SALVAN A NIÑA DE SER DEPORTADA A SU NATAL EL SALVADOR

La menor Verónica Girón se reunió con su abuela en México y se le permitió ingresar a EEUU

“Estoy muy feliz de tener a la niña conmigo, me siento como si hubiera vuelto a ser madre”, declaró recientemente Ana Alicia Girón, abuela de la niña Verónica de ocho años de edad, en la sede de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA), donde se realizó una conferencia de prensa para contar sobre la larga odisea en México y la espera por la compasión de las autoridades migratorias de los Estados Unidos.

La prensa mexicana que destacó la noticia sobre la menor, resumió que primero fue la pobreza extrema en su natal San Salvador, luego la barbarie con que dos hombres la ultrajaron sexualmente, seguidamente ser tratada como cualquier migrante sin documentos y pedir por varios días la clemencia del gobierno mexicano para que no la regresara a su natal El Salvador, y finalmente ingresar a los Estados Unidos para reunificarse con sus padres.

La señora Girón junto a la abogada Jessica Domínguez, resumieron que hubo que realizar esperas, pedir la ayuda de organizaciones y finalmente gestionar ante el gobierno salvadoreño y mexicano para que la niña le fuera entregada legalmente.

Citando a Girón, la prensa mexicana asegura que hace siete años los padres de Verónica migraron a Estados Unidos en busca de una mejor vida; la niña apenas tenía un año y meses de nacida cuando la dejaron al cuidado de su abuela materna. Al cumplir ocho años las “maras” amenazaron con secuestrar y matar a la pequeña si no les pagaba una fuerte cantidad de dinero. Los padres decidieron traérsela pagando una parte de los 7 mil dólares que cobraría el coyote para traerla hasta Los Ángeles.

El acuerdo fue que un traficante de indocumentados identificado como René, -el mismo que trajo a los padres de la menor- la llevaría a California, donde se encontraría con su madre y le pagaría el resto del dinero.

La niña Verónica, René y otros tres hombres salieron de El Salvador y se internaron en México. Durante dos semanas recorrieron varias ciudades, pero dos de esos hombres abusaron sexualmente de la menor, publicó la prensa mexicana.

Se dijo que en el trayecto de Torreón a Chihuahua la pequeña contó a una mujer que viajaba en el mismo autobús lo que esos hombres le hacían. La mujer avisó por medio de su teléfono celular a unos familiares, quienes a su vez dieron parte a las autoridades. Cuando el autobús llegó a Chihuahua ya los esperaban agentes federales y municipales.
René logró escapar, ya que viajaba en otra unidad, mientras que los otros fueron detenidos.

El periódico La Jornada, que cubrió la noticia desde el inicio, dijo que la menor fue descubierta a finales de abril en una casa de seguridad por una mujer que denunció el caso a la policía municipal de Chihuahua.

Cuando detuvieron el autobús, las autoridades mexicanas arrestaron a tres personas que viajaban con la niña, dos fueron deportados a El Salvador y un muchacho de 17 años fue acusado de la violación y está detenido en México, dijeron fiscales regionales.

La niña fue entregada al Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), que la tuvo en custodia hasta que Girón -abuela paterna de la niña-, llegó a la ciudad a recogerla.

Girón habló con el gobernador César Duarte el 13 de mayo y pidió que le entregaran a su nieta, lo cual sucedió de inmediato. Además, las autoridades migratorias mexicanas decidieron no deportar a la niña para que viajara a Los Ángeles y se reuniera con su madre.

El referido periódico mexicano citando a Girón destaca que los padres de Verónica se enteraron de lo ocurrido por la difusión del caso en los medios de comunicación, y con impotencia por estar ilegales no pudieron salir de Estados Unidos, ya que son indocumentados, salvo la señora Girón, quien es ciudadana estadounidense.

En conferencia de prensa en Los Ángeles, la abuela de la niña Verónica explicó que durante 10 días el gobierno mexicano se negó entregar a la menor, pero gracias a los medios de comunicación, el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, y la Cancillería de El Salvador, las autoridades mexicanas le entregaron por fin una visa humanitaria a la niña.

Mario Cabrera, vocero de CHIRLA, dijo a Vida Nueva que un periodista, a quien no quiso identificar, denunció el caso de Verónica a la organización y ésta se movilizó dándolo a conocer a los medios locales y pidiendo a Jessica Domínguez, abogada de inmigración radicada en Los Ángeles que tomara el caso.

Domínguez ofreció sus servicios gratuitamente y describe los pasos que se tomaron para salvar a la niña, incluyendo una manifestación frente al palacio de gobierno en Chihuahua por parte de la abuela y su amiga Mónica, quienes viajaron a México sin dinero, enfermas, pero con mucho cariño y esperanza de rescatar a la niña.

“Si esta niña regresa a El Salvador, su vida corre peligro porque tuvo el valor de decir, ‘fueron él y él y él'”, al identificar a sus agresores, dijo Domínguez.

Agregó en la misma conferencia en Los Ángeles, que a la niña se le permitió venir a Estados Unidos y ya se buscan mecanismos para que pueda ser adoptada legalmente por su abuela y obtener la residencia permanente en el país.

Cabrera, encargado de comunicaciones de CHIRLA, aseguró a Vida Nueva que continuarán apoyando a la abogada Domínguez en lo que sea posible para que la petición para la niña sea gestionada rápida y humanamente.

“A Verónica ya la están atendiendo profesionales de la salud mental voluntarios que no cobran por sus servicios. Sabemos que la niña se encuentra positiva y muestra señas de jugar y querer estar siendo atendida por sus seres queridos, en este caso su abuela y amigos”, dijo.

Agrega que la abuela ha demostrado fortaleza y cariño hacia la niña de una manera inmensurable. “Ella es una heroína por luchar y querer poner a salvo a su nieta” subrayó Cabrera. “Creemos que la niña en estos momentos necesita amor y seguridad y la abuela parece estar dispuesta y hábil para proporcionárselo”.

CHIRLA reconoce que la decisión de traer a un ser querido a EEUU es agonizante. No es fácil ver sufrir a los tuyos y no poder hacer nada para ayudarles, dijo el vocero de la organización. Sin embargo, es sensato pedirles a los padres de niños y de jóvenes especialmente que piensen muy bien esa decisión y estén conscientes de las consecuencias.

El viaje es sumamente peligroso y todo, absolutamente todo, puede pasar y causarles daños irreversibles a nuestros seres queridos. La decisión de querer salvarles de un mal pudiera bien ocasionarles otro mal aun peor, concluye Cabrera. VN

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