OREMOS POR LAS VOCACIONES SACERDOTALES
Dr. J. ANTONIO MEDINA
La decisión de aceptar el llamado a la vida sacerdotal o a la vida religiosa es algo más que escoger una profesión. Implica descubrir los propios talentos e inclinaciones, pero sobre todo significa responder a un llamado. Dios llama de un modo personal. Los relatos vocacionales bíblicos nos lo explican de un modo detallado. Los invito a que lean la vocación de Moisés en (Éxodo 3:1-12) donde podemos ver que Dios sale a nuestro encuentro en nuestra vida ordinaria. En el caso de Moisés estaba pastoreando. Nos llama de un modo personal, a él lo llama por su nombre “Moisés, Moisés”. Nos invita a compartir su misión; lo que está en contra de la humanidad y de nuestra felicidad está en contra de Dios. A Moisés le dijo que sentía el dolor de los esclavizados judíos en Egipto, y que lo enviaba a él a liberar a su pueblo. Moisés se resistió a aceptar la misión, “¿Quién soy yo?”, pero Dios le refirma su compromiso de no dejarlo solo: “Yo estaré contigo”. La experiencia vocacional de Moisés se repite en otros personajes bíblicos como Gedeón, Jeremías o incluso en la vocación de la Santísima Virgen María. Y esa misma experiencia vocacional se repite hoy en la vida de cada uno de nosotros. Lo importante es que estemos atentos para escuchar y responder al llamado de Dios.
Enfocándonos en la vocación al sacerdocio, podemos decir que todos los católicos debemos trabajar para promover estas vocaciones pues son esenciales en la vida de la Iglesia. Reconocemos los sacramentos como medios necesarios para la salvación, pero cada vez hay menos sacerdotes que los administren. En algunas de las Diócesis estadounidenses, la mayoría de los sacerdotes son nacidos fuera de Estados Unidos y muchos de ellos incluso ordenados en otro país para otra Iglesia local. Es una bendición que vengan y ayuden, pero no podemos dejar de ver que hemos privado a otras comunidades de sus sacerdotes, a los que formaron con sus pobres recursos financieros. Todos los sacerdotes que ahora tenemos de África, Asia, o América Latina y sirven en nuestra parroquias podrían estar sirviendo a sus propios países o países vecinos donde persiste una gran necesidad de sacerdotes.
Las ordenaciones sacerdotales en EE.UU. cada vez son en menor número. En el 2016 se ordenaron en todo el país 548 sacerdotes, menos que en 2015 cuando se ordenaron 595. En La Arquidiócesis de Los Ángeles se ordenaron 9 en este año, pero no suplen el número de sacerdotes que se retiran del ministerio local por enfermedad, edad, estudios o muchas otras razones. Pero, ¿qué podemos hacer?
Podemos decir que la promoción de las vocaciones al sacerdocio es un ministerio que nos corresponde a todos, y además de rezar por esta intención hay acciones concretas que pueden ayudar. A mí se me ocurren las siguientes: Mantener la identidad católica en nuestros hogares, que seamos de verdad católicos por nuestras acciones en el vecindario, en la ayuda a los pobres y en nuestra participación en la vida parroquial. Darle un enfoque vocacional al programa de Pre-Confirmación. Crear programas para adolescentes y jóvenes en nuestra parroquia, no basta el programa de Confirmación. Ofrecernos como voluntarios para formarnos y liderar esos programas. Organizar actividades de oración en la parroquia para jóvenes como la Adoración al Santísimo, la Lectio Divina, etc., y además animar a todos nuestros jóvenes a considerar la posibilidad de ser sacerdotes. Todos lo podemos hacer. Por supuesto apoyar los esfuerzos de la Oficina de la Vocaciones de la Arquidiócesis.
Padre Bueno mándanos santos y generosos sacerdotes a nuestras comunidades, Amen. VN
DE INTERÉS
En un estudio publicado hace poco por el Centro de Investigación sobre el Apostolado (CARA) de la Universidad de Georgetown sobre los recientemente ordenados, se dan algunos datos que pueden servir de pistas para promover las vocaciones al sacerdocio.
• La mayor parte de los recién ordenados sintieron el llamado en su adolescencia, aunque el promedio de edad al ordenarse fue de 34 años.
• La mayoría tiene al menos un hermano (a) (97%).
• La mayoría participó en programas de educación religiosa (59%).
• La mayoría tuvo un trabajo estable antes de entrar al Seminario (57%).
• La mayoría proviene de hogares católicos (80%).
• La mayoría participó en actividades religiosas como la Adoración al Santísimo, Lectio Divina u otras formas de piedad (77%).
• La mitad de ellos participaron en grupos juveniles, pero muchos fueron servidores del altar (75%).
• La mayoría fueron motivados para ir al Seminario por alguien en la vida parroquial, amigo, sacerdotes, parroquianos (82%).
• Y la mitad de ellos fueron desanimados por alguien cercano (48%).
MÁS INFORMACIÓN
• Si alguien quiere discernir su propia vocación al sacerdocio, póngase en contacto con el Padre Steven Davoren, Director of Vocaciones, al (213) 637-7515, o escríbale al Email: frsdavoren@la-archdiocese.org. También pude comunicarse con el Padre Samuel Ward: (213) 637- 7248. Ellos le ayudarán a responder al llamado de Dios.
• Oficina de Vocaciones de la Arquidiócesis de Los Ángeles: 3424 Wilshire Blvd. L.A., CA 90010; (213) 637-7248, o en el sitio LAVocations.org
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