NIÑOS CATÓLICOS INICIAN CON ÉXITO SU VIDA SACRAMENTAL A PESAR DE LA PANDEMIA

NIÑOS CATÓLICOS INICIAN CON ÉXITO SU VIDA SACRAMENTAL A PESAR DE LA PANDEMIA

(fOTO: PADRE ARTURO CORRAL con las niñas García frente al altar de Nuestra Señora Reina de Los Ángeles. / Paulina Herrera).

Por PAULINA HERRERA | vida-nueva.com

Mayte está vestida de encajes, listones y un tul con hilos plateados que le llega hasta el tobillo. Su vestido de Primera Comunión, debido a la pandemia que azota al mundo, incluye un cubre bocas que lleva bordado un ángel simbolizando la vocación cristiana de la cual Mayte y sus padrinos dieron fe en una misa oficiada por el Padre Arturo Corral, párroco de la Iglesia de Nuestra Señora Reina de Los Ángeles, ubicada en la histórica Placita Olvera, junto con otros 16 niños vestidos de blanco inmaculado.

La Primera Comunión, explica el Padre Arturo, es el inicio de la vida sacramental de los niños y niñas porque por primera vez reciben la Eucaristía que representa el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo.

Las niñas llegan a la misa de su primera comunión con un vestido blanco, y los niños con traje blanco, -ellos a veces de marineritos-; su vestimenta simboliza todas las buenas obras que han hecho para llegar a este momento con toda su pureza y también representa los actos de bondad que realizarán a lo largo de su vida para enaltecer su espíritu.

Es martes de un mes de julio de calor intenso y las avenidas de la histórica Calle Olvera están desiertas. Incluso las puertas de la Iglesia están cerradas por seguridad y obedeciendo las reglas de salud del Condado de Los Ángeles. Pero adentro, niños, padres y padrinos están atentos al mensaje de la misa en el recinto reservado sólo para ellos y sólo a un diez por ciento de su capacidad.

“El desafío es no interrumpir la formación religiosa”, explica el Padre Arturo indicando que estos niños son la cuarta parte de un grupo de 70 que este año recibirán la Primera Comunión en este tradicional templo de la comunidad migrante en el corazón angelino.

“Se ve diferente. Se extraña a la gente”, dice Rufino Cruz, al referirse a la poca presencia de feligreses, pero a su vez entiende que es parte de las regulaciones de salud.

Originario de Tecamachalco, Puebla, Rufino vive en Las Vegas, Nevada, desde 2005. Junto a su esposa María Margarita Téllez, Rufino es trabajador esencial durante la crisis mundial de salud y ha tenido la oportunidad de mantener su empleo de limpieza.

“Dormimos dos horas y salimos muy temprano rumbo a Los Ángeles. Somos padrinos de bautizo y no podíamos dejarla sola en este momento tan importante”, afirma. “Regresamos ese mismo día para poder trabajar al día siguiente”, añade. Pero antes de volver, acompañaron a su doble ahijada en un convivio familiar muy íntimo con la comida tradicional poblana: “Carnitas con salsa roja y verde”, dice y agrega “le llevamos a nuestra ahijada como regalo un vestido nuevo para estrenar después de la celebración de su Primera Comunión”, cuenta Rufino a VIDA NUEVA.

Mayte es una de las tres García que ese día tuvieron el privilegio de recibir la Primera Comunión. Su papá Pablo no cabe de orgullo y felicidad al ver sus hijas Yamile, Emily y Mayte, vestidas de blanco.

“Es una emoción acumulada. Es mucho sacrificio. No se puede describir el gusto de verlas tan sanas y hermosas. Pero lo que sí te puedo decir es que sentí la gracia divina cuando por primera vez recibieron la Eucaristía”, dice Pablo.

Para que las García y sus compañeros tomaran el Sacramento por primera vez, cumplieron con los requisitos católicos de ley. Empezaron las clases de catecismo en julio del año pasado cada martes de siete a nueve de la noche. Los domingos asistieron a misa. En marzo pasado, cuando en California se tomaron las medidas para evitar la propagación del coronavirus, las clases se tomaron por correo electrónico o por teléfono y los papás se convirtieron en sus catequistas de cabecera.

“Cada tema del Catecismo lo abordan los niños primero y luego los padres para formar un círculo de estudio cristiano familiar”, explica el Padre Arturo. “Digamos que gracias a los papás este requisito se cumplió. Sin embargo, la formación que te brinda asistir los domingos a la Iglesia y la experiencia de compartir opiniones con tus compañeros, no se pudo lograr. No obstante padres e hijos demostraron que cubrían los requisitos religiosos para asistir a la ceremonia de Primera Comunión”, añadió.

A los aspirantes a cumplir con este sacramento, el Padre Arturo envió un mensaje muy objetivo: “De antemano sabemos que quienes traen a sus niños para el Catecismo esperando hacer la Primera Comunión, son quienes tienen mucha fe y amor a sus tradiciones de buen católico. Pero debido a los tiempos que estamos sobreviviendo, es necesario que sean metódicos con sus enseñanzas de la religión en casa porque así garantizamos que la formación de nuestros niños sea real y completa. Los papás son los catequistas en casa”.

Finalmente, el Padre Arturo hizo un llamado a todos los niños que en estos momentos no pueden asistir a la Iglesia debido a la pandemia y es que “obedezcan a sus padres cuando los invitan a rezar…a la hora de comer… a la hora de ir a la cama o cuando por necesidad tienen que salir de casa… Como cristianos, los principales catequistas de este año son los papás y como autoridades no sólo familiares, sino como líderes de su religión, tienen que seguir sus indicaciones”, puntualizó.

La Iglesia de Nuestra Señora Reina de Los Ángeles mantiene sus inscripciones para bautizos, presentaciones, primera comunión, confirmación, quinceañeras y matrimonios en sus oficinas ubicadas en: 535 North Main Street, Los Ángeles, CA 90012. Para más información, llamar al (213) 629-3101, o escribir a: info@laplacita.org. VN

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