PONIATOWSKA ILUMINA LA PARTICIPACIÓN DE MUJERES EN LA REVOLUCIÓN MEXICANA

La reciente traducción al inglés de los ensayos de Elena Poniatowska que acompañan la selección de fotografía de soldaderas durante la Revolución Mexicana ilumina un aspecto de la historia mexicana usualmente ignorado.

“Las Soldaderas: Women of the Mexican Revolution” es un volumen breve que reproduce 57 fotografías de soldaderas de la colección de Agustín Casasola con un excelente comentario de Poniatowska.

Originalmente publicado en 1999 por Ediciones ERA y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, “Las soldaderas” describe e ilustra la vasta participación de las mujeres en ese espectáculo sangriento de la historia mexicana.

Informada por los pocos textos históricos y de ficción que tratan el tema, Poniatowska desmitifica el rol femenino al frente de sangrientas batallas como a la retaguardia haciendo tortillas para sus hombres combatientes.

Si bien el rol femenino en la Revolución Mexicana había sido virtualmente ignorado por los historiadores, la tradición oral ha retenido en cuentos y corridos las historias de mujeres que, voluntariamente o no, se unieron al conflicto armado, en la mayoría de los casos, con trágicas consecuencias.

Sin embargo, según Poniatowska, la mayoría de los corridos, salvo quizás el de Agripina, muestran una visión ingenua y romántica de las soldaderas como mujeres leales y abnegadas que se unían a la lucha entonando himnos revolucionarios para acompañar a sus hombres.

Poniatowska inicia su ensayo con la orden de Villa de fusilar a 90 soldaderas carrancistas prisioneras.

Reconstruido de diversas fuentes, este episodio trágico demuestra no sólo el peligro al que se enfrentaban las soldaderas, sino también a la igualdad macabra a la que se exponían, ya que – al menos por parte de los villistas – no se hacían consideraciones especiales por tratarse de mujeres.

Poniatowska nos recuerda que los rebeldes cabalgaban a los pueblos buscando, antes que provisiones y armas, a mujeres que violaban y raptaban sin que importase su edad, raza o incluso si había tomado votos religiosos.

Uno de los muchos logros del ensayo de Poniatowska es haber podido capturar la complejidad del rol femenino en la Revolución en pocas páginas y haberlo acompañado de imágenes que, a su vez, ilustran dicha complejidad.

Otro asunto importante que se plantea sutilmente en el libro es el de autoría fotográfica.

Una nota breve al final del libro recuenta la historia de la Colección Casaslos que el gobierno mexicano adquirió en 1976 de los herederos de Agustín Víctor Casasola (1874-1938) y ha desde entonces incorporado a la Fototeca Nacional en Pachuca.

Esta impresionante colección fotográfica cubre imágenes mexicanas desde principios de siglo hasta 1972, sin embargo, las fotografías del período revolucionario son la crema de la colección.

De las más de 760.000 fotografías de la Fototeca, más de 30.000 corresponden al periodo revolucionario; lo cual, según el historiador David Romo, desmiente la aserción de que la Guerra Civil Española fuese el primer conflicto armado cubierto libremente por fotógrafos profesionales.

Lo curioso es que un enorme porcentaje de esas 30.000 imágenes corresponda a Casasola, quien se sabe permaneció en la ciudad de México en relativa seguridad durante los años de la Revolución.

Según explica la nota, Casasola comprendió la importancia del mercado fotográfico durante el conflicto y se propuso a adquirir fotografías del mismo que luego editaba y marcaba como suyas.

También adquirió archivos fotográficos completos-como cuando el periódico El Imparcial cerró sus puertas-convirtiendo su colección en uno de los más importantes archivos fotográficos no sólo del país sino de un conflicto armado.

Estas imágenes muestran los rostros de esas mujeres ignoradas por la Historia, cuya determinación, furia, tristeza y ternura completan el retrato de ese trágico y definitorio evento de la historia mexicana.

(Poniatowska, Elena. “Las Soldaderas: Women of the Mexican Revolution”. El Paso: Cinco Puntos, 2006). VN

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