
SE REVELA LA GRACIA DIVINA EN 30 NUEVOS MATRIMONIOS CATÓLICOS
(fOTO: El Padre Michael Stechmann -de la Parroquia San Benedicto- junto a los recién casados, entre quienes se encuentra George Serrano y Teresa Torres (izq.), de 80 y 95 años, que contrajeron nupcias por Iglesia, para vivir su amor eterno. / paulina herrera).
Por PAULINA HERRERA
Es un sábado de primavera y Montebello está de fiesta: sesenta de sus residentes más devotos, se han postrado ante el altar para dar el “¡sí!” en la boda comunitaria más célebre en la historia de la Parroquia de Saint Benedict.
“Vi la gracia divina en los rostros de las novias. La voluntad de Dios en la mirada de los novios…” asegura a VIDA NUEVA el Padre Michael Stechmann, párroco de St. Benedict con una sonrisa de plena satisfacción luego de oficiar misa para atribuir el Santísimo Sacramento del Matrimonio al nutrido grupo de feligreses que junto a familiares y amigos llenaron el templo de Cleveland y Greenwood en un festival de tuxedos, ramilletes y vestidos de novias de todos los colores y estilos.
“A mí me gusta el azul y mi esposo (Enrique Munguía) aceptó vestirse con el mismo color…Es el día más feliz de mi vida”, afirma María Guadalupe Rivera, sosteniendo su certificado de matrimonio. Ellos, como la mayoría de los recién casados, decidieron dar este paso luego de vivir juntos varios años y para dar una sólida base cristiana a su hogar. “Ahora somos una familia católica en la extensión de la palabra con todos los derechos y deberes que corresponden”, afirma María.
Para el Padre Michael, la respuesta de su comunidad fue una recompensa extra: “Además de las parejas que se casaron, el templo se llenó con nuestros feligreses… Vinieron a apoyar a los novios -¡aun sin conocerlos!-y para mí es la prueba de fe más grande que me pudieron dar”, agregó.
La parroquia St. Benedict en Montebello inició los preparativos de la boda comunitaria desde octubre, invitando a las parejas a ser parte de este gran evento católico sin costo alguno, siempre y cuando cumplieran con un proceso de preparación acompañados por sacerdotes y diáconos.
“Es un regalo de nuestra parroquia para nuestros feligreses. Las parejas que se casaron hoy, participaron en un retiro de preparación y formación espiritual para recibir el Sacramento del Matrimonio”, explicó el padre.
Gilberto Acosta y Rebecca Martín del Campo, se vistieron de beige. “Estamos realmente felices…Tenemos 22 años de casados por el civil pero no lo habíamos hecho ante la Iglesia porque no teníamos la confirmación. En cuanto se presentó la oportunidad la aprovechamos cumpliendo un sueño de los dos”, afirma emocionada Rebecca luciendo radiante al lado de Gilberto, ambos originarios de California y residentes de Montebello.
“La celebración de este Sacramento en este lugar santo es una celebración de su vocación, su respuesta mutua y su respuesta al plan de Dios para ustedes. Nosotros somos bendecidos al presenciar el compromiso que hacen el uno con el otro y nos recuerdan que el amor de Cristo es lo suficientemente fuerte como para sostener sus vidas, sin importar qué obstáculos puedan surgir”, fue el mensaje central del Padre Michael durante la misa.
Muy atentos a pocos pasos del altar, Gabriel E. De La Cruz y Griselda Valles permanecieron tomados de la mano durante toda la ceremonia. Se conocen desde que tenían seis años de edad. Sus mamás migrantes originarias de Durango y Tijuana respectivamente, son amigas y fue así como de niños, Gabriel y Griselda iniciaron un amor de toda la vida que en esta misa se convirtió en amor eterno.
De la Cruz sirve en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos desde hace 20 años. Para esta ocasión tan especial, luce su traje de gala de los Marines con todas sus barras y medallas de honor como Sargento. Griselda, dedicada al servicio de cuidados especiales en una clínica de tratamientos sicológicos, no dudó en vestirse de novia. “Hoy, antes de casarme, hice mi primera comunión”, confiesa con una amplia sonrisa de alivio y reivindicación. “Mi hijo Abraham me convenció con una sola pregunta: ‘¿Mami por qué no puedes agarrar la ostia junto conmigo?’”
Griselda escuchó el llamado de la Parroquia de Saint Benedict y a su devoción se unió sin pensarlo su esposo Gabriel. “Ahora somos una verdadera familia católica”, afirman.
George Serrano y Teresa Torres, aun cuando fueron la pareja mayor de la ceremonia, tienen 23 años juntos. George tiene 95 años y Teresa 80. Se conocieron en la Iglesia en su natal Valle de San Gabriel y con su matrimonio, unen a dos grandes familias que celebraron por igual la alegría de los novios. “¡¿Y cómo no?! ¡Si vamos a estar unidos por toda la eternidad!”, dice sin titubear Serrano, vestido impecablemente con un smoking negro, camisa blanca y corbata a tono llevando del brazo a Teresa con un traje aperlado haciendo juego con aretes y collar de perlas.
“Es algo maravilloso…sabía que iba a ser muy bonito pero fue mucho más divino de lo que imaginé”, dice Teresa, dueña de una energía desbordante que desafía cualquier mito sobre la tercera edad y los obstáculo para vivir plenamente.
Durante la misa, algunas de las parejas participaron en la presentación del vino y el pan, llevaron regalos y ofrendas de flores a la Santísima Virgen María en nombre de todo el grupo.
“Esta ha sido una experiencia increíble. Ahora podremos hacer la comunión juntos y para siempre”, dice Rosalinda Padilla, de 82 años, casada civilmente con Alfonso Padilla de 87, durante 60 años.
“Pensé que a mi edad ya nada me sorprendería, pero a medida que nos acercamos a la fecha me sentía nervioso. Ahora, después de la contraer matrimonio ante Dios y la Virgen, me siento plenamente realizado como esposo y como católico”, afirma Alfonso, quien junto a Rosalinda asistieron a toda la preparación rumbo al matrimonio comunitario puntuales y siempre dispuestos a colaborar con otras parejas.
“Esta ha sido una misa muy especial en mi vida sacerdotal y estoy muy orgulloso de la respuesta de nuestra comunidad. Hemos iniciado una actividad muy positiva e inspiradora para que otras parejas se acerquen a buscar nuestra ayuda y puedan celebrar el Sacramento del Matrimonio para alcanzar la vida plena en su hogar. Como Iglesia creemos que un hogar fortalecido con todos los sacramentos, es igual a una Iglesia fortalecida por la fe”, puntualizó el Padre Michael Stechmann. VN
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