PANDILLAS: CADA VEZ MÁS ORGANIZADAS PERO NO TRASNACIONALES, SEGÚN ESTUDIO
Las pandillas, originarias de Centroamérica, se han organizado más en los últimos tres años pero no presentan conexiones entre los países donde se ha detectado su presencia, de acuerdo con un estudio difundido en Washington.
El informe presentado por la oficina de Latinoamérica en Washington (WOLA), junto con el Centro de Estudios Interamericanos y de Programas del Instituto Tecnológico y Autónomo de México (ITAM) estudió las pandillas en distintos países y sus conexiones.
El la investigación mostró que el hecho de que las “maras” hayan surgido en lugares como EEUU y México, además del originario triángulo norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador), no quiere decir que entre ellas existan relaciones de carácter trasnacional.
“Las pandillas son un fenómeno muy local, en cada país, e incluso en cada ciudad, son muy distintas y las relaciones que puedan tener con otras bandas de otros países son básicamente de tipo simbólico o familiar”, explicó Connie McGuire, de WOLA.
Es más, el estudio concluyó que algunas de las pandillas centroamericanas más destacadas, como “Calle 18”, no tienen ningún tipo de expresión en México, a pesar de la cercanía geográfica y la tendencia a la generalización del fenómeno.
Según los resultados del estudio, las políticas represivas de los gobiernos no han hecho sino fomentar la violencia de las pandillas y obligarlas a organizarse en estructuras más complejas.
“La política represiva de la policía ante las pandillas las ha vuelto más sofisticadas y cercanas al crimen organizado”, aseveró Rafael Fernández de Castro, miembro del Instituto Tecnológico Autónomo de México.
Pero la mayor organización de las pandillas no implica necesariamente que haya una colaboración estrecha entre las mismas y el narcotráfico o el crimen organizado, ya que este tipo de actividades delictivas existen con o sin ayuda de las pandillas.
Los autores del estudio denunciaron que cambiar la política represiva de los gobiernos resulta complicado porque la lucha contra las pandillas es un tema muy recurrente en la lista de promesas electorales de los políticos en Centroamérica y EEUU.
En contraposición, el estudio propone trabajar más por la prevención y la integración de los inmigrantes, ya que aseguró que el fenómeno migratorio está visiblemente ligado al desarrollo de las pandillas.
El informe, que tiene como uno de sus objetivos la “desmitificación” de las pandillas, trató además de determinar hasta que punto las “maras” deben ser consideradas como un asunto de seguridad nacional.
A pesar de que las pandillas se han convertido en una seria amenaza a la seguridad pública en El Salvador, Honduras y Guatemala, este fenómeno es de mucha menor envergadura en el caso de Nicaragua, México o EEUU.
“Algunos altos oficiales califican el problema de las pandillas como de ‘seguridad nacional’ pero sabemos que dentro del crimen organizado los miembros pandilleros no ocupan nunca posiciones de importancia”, explicó Carlos Mario Perea, investigador de la Universidad Nacional de Colombia.
La obsesión creciente por la seguridad nacional en EEUU ha alimentado la tendencia a pensar que este fenómeno juvenil constituye una amenaza mucho mayor de lo que en realidad es.
“Las bandas juveniles deben tratarse desde la cercanía y no tratar de ver conexiones y amenazas trasnacionales que no existen” insistió Connie McGuire.
El estudio resaltó la necesidad de que las políticas contra las pandillas tengan en cuenta que las características de las mismas no son homogéneas y que por tanto se debe actuar conforme a su tendencia al cambio, más evidente en los últimos tres años.
“Durante los últimos tres años, las pandillas han cambiado de estructura interna, de normas, de valores, e incluso de apariencia, ya no se tatúan en lugares tan visibles, y se han organizado más jerárquicamente”, afirmó Jeannette Aguilar, miembro del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP).
La integración de los jóvenes en la sociedad, el control de la acción policial para que respeten los derechos humanos y la prevención serán básicas en la luchas contra las pandillas.
Toda una tarea que a pesar del revuelo que conlleva, según Fernández de Castro, “no es más que la punta del iceberg” de otros problemas que acechan a Centroamérica y EEUU. VN
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