientre. El cuidado y el esfuerzo para educarlos y mantenerlos, y si es soltera hacer el papel de padre y madre para poder sostener a sus hijos, pero que es una obligación placentera que se hace con amor y mucha dedicación.

Es por eso que el amor de madre nunca cambia, ya sea el hijo malo, bueno o indiferente, imperfecto o enfermo, el amor de madre es único. Hoy este mes de mayo es un buen momento para reconocerla.

En mi caso voy a celebrar el Día de la Madre reuniendo a toda la familia especialmente a mis hijos y con una flor que me lleven para mí es suficiente. Lo importante es compartir y recordar los buenos momentos, porque para mí aunque mis hijos han crecido siempre serán mis niños.

PAULA DÍAZ, PERIODISTA; COLOMBIANA

El Día de la Madre cambió para mí en dos etapas de mi vida. Cuando murió mi madre dejé de celebrarlo, me parecía un día triste y trataba de hacer cualquier cosa que me olvidara de que era un día de celebración. Cuando fui mamá cambió un poco, pero igual no es un día que celebre mucho porque mi nena todavía está pequeña y no entiende mucho el significado. Además, soy de las personas que piensan que uno debe celebrar a los seres queridos todos los días no un día en especial.

Mi mejor experiencia como madre es recibir el beso de las buenas noches de mi hija todos los días, y que me diga: “¿Puedo dormir en tu cama un ratico?”.

Ser profesional y madre es muy difícil, es un día a día pensando en la calidad de tiempo y no en la cantidad, pero al final del día son importantes las dos, porque de nada sirve darle calidad dos horas si pasas 10 lejos de ellos. Quizás por eso disfruto ser freelance y manejar mi tiempo.

En Colombia se celebra el Día de la Madre el segundo domingo de mayo y generalmente lo que hacen es darles un regalo y sacarlas de la cocina para llevarlas a comer a un restaurante, por eso es difícil encontrar mesa en algún lugar por sencillo que sea.

En mi caso personal espero celebrarlo con mi nena jugando y paseando, el día debe ser más para ella que para mí.

ANA MARÍA FLORES, AMA DE CASA; SALVADOREÑA

Tuve el privilegio de ser madre de cuatro hijos, tres están vivos y una hija murió a los diez meses de nacida. Cuando me dijeron que estaba embarazada de mi primer hijo fue una sorpresa, son de las cosas que nunca se me olvidan a pesar de que han pasado los años, mi memoria me falla y son pocas las cosas que recuerdo. Pero lo de mis hijos lo tengo presente cada uno en su nacimiento, una experiencia distinta, bella, pero también dolorosa, porque en algunos de los partos hubo complicaciones.

Cuando tuve mi primer hijo dije, “solo éste, no más”, pero a los cinco meses ya estaba embarazada de mi hija. Vivíamos en un cantón muy lejos de la ciudad cuando me agarraron los dolores, fueron a buscar a la partera y no la encontraron. Los dolores se agudizaron y la niña comenzó a salir, pero a la mitad quedó trabada y se estaba ahogando, como pude asistí a la niña y pude sacarla por completo. En ese momento dije: “¡Ay hija, ojalá tú no vayas a tener hijos!”, y ahora me arrepiento de haber dicho eso porque ella ahora que es casada no puede tener hijos.

Tuve un tercer parto, era hembra y nació con complicaciones y murió cuando tenía 10 meses de nacida cuando la amamantaba. Desde ese día, aunque ha pasado el tiempo no puedo olvidar a mi hija. Después de esa experiencia no quise tener más hijos por miedo a que me naciera enfermo y fue hasta después de cinco años que quedé embarazada de mi cuarto hijo.

Mis tres hijos han sido mi consuelo y por quienes seguí esforzándome hasta venirme para Estados Unidos, porque la vida se puso muy difícil en mi país. Fue muy duro para mí haberlos dejado solos cuando eran pequeños; lloraba todos los días por ellos. Me consolaba que mi madre me los cuidaba, pero a ella la mataron en fuego cruzado entre los guerrilleros y el ejército durante la guerra, algo que sigue doliéndome en el corazón y sobre todo porque mis hijos estaban solos, sin nadie que me los cuidara. Con el tiempo pude traérmelos y ahora están conmigo, son adultos y soy feliz.
De alguna manera cada año celebramos el Día de la Madre con un almuerzo o una cena en familia, porque a mí no me gustan los restaurantes. Ellos están pendientes de mí y yo de ellos, de manera que aunque he tenido muchos sufrimientos mis hijos siguen siendo lo mejor que tengo.

ANGÉLICA SALAS, DIRIGENTE DE CHIRLA; MEXICOAMERICANA

El Día de la Madre es para mí el día en que podemos reconocer a ese ser que nos dio la vida, que siempre nos ha apoyado para llegar a donde estamos. Mi madre es lo más importante en mi vida; es la persona que siempre me ha apoyado en las buenas y malas.

Es por eso que el Día de la Madre es una oportunidad que se nos brinda para reconocerle en su esfuerzo y dedicación, y es por eso que aprovechando ese día nos reunimos, e invitamos a familia y amistades a mi casa para celebrarlo; ya es una tradición familiar.

Como hija, madre y activista siento una gran solidaridad por las madres que no podrán celebrar este gran día porque están separadas de sus hijos, de sus mamás porque no tienen documentos legales para residir aquí, mucho menos viajar fuera del país. Me pongo en su lugar y lo mucho que sufriría si me separaran de mi madre o de mis hijos. Y definitivamente ese contacto físico con los hijos o con nuestra madre es invaluable, nadie lo puede sustituir. Cuando uno ve esto entiende que las leyes de inmigración van en contra de la humanidad, en contra de la familia. Sin embargo, como activista también debo entender que mi hija necesita tiempo y dedicación y debo apartar tiempo para ella y también para mi madre, sin dejar de hacer la lucha por nuestras madres inmigrantes. VN

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