TRABAJO Y DEDICACIÓN AYUDAN INMIGRANTE A CONVERTIRSE EN PROPIETARIO

Una consulta con la Administración para Pequeñas Empresas (SBA en inglés) permitió al inmigrante mexicano Juan Ramírez obtener un préstamo para expandir su restaurante y acercarse más a la realización de su sueño.

El primer empleo de Ramírez, en 1971, fue lavando platos en un restaurante. Llegó a conocer bien el negocio y comenzó a soñar con tener uno propio. Treinta y cinco años después, es propietario de un restaurante de mariscos en el este de Los Angeles.

“Yo me vine (a los Estados Unidos) para tratar de mejorar (económicamente) y vivir un poco mejor”, dijo Ramírez originario de Jalisco, México. “Ese sueño es más fácil realizarlo aquí que en México”.

Ramírez emigró en 1971 a la edad de 15 años. En compañía de un tío, cruzó indocumentado la frontera a EEUU.

“Mi primer trabajo fue lavando platos en el restaurante Hungry Tiger”, recordó el jalisciense de 51 años. “Ahí trabajé por 14 años y en un trayecto de seis años aprendí a cocinar y luego me quedé como chef”.

Después de siete años en la misma posición, maduró la idea de invertir y tener su propio restaurante.

En el año 1985 supo que en la ciudad de South Gate vendían un restaurante de hamburguesas llamado Lucy’s por 110 mil dólares. Para comprarlo, decidió reunir 40 mil dólares vendiendo su casa y el resto del dinero acordó con los dueños pagarlo en mensualidades.

“Cuando me salí de trabajar del Hungry Tiger, ganaba 36 mil dólares al año”, dijo el empresario. “Pero con el Lucy’s sólo hacia 14 mil dólares al año, por eso se lo fui pasando a mi tío”.

Después de trabajar un año con Lucy’s, vendió su derechos y comenzó a buscar invertir en otro restaurante. En los anuncios clasificados del periódico “Los Angeles Times” encontró que en el este de Los Angeles vendían El Rinconcito del Mar en 175 mil dólares.

Contactó con los propietarios y arregló pagar 55 mil dólares y el resto en cuotas en un plazo de 5 años. “Aquí me fue bien, porque después de ganar 14 mil, en un año comencé a ganar 40 mil”, aseveró.

Para mejorar el negocio, que estaba muy descuidado, Ramírez hizo cambios en el menú de mariscos y añadió recetas de la cocina mexicana. Pronto comenzaron a venir más clientes.

El Rinconcito del Mar estaba ubicado en un local alquilado cerca del cementerio Evergreen. A media cuadra del sitio original, en el 2908 East First Street, Ramirez compró un terreno baldío con la idea de construir ahí un nuevo edificio para el restaurante.

En el 2002, acudió a la SBA, que le sirvió de garante para obtener un préstamo de 650 mil dólares del banco Comerica.

Así construyó el nuevo edificio, y el restaurante ahora tiene 15 empleados.

El sueño de Ramírez era llegar a tener un restaurante como el primero en que trabajó.

“Yo creo que he realizado mi sueño, pero me falta como el 20 por ciento, nada más”, indicó el empresario, cuyo negocio valora en 2,2 millones de dólares.

“Porque me falta acabar este lugar y hacerlo llegar a la meta de volumen, que es de unos 150 mil dólares al mes”, agregó.

Natalia Orta, jefa del departamento de desarrollo de la SBA en Los Angeles, dijo que los negocios como El Rinconcito del Mar “son importantes porque emplean a la gente de la comunidad. Y con un préstamo, lo que ellos hacen es generar más empleos o retener a sus empleados”.

“Hay gente que llega a los Estados Unidos sin nada. Solamente traen un sueño, y preparación. Mucha gente viene con esa sangre empresarial, pero aquí en los Estados Unidos pueden tener éxito”, finalizó Orta. VN

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