NUEVO PROGRAMA BUSCA AYUDAR A NIÑOS CON AUTISMO A TRAVÉS DE LA MÚSICA

Un nuevo programa de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) adapta la música como elemento de aprendizaje y desarrollo social de los niños que padecen de autismo.

El programa desarrolla el interés natural de los niños por los sonidos y los involucra en actividades como cantos, rondas y juegos, de acuerdo con Istvan Molnar-Szakacs, investigador del Centro Tennenbaum de Biología de la Creatividad de UCLA.

“Mediante este trabajo buscamos ofrecer medios y oportunidades para desarrollar la posibilidad musical de cada niño”, señaló a Efe Molnar-Szakacs al destacar que la investigación busca utilizar la música como una forma de expresión para los niños que sufren algún tipo del Espectro de Desórdenes de Autismo (ASD, en inglés).

“La música es un elemento natural para los niños y sabemos que escucharla, apreciarla o participar en crearla es esencial para el desarrollo de sus habilidades lingüísticas o matemáticas”, anotó el investigador.

Basados en experiencias anteriores los investigadores buscan a través del programa estudiar y definir, en un “ambiente natural” -y no de laboratorio- el nivel de oportunidad que la música ofrece a los niños con ASD, para expresar sus emociones.

El curso -que se realiza actualmente en la escuela Help Group’s Village Glen Para Niños con Autismo- se basa en el método de educación musical conocido como Orff-Schulwerk, desarrollado en el siglo XX por el compositor alemán Carl Orff.

El método de aproximación musical Orff, se apoya en el movimiento y se basa en cosas que a los niños intuitivamente les gusta hacer -explicó Molnar-Szakacs- como cantar, corear rimas, aplaudir, bailar o llevar el ritmo con algún elemento al alcance de su mano.

El programa desarrollado por UCLA utiliza elementos del método Orff combinándolos con juegos, con el fin de asociar expresiones musicales con emociones sociales en un ambiente de interacción de grupo.

Según señaló el investigador, al asociar piezas musicales con la expresión de emociones (como “música triste” con tristeza y “música alegre” con alegría) los niños podrán no solamente identificar las emociones básicas sino desarrollar el entendimiento de sus propias emociones.

“Uno de los problemas más serios de los niños con autismo es el encierro en sí mismos y su aislamiento del entorno social”, comentó a Efe Niza Rodríguez, psicóloga experta en Desarrollo Familiar.

“El encontrar un método natural para que los niños que sufren de autismo puedan identificar y -sobre todo- expresar sus emociones en un ambiente colectivo, es sin duda de gran ayuda para su tratamiento”, añadió.

Molnar-Szakacs resaltó además que “el extraordinario poder de la música para liberar recuerdos y emociones y mantenernos unidos como una humanidad emocional, empática y compasiva es invaluable”.

El programa se desarrollará con una beca otorgada por la Fundación NAMM, organización no lucrativa dedicada al apoyo de la ejecución musical y contará también con el trabajo de Elizabeth A. Laugeson, directora del Grupo de Ayuda de la Alianza para Investigación del Autismo de UCLA.

El autismo ha sido la enfermedad de más rápido desarrollo en los últimos cinco años entre la población infantil de los Estados Unidos.

Uno de cada 150 niños en el país sufre de algún tipo autismo, según cifras de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, que señalan a la población latina como el segundo grupo más afectado.

“Una mejor habilidad para reconocer las emociones sociales les permitirá a estos niños crear relaciones sociales más significativas y -esperamos- un gran mejoramiento de su calidad de vida”, concluyó Molnar-Szakacs. VN

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