<!--:es-->UN SANTO Y UN PROFETA DE NUESTROS TIEMPOS: EL OBISPO Y MÁRTIR MONSEÑOR OSCAR ROMERO<!--:-->

UN SANTO Y UN PROFETA DE NUESTROS TIEMPOS: EL OBISPO Y MÁRTIR MONSEÑOR OSCAR ROMERO

Dios nos ha hablado siempre, en el Antiguo Testamento por tantos profetas, a través del mensaje directo de su hijo, y en nuestros tiempos por medio de hombres y mujeres que con mucho valor anuncian y denuncian al pueblo de Dios, como lo hizo nuestro Monseñor Romero en el pueblo sufrido de El Salvador.

El próximo 24 de marzo del 2009 se cumplirán 29 años de su martirio. El pueblo salvadoreño está en el pleno jubileo de “San Romero”, como le llaman en el mundo entero los católicos y no católicos al obispo que representaba la voz de los sin voz en aquel país. Bastaron tres años de ejercicio como arzobispo de El Salvador para que sus homilías iluminaran e interpretaran bajo la luz del evangelio la realidad de un pueblo que sufría una larga guerra fratricida.

A la fecha ya se encuentra avanzado el proceso de canonización del hombre más conocido de esa región, pues su voz, sus enseñanzas siempre han estado presentes.

Monseñor Romero ofreció su vida por la verdad descrita a través del Evangelio, pero su voz sigue viva. Tal como él lo dijo tantas veces: “Me podrán quitar la vida, pero yo resucitaré en mi pueblo”.

Cuando en la segunda visita que Juan Pablo II hizo al país, realizaba una jornada con los jóvenes y éstos clamaban por la canonización de “Romero”, el Papa expresó: “Verdaderamente has resucitado en tu pueblo”, porque eran jóvenes que en su mayoría habían nacidos después de su martirio.

Hasta ahora, es el salvadoreño más conocido en el mundo, del cual se han escrito diarios, retratos, biografías en todos los idiomas y estilos, pues es tan práctico conocerlo, porque todo lo dijo en voz alta, todo quedó escrito o grabado.

Sus homilías llegaron a constituirse en la carta Magna de cada semana para todos los salvadoreños. Los protegidos o acusados se interesaban por estar al día del pensar de la Iglesia, el mundo entero quería estar al tanto de quien hablaba por los que no tienen voz ni voto.

Monseñor Romero estaba tan consciente de la fortaleza y aguante del pueblo, que en relación a nuestra vocación profética, a todos los cristianos nos enfatizaba: “Si alguna vez nos quitaran la radio (la radio del arzobispado YSAX), si nos suspendieran el periódico (Semanario Orientación), si no nos dejaran hablar o nos mataran a todos los sacerdotes, cada uno de ustedes tiene que ser un micrófono de Dios, cada uno de ustedes debe ser un mensajero, un profeta”. VN

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